Política
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En apenas cuatro años, la gobernadora aumentó del sesenta al ochenta por ciento el ratio de deuda en dólares con relación a la deuda total de la provincia, al tiempo que bajó los niveles de recaudación debido a políticas impositivas favorables a los grandes empresarios.

De confirmarse los resultados electorales de las Paso, la semana próxima María Eugenia Vidal, gobernadora de la provincia de Buenos Aires, deberá comenzar a juntar sus macundales en La Plata y dejará, para el conjunto de los bonaerenses, una provincia endeudada y bancarrota.

En la posteridad, Vidal será recordada, entre otras cosas y al igual que su mentor político, Mauricio Macri, como una endeudadora serial.

En tan solo cuatro años, Vidal aumento la ratio de la deuda en dólares con relación a la deuda total del sesenta al ochenta por ciento.

En limpio, y siempre según datos de la Dirección Provincial de Deuda y Crédito Público de la provincia, la deuda en dólares supera los 11.900 millones, casi un treinta por ciento más que en el inicio de su gestión.

Pero la cosa empeora cuando se compara la deuda en dólares con los ingresos fiscales de la provincia.

Según un informe del Banco Mariva, la provincia de Buenos Aires llega a casi setenta por ciento de stock de deuda respecto a los ingresos.

En 2017 desde Nuestra Propuesta habíamos advertido sobre el difícil escenario en el que ingresaría la provincia. Al analizar el presupuesto que Vidal presentaba para el año 2018, saltaba a la vista que por cobrar menos impuestos a los que más tienen, las arcas provinciales iban a resignar más de diez mil millones de pesos, y que ese déficit iba ser cubierto por medio de la toma de más deuda.

Esta es una realidad que motivó, durante las últimas semanas, el duro informe de Moody’s, la calificadora de riesgo de Wall Street.

 

Lapidario

 

En un documento dedicado a la provincia, Moody’s afirma que Buenos Aires está en peligro de default.

Más allá de lo que representa la opinión de un organismo que representa lo más putrefacto del actual sistema financiero internacional, lo cierto es que tras la gestión de Vidal la provincia quedará en bancarrota.

Uno de los principales motivos de esta bancarrota, se halla en el alto endeudamiento externo que caracterizó a su gestión.

En el informe, Moody’s afirma que “la provincia de Buenos Aires afronta desafíos significativos para lo que resta de 2019 y 2020, debido a su elevada exposición a deuda en moneda extranjera, un perfil de vencimientos desafiante y una base económica debilitada en medio de mayores riesgos sistémicos por parte del Gobierno de Argentina”.

En el documento, se describe el camino emprendido por la gobernadora: “en 2015, comenzó a emitir en el exterior notas en los mercados de capitales internacionales. Desde entonces, la proporción de la deuda en moneda extranjera con la deuda total ha aumentado al ochenta por ciento en 2018 desde sesenta por ciento en 2015”.

De ahí que “cualquier volatilidad adicional de la moneda extranjera aumentará sustancialmente el apalancamiento de la Provincia, que recibe ingresos en el mercado local”.

Bajo esta coyuntura económica, el próximo gobierno provincial deberá enfrentar un mayor riesgo de default por su “alta susceptibilidad a la volatilidad del tipo de cambio dada su alta cuota de deuda denominada en moneda extranjera; su vulnerabilidad a condiciones financieras ajustadas; y su debilitada situación fiscal debido a una menor recaudación impositiva y los desafíos que deberá enfrentar para cubrir sus gastos”, explica Moody´s.

En ese contexto, la provincia no goza de buena salud. El grado de deterioro económico del distrito es altísimo. Buenos Aires tiene una de las mayores tasas de desempleo del país, depende en gran medida de los aportes del Tesoro Nacional, es decir de los ingresos fiscales, y una estructura de gastos poco flexible.

Y, como si fuera poco, Vidal destruyó vías de financiamiento.

Por ejemplo, en 2018 y en lo que va del 2019, la recaudación creció por debajo de los niveles de inflación. Por ello mismo se espera una fuerte caída en la recaudación en los próximos años, a no ser que se revierta la situación con políticas contrarias a las adoptadas por la derecha.

La raíz de esta situación se encuentra en las reformas aplicadas mediante la Ley de Presupuesto de 2018, en la que se estableció una reducción de Ingresos Brutos y Sellos, que se contrapuso a la suba promedio del 56 por ciento que propuso para el Impuesto Inmobiliario.

Mediante este tándem de iniciativas diseñado en consonancia con La Rosada, Vidal aligeró la presión tributaria para el sector empresarial, por medio de una norma tributaria que contempló un generoso diagrama de reducción en los impuestos mencionados.

Nada de esto fue un error. Vidal implementó este paquete de medidas al tiempo que la provincia ingresaba –durante 2018- al ranking de tomadores compulsivos de deuda elaborado por la estadounidense Bloomberg Limited Partnership, cuyo relevamiento ya daba cuenta de que la deuda externa en divisa de la provincia de Buenos Aires crecía a ritmos altísimos de casi 4.500 millones de dólares por año. En el informe, ya se advertía que la provincia compartía ranking con estados nacionales como México, Turquía y Corea del Sur. Todo en apenas cuatro años.