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16
Mar, Abr
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Política
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Sobre esta problemática, el secretario Sindical del Partido Comunista, Mario Alderete, reflexiona en la columna que va a continuación.

Esta problemática,impuesta por la realidad mundial actual,  conforma un escenario indicador que la humanidad está viviendo una nueva etapa en el desarrollo productivo de bienes materiales.

Ello, a consecuencia de la aplicación de nuevas técnicas creadas por el  avance de la ciencia y de la técnica, la informática, la digitalización, la robotización, etc. todo lo cual  permite aseverar que asistimos a un nuevo momento de “revolución productiva” en plena crisis del sistema capitalista de carácter civilizatorio que intenta, para incrementar sus excesivas ganancias súper-concentradas abordar el tema del futuro conforme a sus intereses, es decir ,abordar el trabajo del futuro avasallando los principales derechos de los trabajadores, comenzando por una mayor desocupación y menos salarios,reforma laboral para  flexibilizar y desconocer conquistas terminando con los convenios colectivos por rama de industria y el sistema previsional de carácter estatal, entre otros males.

Prueba de ellos son por ejemplo, despidos de trabajadores portuarios debido a la automatización de algunas tareas propias del sector, los boleteros de trenes y subterráneos, bancarios por la multiplicación de cajeros automáticos, trabajadores de la energía, en particular petroleros, de la industria metalúrgica y automotriz y así sucesivamente.

A su vez, los trabajadores debemos encarar el tema desde un ángulo opuesto que ponga en primer lugar la defensa de sus derechos y conquistas. Es decir, analizar el futuro del trabajo desde una óptica de clase que privilegie su condición de verdaderos creadores de la riqueza de la cual se la apropian los monopolios capitalistas mundialmente concentrados.

 

Debate

 

Este tema y esta problemática que hoy se discute en todo el mundo ha sido abordada también por la OIT y en nuestro país se ha conformado un centro llamado Agenda Urgente para una Sociedad de Trabajo(donde participan varios Centros de Estudios que responden a varias organizaciones sindicales como ambas CTA, la Corriente Federal, la Corriente 21F, el Frente para un Nuevo Modelo Nacional  y la Fundación Ebert, entre otros) y también en el Smata se realizó una amplia reunión para debatir temas vinculados al futuro y que deberá enfrentar el nuevo gobierno que asuma a fin de año y que todos luchamos a fin de que sea el Frente para Todos.

A su vez desde la FSM-Argentina nos proponemos abordar la temática desde un convencimiento más de clase y de carácter revolucionario no solo porque el capitalismo bueno no existe sino que, producto de la financiarización del imperio capitalista mundial, se amplía la pobreza, el hambre, la desocupación, se altera el equilibrio ecológico, crece el  tráfico de  armas, drogas, la trata de personas y la super explotación, la llamada “Guerra de Quinta Generación” y el destrozo de la soberanía de  los llamados “estados nacionales”, entre otros males.

Los trabajadores debemos acordar una agenda para construir una sociedad de trabajo en donde los  derechos y las instituciones laborales no debe resultar un obstáculo para el desarrollo.

Por el contrario, deben constituir uno de los pilares de un modelo que busque mejorar la calidad de vida de la población.

Se requiere de instituciones laborales fuertes para el logro de un proceso sostenido de crecimiento con equidad. Ni la flexibilización laboral debe ser aceptada como una tendencia inexorable, ni la incorporación de nuevas tecnologías en los procesos productivos debe conduciral empeoramiento del salario, las condiciones laborales y el desempleo.

La construcción a futuro de una sociedad más justa debe ir más allá del reformismo capitalista.Se debe lograr que el mercado de trabajo sea capaz de atravesar las transformaciones económicas con niveles de ingreso  aceptables y crecientes; y manteniendo y ampliando derechos y protecciones.

Estamos hablando de una sociedad de carácter pos-capitalista o, al decir del Comandante Chávez, sería el Socialismo del Siglo 21.

Este proyecto, para comenzar,  podría inscribirse  en los postulados del documento de la Comisión Mundial para el Futuro del Trabajo promovido por la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

En él se reconoce a las instituciones del trabajo como garantes de relaciones laborales justas y equilibradas.

Ese camino precisa del fortalecimiento del diálogo entre el Estado, los sindicatos y los empresarios, a fin de comprometer a todas las organizaciones para que  contribuyan  a la mejora sostenida de los ingresos y los beneficios sociales de las y los trabajadores.

Al mismo tiempo, los acuerdos alcanzados sobre condiciones sociales, económicas y de competitividad de los diferentes sectores se deben extender más allá de la negociación salarial.

Para ello se requiere tanto de la genuina responsabilidad social como de la efectiva representación de las partes. Los desafíos futuros incluyen la reconstrucción del entramado y la institucionalidad laboral debilitada en todo el mundo como consecuencia de la provocación del imperialismo financiero y su ambición de constituirse en amo de un mundo unipolar sometido a sus designios.

En el plano tecno-productivo, el ejercicio del desarrollo supone jerarquizar las políticas industriales y tecnológicas, y dotarlas de una centralidad y prioridad estratégicas.

Será imperioso  garantizar el crecimiento sostenido de la producción y el empleo, pero también de los ingresos y las prestaciones sociales, a través de sistemáticas y profundas mejoras en logística, investigación y desarrollo, y formación continua.

La política industrial (en sentido amplio) y tecnológica representa “la llave” para superar la restricción externa, crecer y distribuir. Y la mejora del sistema educativo es la apuesta estratégica insustituible.

Tal como lo afirma en un documento de trabajo el grupo que constituye la Agenda Urgente para una Sociedad de Trabajo “en nuestro país el 46 por ciento de la población económicamente activa atraviesa severos problemas de empleo (entre desempleo e informalidad).Esto es el resultado de deficiencias estructurales que fueron agravadas durante la gestión de Cambiemos.

Los esfuerzos de la política pública deben estar centrados en la recuperación de un horizonte de futuro que constituya nuevamente al trabajo como un verdadero canal de integración social y de realización de expectativas, garantizando un nivel socialmente aceptable de derechos y garantías.

Con ese objetivo proponemos recuperar las instituciones laborales; combatir la precariedad y la informalidad mediante la regulación y la inspección; desarrollar un sistema de formación a lo largo de la vida; consolidar la negociación colectiva como elemento democrático para la mejora del salario real y las condiciones de trabajo; incorporar medidas concretas para la reducción de la brecha de género; y promover la sustentabilidad social y económica del sistema público de protección”.

En definitiva se trata de constituir una nueva hegemonía socio-política que restablezca la legitimidad del Estado y ello sólo será posible a través de un nuevo vínculo entre la política y el mundo del trabajo.

Y para  construir “sociedades de trabajo”, reiteramos,  deberemos tener trazado un horizonte donde definitivamente quede sepultado el régimen de explotación y dominio capitalista.