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Vie, Abr
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Para Gerardo Morales está bien que los chicos trabajen en fincas rurales de Jujuy. “Se naturaliza una forma de explotación que hace que, cuando crecen, estos pibes reafirmen un orden jerárquico donde el patrón es el dueño de todo”, recalcó el titular del PC provincial, Leonardo Rosales.

“Esto exhibe un sistema perverso que tiene que ver con la esencia propia del capitalismo, que se refuerza con prácticas medievales en nuestra provincia”. De esta manera, el secretario del PC de Jujuy, Leonardo Rosales, reflexionó sobre la situación de su provincia donde el gobernador, Gerardo Morales, habilitó a que niños realicen trabajo en fincas rurales.

Pese a que la Ley 26.390 prohíbe el trabajo de menores de 16 años, el gobierno jujeño “aprobó varias decenas de casos”, según se denunció en el Encuentro de Comisiones para Prevención y Erradicación del Trabajo Infantil de la Región NOA.

Fundamentalmente, los trabajos consisten en tareas de encañe, desencañe y desflore de tabaco, plantaciones, tareas de peón general, carga y descarga.

Sin dudas, este es un dato que ayuda a comprender lo qué pasa en Jujuy, pero no es el único que tomó estado público durante los últimos días.

El Ministerio de Educación de esa provincia, reconoció que en las escuelas secundarias de su jurisdicción existe un número importante de alumnas embarazadas y que donde se registran más casos es en un establecimiento de Alto Comedero -a diez kilómetros de la capital provincial- donde, de una matrícula de doscientas estudiantes, treinta chicas de doce a 19 años cursan embarazo no deseado.

Patricia Morales es la prima hermana del gobernador y debería garantizar que el programa nacional de Educación Sexual (ESI) -vigente desde 2006- llegue a las escuelas, pero reconoce “que el Estado no está actuando”.

Pero promete que, ante esta realidad, se va a intensificar el trabajo de capacitación de docentes, tras lo que acepta que “debemos empezar rápidamente con las clases de ESI en esas instituciones”.

 

Lamentable

 

“Lamentablemente, en lo cultural, Jujuy tiene algunas características que las clases dominantes siguen sosteniendo y que lleva a que en la provincia, muchas cosas se parezcan a la época medieval”, señaló Rosales.

Tras lo que recalcó que el caso del trabajo infantil “es una realidad palpable en la provincia” y, tras añadir que “el gobernador se cree con la impunidad de poder legalizar una práctica que, desde los sectores obreros y opositores, siempre hemos denunciado”, resaltó que “esto es repudiable, inclusive desde la legislación del Estado Liberal, esto ya roza la mentalidad medieval”.

Porque, alertó, “la existencia de trabajo infantil, como todo el trabajo precario, se suele dar en las diferentes fincas que pertenecen a los mismos sectores que ahora gobiernan”.

Y fue claro cuando hizo hincapié en que “son sectores ligados a la tenencia de tierra, grandes terratenientes como el caso de Ingenio Ledesma con cuyos trabajadores nos solidarizamos, por toda la situación que atraviesan y que acaban de ser atacados con nuevos despidos”.

Precisamente ayer, el Sindicato de Obreros y Empleados Azucareros del Ingenio Ledesma (Soeail), denunció que la patronal dejó en la calle -sin causa- a cuatro operarios, algo que “recuerda la revancha que se tomó la empresa el año pasado con treinta compañeros que también despidió sin causa después del paro de 24 días, una dura pelea que tuvimos”.

Asimismo, Rosales dijo que “es lamentable que Jujuy tenga una alta tasa de embarazo adolescente no deseado”, algo que adjudicó “al poder que todavía tiene la Iglesia y sectores sociales muy conservadores que evitan cualquier debate sobre un tema tan necesario como la educación sexual”.

Así las cosas, lo que queda claro es que los dos casos que vuelven a poner a Jujuy sobre el tapete tienen un factor común. “Hay una cuestión de clase cuando vemos que es entre las adolescentes de barrios pobres donde hay más casos de este tipo, porque no hay una educación sexual apropiada”, remarcó.

Y advirtió que “el Estado no suministra los elementos necesarios para que las salitas de los barrios puedan trabajar en la prevención de este problema”, algo que responde “a que en Jujuy hay un poder político que se desentiende de las problemáticas sociales”.

Por eso no se sorprende ante los terribles datos que arroja el relevamiento sobre trabajo infantil. “Al no poder llegar a cubrir las necesidades básicas, muchos de los hogares trabajadores del campo buscan salir de esa situación incorporando a los niños al trabajo informal”, señala y lamenta: “lo hacen por unas monedas y, además, los chicos quedan afuera del sistema educativo”.

Así, explica, “se naturaliza una forma de explotación que hace que, cuando crecen, estos pibes reafirman todo un orden jerárquico donde el patrón es el dueño de todo dentro de la finca, un sistema perverso”.