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Mar, Abr
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País
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El jefe del Pentágono visitó nuestro país en el marco de una gira regional. Se reunió con el ministro Aguad. Ambos criticaron a la Venezuela bolivariana y, de paso, reafirmaron el retorno de las relaciones carnales.

El ministro de Defensa argentino, Oscar Aguad, recibió con bombos y platillos al máximo halcón yanqui: James Mattis, secretario de Defensa del Estados Unidos, jefe del Pentágono. Lo hizo apuntando que Argentina está regresando a un “camino del que no debimos alejarnos”, eso sin tomar en cuenta el transcurso de la historia nacional, en la cual no hay un solo proceso de alianza política del Estado nacional con el Pentágono que haya redundado en beneficios para el pueblo argentino.

En tanto, el Pentágono integra el territorio nacional de nuestro país a su sistema de defensa. Aún a su sistema de agresiones continentales, contando para ello con la valiosa presencia de “cascos blancos” argentinos en la frontera colombiana con Venezuela, propagandizando la mentada “crisis humanitaria” en el país bolivariano pese a que el propio norteamericano Alfred De Zayas, enviado de la ONU para monitorear la situación del pueblo venezolano, afirmara tajantemente que no hay tal crisis.

Así, Aguad no sólo le lamió las suelas al histórico enemigo presentándolo como un aliado, sino que coincidió con él en las críticas al Estado presidido por Nicolás Maduro, convalidado en las urnas de modo avasallante y reconocido por las principales entidades internacionales, excepción hecha, claro está, de Estados Unidos y sus lacayos, entre ellos el Estado argentino, que con la nueva política de “relaciones carnales” está llevando al país a un nuevo y frustrante proceso de pérdida de soberanía que, como otros (la “Libertadora”, la última dictadura o el menemismo), será difícil de remontar.

La reunión se dio en el Edificio Libertador, sede de los poderes castrenses argentinos y se dio en el marco de una gira regional del funcionario estadounidense, en la cual se irán ajustando los tornillos con que el país del norte está volviendo a apretar a Nuestra América tras un proceso virtuoso, pero inconcluso, de avances populares. Ahora la premisa es clara, pese a que se la oculte: alejar nuestros países de la creciente influencia china.

Mattis, arribó a la Argentina proveniente de Brasil, hoy gobernado por un proceso golpista hondamente impopular. Seguirá su periplo sudamericano por otros dos países cruciales, además del nuestro y de nuestro mayor vecino, para consolidar el eje antichavista: Chile y Colombia.

Negando tácitamente todas las muchas evidencias de lo contrario, Aguad mintió que Estados Unidos “fue el país que más aportó a la búsqueda del submarino”, en referencia al ARA San Juan, que a todas luces desapareció en nuestros mares australes mientras Estados Unidos realizaba en ellos, como Pedro por su casa, ejercicios militares que no fueron debidamente informados a la opinión pública argentina ni a nuestro Congreso.

Lo que se viene

Por su parte, la periodista Stella Calloni, recordó que si alguna vez el camino de las fuerzas armadas argentinas y estadounidenses se cruzó, como sugirió el ministro Aguad, “en el nivel en que estamos ahora, no”. Apuntó que “durante el menemismo hubo relaciones carnales” pero agregó: “en el momento en que este hombre vino, hay cascos blancos supuestamente argentinos en la frontera colombiana con Venezuela, con la sospecha de que en realidad sean fuerzas especiales de Estados Unidos e Israel”.

En este punto, remarcó que De Zayas informó al mundo que “la crisis humanitaria de Venezuela no puede ser caracterizada como crisis”. Especificó: “dijo que en Venezuela los problemas son por el bloqueo, la escasez y la guerra económica, pero que no hay crisis humanitaria”.

Además, Calloni fue mucho más a lo cotidiano de la Argentina para explicar Venezuela y nuestras renovadas relaciones carnales con el enemigo de los pueblos. En ese sentido, resaltó que en Buenos Aires cada vez hay más venezolanos adinerados que compran los negocios que se desguasan en nuestro país en el marco de una cabal crisis de la economía neoliberal macrista.

“El pasaje para venir a la Argentina es caro”, señaló al respecto y añadió: “un obrero no lo puede comprar”. “Están comprando un montón de los negocios que quiebran acá”, dijo y le sumó: “yo vine de Venezuela no hace mucho y en el viaje en que venía había venezolanos en primera clase que estaban como mudándose, con una maletas de primera línea y unos perritos caniche muy caros encerrados en una jaulita”. Sostuvo que todo esto “está planeado” mientras allá “en la frontera los paramilitares colombianos están matando gente, campesinos”. “Son paramilitares colombianos y de otros países los que están matando”, aclaró.

“La reunión del G20 les vino como anillo al dedo para decir que vienen para organizar la seguridad”, sentenció para retomar el tema de la visita del alto funcionario militar yanqui. “Lo cierto es que viene en un momento en que hay tropas de Estados Unidos acá”, repuso y enfatizó: “sus tropas especiales ya están acá”.

Recordó que cuando el ARA San Juan desaparecía “en Ushuaia estaba un buque de la Nasa” y “ya estaban empezando a armar la base de Tolhuin”. Agregó: “la presencia militar es parte del proyecto de recolonización de la región latinoamericana”, en el marco del cual “volvieron a instalar la doctrina Monroe, que significa ‘América para los norteamericanos’”.

“Hablan de que nosotros quedaremos como un estado libre asociado, como Puerto Rico”, apreció y profundizó: “tendremos ‘democracias de seguridad nacional’ en vez de ‘dictaduras de seguridad nacional’”. Memorando que el Comando Sur se retiró de su base principal en Panamá ya en 1999, apuntó que entonces “la idea fue dispersar el Comando Sur poniendo bases”.

En ese sentido, advirtió: “hay siete bases en Colombia y en Perú no se puede ni contar la cantidad”. Sumó: “cuando necesite ocuparla, la Fuerza Aérea de los Estados Unidos ya tiene la base Mariscal Estigarribia, en Paraguay, toda acondicionada para eso”. “¿Cómo sacamos después una sola de esas bases militares?”, se preguntó y, en alusión a Colombia, volvió a preguntar: “¿qué soberanía puede tener un país ocupado por siete bases de los Estados Unidos?”.

“¿Qué soberanía podemos tener nosotros si tenemos tres bases en Tierra del Fuego, dos bases en el nordeste, una base en Neuquén y otra en Bariloche?”, siguió preguntándose. Y apuntó sobre otra estrategia imperial: “la política de persecución política de los principales líderes se da a través del plan general, que antes era el Alca”.

Expresó: “ahora se está tratando no sólo de destruir a los líderes sino todo lo relacionado con la historia nacional de cada país”. Adujo que en ese marco se incluye “volver a decir que Sandino era un bandido” y que “hasta han dicho que Allende era fascista”. Manifestó: “están destruyendo las figuras de los héroes nacionales de Argentina hasta en los billetes”.