Sidebar

[Offcanvas] Navegación superior

19
Vie, Abr
83 New Articles

Política
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

Datos abrumadores explican por qué Mauricio Macri convoca al voto a ciegas. Las elecciones del domingo: una cuestión de clases.

Hace poco, se supo que el gobierno decidió suspender la entrega de leche en polvo a comedores a las organizaciones sociales que sostienen comedores y merenderos populares.

La determinación se adoptó en un contexto que alarma. No hace mucho, la Organización de la ONU para la Alimentación (FAO), presentó un informe en el que se da cuenta de que 2018 cerró con 2.100.000 argentinos en situación de subalimentación.

Este trabajo también recalca que, una de las razones de esta situación, es la terrible inflación a la que el Gobierno Cambiemos somete al país.

En este punto, vale citar que desde que se terminó el período considerado por el informe de la FAO, la situación siguió empeorando. La Canasta Básica Alimentaria aumentó el 18,53 por ciento durante los primeros cinco meses de 2019, con lo que la variación interanual mayo/mayo es de 61,7 por ciento.

Pero esto no es todo, de acuerdo al  Índice Barrial de Precios (IBP) que confecciona el Icepci, durante los cinco meses iniciales del año, productos de carnicería aumentaron en promedio un treinta por ciento, los quesos cerca del sesenta, la manteca lo hizo en el orden del 33,3 y la leche orilló el treinta por ciento.

Por eso a nadie debe sorprender la terrible revelación que entrega el informe de la FAO, donde se resalta el crecimiento del hambre en Argentina, entre 2017 y 2018.

Ahí también se señala que la inseguridad alimentaria moderada o grave creció –durante el período 2016-2018- un 32,1 por ciento, lo que contrasta con el 19 que se registró durante el bienio 2014-2016.

 

Lucha de clases

 

“Todos los argentinos estamos saliendo más fuertes, más convencidos, de esta crisis. Porque esta vez nos damos cuenta, como nunca antes, de que comenzamos a resolver esas fragilidades que tenemos y nos han hecho tambalear tantas veces. Hoy empezamos a tener bases distintas”.

La frase forma parte del discurso con que Mauricio Macri dejó inaugurada la exposición de la Sociedad Rural, el sábado pasado ¿Pero cuáles serán esas bases a las que se refiere?

Un trabajo publicado recientemente por el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav), brinda algunas pistas muy interesantes.

Ahí se revela que, sólo durante el último año, se perdieron 268 mil puestos de trabajo registrado, esto es, un puesto destruido cada dos minutos.

Y esto no se acaba ahí: durante el último período marzo/marzo, se perdieron treinta empleos por hora, es decir, 735 cada día y 22.360 por mes.

El relevamiento explica que  -durante ese período- se  registró la destrucción de 69 mil empleos en la industria manufacturera, 46.300 en comercio y reparaciones, 18.300 en transporte y comunicaciones, y 14.400 en el rubro actividades empresariales.

Pero no sólo el empleo de calidad sufrió una peligrosa caída. Para el caso del empleo registrado, fue del 2,5 por ciento, pero en el segmento de independientes autónomos, fue de casi tres puntos y para el caso de los monotributistas de 5,5.

Y las perspectivas lejos están de indicar que la cosa puede mejorar.

Así se desprende de los datos que entrega la última Encuesta de Indicadores Laborales (EIL) y la propia Secretaría de Gobierno de Trabajo y Empleo, que dicen que el porcentaje de empresarios que piensa despedir personal creció para ubicarse en el orden del 7,5 por ciento, esto es, el índice más elevado de los últimos tres lustros.

El informe es lapidario, ya que advierte que las empresas que planean reducir su plantilla, son más que las que piensan incrementarla.

“La Argentina que queremos no está en el pasado, está en el futuro”, recalcó Macri en el acto de La Rural.

En lo que va de Gobierno Cambiemos, la deuda externa fue incrementada en un 64,8 por ciento, el riesgo país trepa por encima del sesenta, la fuga de capitales creció en el orden del 185 por ciento, la deuda pública sobre el PBI lo hizo un 36 y la inversión de cartera se incrementó un 8085 por ciento.

Toda esta timba financiera que beneficia a unos pocos amigotes del staff gobernante, hizo que Argentina pase de no deberle dinero al FMI, a ser el primer deudor que ese organismo tiene.

Pero también expuso al país -desnudo y con la guardia baja- a un frente externo sumamente volátil, en el que los pesos pesados están dirimiendo algo más que disputas comerciales. Si alguien precisa un ejemplo, que recorra las pizarras de las casas de cambio donde -al cierre de esta edición- el precio del dólar se ubicaba en 46,40, algo que va a impactar, en breve, en las góndolas de alimentos básicos.

Así las cosas y con apenas repasar dos o tres resultados del Gobierno Cambiemos, queda claro que, lejos de lo que dice Macri, la mayoría de los argentinos no salimos de la crisis, pero también que -merced a su gestión- crecieron las fragilidades estructurales que tiene nuestro país como cualquier otra formación estatal capitalista dependiente.

Pero, asimismo, estos datos -como tantos otros- revelan que esas “bases distintas” que el gobierno celebra y que intenta consolidar con un triunfo electoral, no son otra cosa que más hambre, destrucción de la actual relación entre los universos del trabajo y el capital, para avanzar hacia más precarización laboral; así como mayor restricción de derechos sociales, laborales, ciudadanos y humanos.

De esto va el “capitalismo moderno” al que alude Miguel Ángel Pichetto, algo para lo que, tal como asevera Macri en sus cuentas de Twitter y Facebook cuando convoca a que lo voten, “no se necesitan argumentos”, porque “no es necesario dar explicaciones”.

Y no deben darlas, porque el tándem de poder que se hizo con el gobierno en diciembre de 2015, tiene claro que cada acto de la Gestión Macri está motivado por sus intereses de clase, y esta identidad supera cualquier contradicción secundaria que puedan tener sus diferentes actores.

En esto, desde nuestro carácter identitario, los comunistas tenemos argumentos de sobra -algunos pocos se expresan en este artículo- para advertir que, así las cosas, las Paso del domingo y la posterior cita electoral deben tomarse como un nuevo capítulo de la lucha de clases.

Un episodio en el que, más allá de las propias contradicciones -y las tiene- que pueda presentar el FdeT, no debe quedar ninguna duda de que el enemigo de clase a derrotar está, aquí y ahora, en la continuidad de la Presidencia Macri.

Porque, aunque el viento sople de frente, e incluso dentro de los límites que impone el Estado Liberal Burgués, la historia no se detiene y eso quiere decir que tampoco lo hace la lucha de clases.