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Vie, Abr
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Política
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“Una herida que no cierra”, de este modo, el Llamamiento Argentino Judío describe a la voladura del edificio de la Amia, a 25 años de aquel episodio.

Por  medio de una declaración que lleva las firmas de su  presidente, Jorge Elbaum, y su secretario general, Marcelo Horestein, el Llamamiento Argentino Judío hizo pública su solidaridad con los familiares de las víctimas del atentado a la Amia y reafirma su compromiso “en su lucha inclaudicable  por Verdad y Justicia”, al tiempo que exige que acabe la impunidad que persiste en este caso.

Vale recordar que el 18 de julio de 1994 una detonación derrumbó el edificio de la Amia, en Buenos Aires, un atentado que dejó un saldo de 85 víctimas fatales y centenares de heridos, pero un cuarto de siglo más tarde sigue impune.

Al respecto, el Llamamiento denuncia que “las maniobras para encubrir, crear pistas falsas, destruir pruebas y entorpecer la investigación empezaron el mismo día del atentado y seguramente formaron parte integral del plan terrorista”.

Y recuerda que, “a los pocos días, los gobiernos de Israel y de nuestro país decidieron crear un relato común como ha quedado probado por documentos obrantes en el Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país”.

Tras lo que señala que desde ese momento “el esclarecimiento del atentado quedó inmerso en el juego geopolítico internacional y todo se subordinó a los intereses involucrados”, por lo que “la Verdad y Justicia dejó de ser un objetivo, salvo para los familiares de las víctimas y los sectores populares y democráticos del pueblo argentino que los apoyaban”.

Asimismo, recalca que “para los poderes de turno y para las dirigencias de la Daia y la Amia, Verdad y Justicia solo le servían para repetir la letanía de una exigencia vacía y sin convicción porque al mismo tiempo apoyaban sin retaceos la investigación encubridora llevada adelante por el ex juez Juan José Galeano y sus fiscales, que se derrumbó estrepitosamente en el juicio a la presunta conexión local llevada a cabo por el TOF 3 que culminó en el año 2004, sacando a la luz la trama del encubrimiento”.

Por lo que resalta que “da indignación reconocer que la conducta de la dirigencia, de la Daia y la Amia -salvo pocas excepciones- fue poner palos en la rueda para que no se llegara al juicio por el encubrimiento” instancia que, insiste, “era la única esperanza que de surgiera una pista o alguien que se quebrara y pudiera reconducir la investigación principal que llevara a los autores intelectuales y materiales del atentado”.

 

Responsabilidades

 

El Llamamiento destaca que durante el juicio por el encubrimiento “quedó plenamente probada la existencia de un complot para encubrir el atentado en el que participaron las máximas autoridades ejecutivas del país, jueces, fiscales, miembros de los servicios de seguridad y hasta el máximo dirigente de la Daia de ese momento”.

Pero, advierte, “este juicio tampoco se salvó de las maniobras para que fracase o de mínima, que algunos de los responsables eludan la condena y para los condenados que éstas sean lo más leves posibles”.

Y señala que este tipo de maniobras fueron perpetradas –entre otros- por las querellas de la Daia y la Amia, junto al Gobierno Cambiemos, tal como se desprende de la denuncia que hizoel ex titular de la Unidad Especial Amia, Mario Cimadevilla.

Por eso, “la repartición de responsabilidades entre los llevados a juicio y las penas impuestas, no estuvo a la altura de la magnitud del hecho juzgado ni de las pruebas acumuladas”, algo que “no invalida el núcleo de la sentencia donde quedó demostrada la existencia del delito de encubrimiento el que fue calificado por los jueces en su sentencia como ‘grave violación de los derechos humanos’”.

El Llamamiento, también alerta que la falta de voluntad a la hora de profundizar la investigación, tiene su contracara en el intento para aprobar una ley que permita el juicio en ausencia” que, denuncia esta organización, es inconstitucional y apunta a “cerrar la causa, garantizando la impunidad y mantener latente el usufructo geopolíticode la ultra derecha de EE.UU y la de Israel que ha primado durante 25 años”.