Integrantes del Partido se aprestan a integrar órganos legislativos y ejecutivos municipales.
En estos días también, en el marco de la integración del PC al FdeT, camaradas del PC van a asumir cargos en diferentes órganos legislativos y ejecutivos municipales.
Esto es un índice de la vitalidad del Partido, tanto como lo es la apertura de locales, la activación de células y organismos y -fundamentalmente- la movilización constante y orgánica de los comunistas.
Todas son tareas que asumimos como espacio necesario para la práctica política de los que sabemos que no tenemos nada que ver con las relaciones que impone el capital.
Pero también que la vida del Partido tiene que ver con una actitud política que excede los tiempos electorales que impone la dinámica del ELB.
En esta dirección, aportamos a la construcción de una maquinaria electoral que fue capaz de derrotar -en ese plano- a todo lo criminógeno que representa el Gobierno Cambiemos.
Y lo hicimos sabiendo que no es a partir de las posibilidades que ofrece la agenda establecida por los ciclos electorales, donde se va a construir la herramienta que puedan solucionar los desastres que provoca el capitalismo.
Entonces es aquí donde se vuelve evidente la diferenciación clara de por qué y para qué es preciso la construcción de práctica política y -por ende- de espacios aptos para multiplicarla.
Presencia
Para los comunistas la construcción política se vincula a la presencia en el territorio, en barrios y localidades, allí en cada frente donde está el conflicto que ponemos en evidencia y sobre el que actuamos, aportando a la construcción de representación de la clase trabajadora.
Lo hacemos cuando la voracidad que la crisis generada por su propia dinámica de acumulación le impone al capitalismo vuelve epidérmicas las contradicciones que pudo disimular en otros momentos.
Y en un contexto en el que la estructura de clases que deriva de esa dinámica plantea nuevos desafíos a partir de fenómenos como la externalización, la desorganización de la estructura piramidal y su reemplazo por un esquema empresario en red, el emprendedurismo y el precariado que modifican el escenario que -con el proletariado como eje- analizaron Marx y Engels.
Pero nada de esto cambia ni un ápice el concepto y la dinámica que establece la lucha de clases.
Es este escenario que deriva y habilita una crisis permanente, el que profundiza la desigualdad y pone en superficie algunas contradicciones que la derecha advierte y sobre las que actúa, ofreciendo respuestas cada vez más autoritarias como las que emergen en estos días.
Asimismo, ese es el escenario que plantea contradicciones para las que el reformismo -en cualquiera de sus formas- adolece de capacidad para actuar.
Por eso el conflicto y la necesidad de que actuemos sobre el conflicto que emerge porque los cambios estructurales regresivos que impone el momento que atraviesa la crisis capitalista destruyen el tejido social que operó como organizador durante más de medio siglo, algo que empuja a que cada vez más personas ni siquiera puedan planificar sus vidas.
Por eso es que cada espacio institucional que ocupe un comunista se convierte en un dispositivo que permite actuar en uno de los frentes donde se imbrican demandas, resistencia y lucha.
Y que permite hacerlo desde la mirada de Partido y lo que esto representa en términos ideológicos, políticos y organizativos como parte de un sistema civilizatorio que abreva en identidades parciales y nacionales, pero va a la médula del desarrollo histórico y su motor: la lucha de clases.