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Mar, Abr
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El proceso que conduce a las elecciones generales argentinas de 2019 debe ser analizado considerando todos los elementos que se dirimen en torno de ellas, en su compleja, contradictoria y variada diversidad. Para los comunistas, un componente insoslayable es el factor internacional, dadas las circunstancias globales, y especialmente regionales, en que dichos comicios tendrán lugar.

La Administración Trump, consciente de su paulatina pérdida de influencia en otras regiones del mundo, junto a la opción proteccionista en lo interno, incrementa sus acciones sobre América Latina y el Caribe, re-potenciando la Doctrina Monroe y apuntando a consolidar el dominio de lo que denominan su “patio trasero”.

Asistimos a la agresión no convencional y guerra híbrida contra la Venezuela Bolivariana y Chavista, que se va extendiendo día tras día hacia Nicaragua, Bolivia y la Revolución Cubana. Y para ello busca retrogradar el sistema autónomo de integración regional que llegó a construirse en la década pasada, impulsando, con la complicidad de los gobiernos de derechas, la destrucción de la Unasur, la parálisis de la Celac y la utilización de la OEA, el grupo de Lima y ahora la llamada Prosur, a lo que se suma la pretensión de eliminar las elecciones democráticas al Parlasur, para facilitar sus planes de expoliación y militarización.

En la confrontación con ese proyecto, se destacó últimamente al respecto el papel jugado por México, que se opuso fuertemente a la política anti venezolana restando fuerzas al eje pro-yanqui regional.

Porque “no nos da lo mismo”, los comunistas argentinos trabajamos para que una poderosa alianza electoral de gran amplitud, con capacidades de derrotar al macrismo, desarrolle una línea latinoamericanista que reste fuerzas al eje de la dependencia y contribuya a reconstruir la unidad de “Nuestra América”.

Si desde los EE.UU. se amenaza con una intervención militar antes de fin de año en el caso de que el compañero Nicolás Maduro continúe en el gobierno, un resultado opuesto a los intereses de Washington en Argentina puede, junto a otros, ser un factor de alto valor para la lucha por frenar esos propósitos. Demás está decir que, por el contrario, una revalidación de la derecha en la Casa Rosada implicaría, absolutamente, todo lo contrario.

Los esfuerzos de unidad electoral deben ir acompañados de una tarea incesante para que durante los próximos meses la cuestión de la no injerencia de los EE.UU en contra de la paz regional y de la autodeterminación de los pueblos y  las acciones de solidaridad antiimperialista, no dejen de tener centralidad en la política en general y en los debates electorales en particular.

Desde ya que el momento electoral pone a Cambiemos en la tesitura de mostrarse “comprensivo” ante la cruda realidad social y se los ve buscando, propagandísticamente, una fachada “social” para disimular ante los votantes sus planes de más ajustes, más desempleo y hambre, para concentrar de más en más la riqueza en pocas manos: las de los monopolios extranjeros y locales.

Estamos frente a una aguda emergencia social, colectiva, expresada a su vez en millones de dramas y tragedias personales y familiares, que reclaman un freno urgente y exigen que las luchas, protestas, tomas, paros y huelgas de los agrupamientos obreros y populares contra los ajustes neoliberales sean representados políticamente por una fuerza electoral que se proponga modificar la tendencia degradante de las condiciones de vida de las mayorías.

Porque “no nos da lo mismo” impulsamos que un frente electoral, amplio y plural, manifieste lo que no tiene el gobierno: una profunda sensibilidad popular y compromiso con el afán de recuperar el empleo, el salario y las jubilaciones, la reconstrucción del aparato productivo, especialmente en torno a las pymes, y avanzar hacia una justa distribución de la riqueza.

Para esto será imprescindible poner freno al endeudamiento exterior, auditar toda lo actuado en ese sentido, y cortar de cuajo todas las amarras con el Fondo Monetario Internacional.

Para much@s va quedando cada vez más claro que la emergencia nacional y  social demandará una actitud política de firmeza cuando los que se vienen enriqueciendo con el capitalismo real de la Argentina, locales y extranjeros, sean los que deban pagar la inmensa deuda social que dejan como pesadísima herencia a levantar.

Ello implica por tanto, al tiempo del trabajo de amplitud electoral, una acción denodada por marcar a fuego a los principales “ladrones” del producto del trabajo social argentino: los grupos económicos concentrados - como los agroexportadores, los que se adueñaron de modo vil de las empresas energéticas y el sector financiero, súper enriquecido con el festival de bonos y la política cambiaria oficial - entre otros.

 

No caben dudas que un movimiento de este tipo será contestado por una intensa reacción del poderoso bloque dominante, como ya ocurriera en el pasado reciente.

 

Nos referimos a la “guerra híbrida de espectro completo” que incluye el lawfare (guerra judicial), la acción de los medios de comunicación monopólicos y otros factores, que ya están en curso contra la oposición popular, y que demandarán debatir los primeros pasos de un futuro gobierno, para que el mayor o menor poder real que surja de las urnas no sea maltratado y esterilizado por el bloque históricamente dominante.

Por ello será clave, desde el primer día de un futuro gobierno, promover una política audaz e inteligente para enfrentar los planes conspirativos del sistema de dominación.

Como señalamos en las Propuestas Programáticas elaboradas por nuestro Partido, proponemos una reformulación completa del Poder Judicial, la aplicación integral y decidida de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, una política impositiva para que paguen más quienes más tienen y no sean castigados el salario y el consumo de primera necesidad; el establecimiento de organismos que regulen el comercio interior y exterior y el sector financiero.

Consideramos que éstas, y algunas otras, son medidas imprescindibles para la estabilidad de un gobierno democrático, producto de la voluntad popular, que debieran ser adoptadas, con el pueblo en la calle y en las plazas, en los primeros meses de gobierno, cuando la representatividad y fortaleza política están en su máxima expresión.

Ello debe ir acompañado por una efectiva acción de desarticulación de los aparatos de represión y espionaje, hoy totalmente colonizados por aparatos de otros Estados. Y por supuesto, desde el primer día, resolver la inmediata liberación de los presos políticos y sociales injustamente privados de libertad.

Bregamos además por respaldar las luchas por nuevos derechos, como los de la diversidad y el feminismo. En particular contra la violencia de género y por el derecho a la interrupción voluntaria del embarazo.

 

Proponemos poner en marcha los mecanismos necesarios para la elaboración de una Nueva Constitución.

 

Una de las estrategias principales del actual gobierno para persistir en el poder  es la del acoso político, judicial y mediático a los dirigentes opositores. Y víctima principal de estos planes es la ex Presidenta y Senadora Nacional Cristina Fernández de Kirchner, cuya figura ejerce un indiscutible liderazgo popular, por lo que resulta necesario que ella pueda ejercer plenamente el rol central que le corresponde en el escenario político nacional.

El “análisis concreto de la situación concreta”, nos conduce una vez más a señalar que, en la política, y muy particularmente en la política electoral - que es un aspecto de la lucha de clases -, la construcción de correlaciones de fuerzas es el factor determinante. Y que no acumulan a la causa de los trabajadores y el pueblo las tendencias sectarias, de consignismo vacío, siempre respaldadas por los medios de comunicación del sistema, que tienden a dividir y resultan funcionales al continuismo.

Porque “no no da lo mismo”, el Partido Comunista trabaja para generar un armado electoral que modifique la situación. Y lo hace intentando la mejor relación posible entre amplitud y profundidad. La fuerza del Partido Comunista se verá en la claridad de las propuestas y en su amplia difusión, pero por sobre todo en el arraigo de nuestros organismos básicos y camaradas en la clase obrera realmente existente y en las barriadas populares, para impulsar desde los municipios hasta los niveles más altos de gobierno y legislativos, alianzas y candidaturas que lleven adelante, en medio de la evidente adversidad, nuestras proposiciones políticas, que tienen como prioridad y como presupuesto, la derrota del macrismo y de otros grupos que sin pertenecer a Cambiemos, vienen a sostener la dominación.

Hacemos un llamado a no subestimar el poder de las derechas y del bloque de poder que sostiene al gobierno, encabezado por el imperialismo de los EEUU. Es central impedir una nueva victoria de los macristas, neoliberales y entreguistas de toda laya, que fortalecería los planes de recortar aun más nuestros derechos y de liquidar a largo plazo las construcciones del movimiento popular.

Por eso es clave poder canalizar un fuerte voto de izquierda para ese fin.

Y, partiendo además del hecho de que un futuro gobierno de signo distinto al actual, será seguramente diverso, complejo y contradictorio, ese componente de izquierda, junto al movimiento social, debiera ser un elemento importante a la hora de las disputas por la orientación económica, social y política a adoptar.

Para esas tareas, en este tiempo previo a la definición electoral nacional, se muestra con claridad que la Lista 12, la personería electoral del Partido Comunista, es un instrumento de alto valor, un atributo que con gran esfuerzo, nuestra militancia supo lograr y sostener a través de intensas jornadas en las que logró el respaldo buscado de nuestro pueblo.

Contamos con personería en el orden nacional, con varias nacionales de distrito y provinciales, y a través de ellas hemos actuado en las elecciones anticipadas.

Insistimos que con el esfuerzo militante fueron logradas. Y con el esfuerzo militante deben hacerse respetar para integrar las listas frentistas, sin exclusiones.

La Lista 12 permite integrar alianzas, actuar en las PASO, y aun si es necesario, aunque no es el enfoque general, allí donde resulte conveniente, útil y necesario, presentar candidaturas propias y/o con aliados extra partidarios.

 

Estamos frente a una intensa y crucial batalla política.

 

El bloque de poder dominante en la Argentina no es débil y está encabezado por el imperialismo, especialmente yanqui.

Los liderazgos políticos circunstanciales sólo son representantes de ese poderoso conglomerado.

Subestimar a las derechas locales y a cada uno de sus personajes ha sido y será siempre un grave error.

Y otro yerro peligroso será bastardear a un gran sector que votó a Cambiemos y que en verdad fue también víctima, en este caso de los engaños y patrañas del “periodismo de guerra” y de las campañas propagandísticas tramposas y falaces de los especialistas a sueldo de la mentira.

También es preciso alzar fuertemente la denuncia sobre los intentos de manipulación de las normas electorales y de fraude, en especial en el terreno informático, como ha sido denunciado.

El Partido Comunista está realizando distintos encuentros y consultas apuntados a conformar un frente patriótico y mantiene contactos con numerosos sectores de la escena política argentina, entre ellos el Partido Justicialista y la Unidad Ciudadana.

Hacemos un llamado al conjunto de nuestro pueblo, a la militancia popular y en especial a la del Partido y la Federación Juvenil Comunista a redoblar los esfuerzos para construir una alternativa electoral antagónica al macrismo, capaz de derrotarlo y de perfilar un gobierno de raigambre popular, democrática, nacional y latinoamericanista. Un frente sin exclusiones agrupado en torno a un grupo de propuestas comunes imprescindibles.

El Partido Comunista se compromete con ese afán y, con su propia personalidad política e ideológica, en toda circunstancia, seguirá como dice nuestra consigna, luchando y creando poder popular.