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Jue, Abr
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La planta de Alpargatas en Santa Rosa cerrará y casi medio millar de sus empleados quedarán en la calle. Cómo repercute en la economía local.

La provincia de La Pampa, centro geográfico de la Argentina continental, tiene menos de 360 mil habitantes y su crecimiento poblacional se sitúa entre los menores del país. No es por ello un distrito caracterizado por una vida precaria: al contrario, detenta algunos de los índices sociales mejores del país, pero los emprendimientos productivos necesarios para poblar una región que podría contener muchos más habitantes brillan por su ausencia.

Agrava la situación la falta de industrias legítimas, esas que recogen y transforman las actividades primarias, que son las fundamentales, con la agroganadería y la minería de la sal y el petróleo, en la provincia. Por eso cunde la alarma entre los pampeanos tras saberse que Alpargatas, una de las firmas textiles más importantes del país, cerrará su planta de Santa Rosa, capital y principal ciudad de la provincia, que tiene allí a más de la tercera parte de su escasa población.

El anuncio de cierre fue realizado por la misma patronal, desde Buenos Aires. “Desde hace tiempo, la compañía atraviesa la difícil situación coyuntural del país que implica una fuerte caída en el consumo, particularmente en los negocios de calzado y textil donde Alpargatas es líder”, dijeron los empresarios en un comunicado.

Además de objetar los “elevados costos laborales” que les implican el salario del operario argentino, situado entre los más capacitados del continente, los patrones de Alpargatas también apuntaron que la apertura de importaciones, propiciada por el Gobierno Cambiemos, no deja de redundar en la decisión de ajuste.

 

La Pampa y el olvido

 

Sergio Ibaceta, integrante de la dirección política del PC pampeano, adujo que el cierre de Alpargatas en Santa Rosa “ha sido un golpe muy fuerte”. Destacó en ese sentido que “fue un cierre total” y recordó que “hace unos meses habían despedido a 87 empleados diciendo que eran los últimos despidos, cosa que no creímos”.

Agregó que “en nuestra ciudad es un golpe tremendo a la clase trabajadora porque no hay puestos de trabajo industriales” y repuso: “Alpargatas viene desde hace décadas trabajando en una época donde se había intentado crear una zona industrial, zona franca que nunca se desarrolló, lo que fue uno de los déficits de sucesivos gobiernos”.

Puntualizó: “acá siempre se habla de constituir fábricas que le den valor agregado a todo lo que es el aparato productivo de La Pampa, que se funda en la parte agroganadera”. En ese sentido, memoró los intentos frustrados por “desarrollar no solamente frigoríficos y tambos sino también empaquetamientos y envases”.

“Estos gobiernos neoliberales directamente han destrozado toda posibilidad de desarrollo productivo”, dijo y denunció que “en La Pampa está sucediendo que los pequeños productores alquilan su campo y la sojización avanza como parte del esquema productivo de la pampa húmeda”.

Sin embargo, Ibaceta consideró que “hay un sector de La Pampa totalmente árido que no tiene utilización productiva, encima con el corte de los ríos y el conflicto que hay con Mendoza por las aguas del Atuel y del río Colorado”.

“La Pampa es una zona central y de paso”, resaltó para ilustrar una potencialidad evidente de la provincia, a lo que añadió: “en el origen del río Colorado hay una zona petrolera”. Observó que la provincia “es una de las pocas sin déficit fiscal”.

Al respecto, adujo que el distrito “si bien ha tenido un manejo conservador y han faltado ideas creativas a lo largo de sucesivos gobiernos que se han identificado con el peronismo, ha logrado un equilibrio”, pero que “el impacto que está dando el gobierno de Cambiemos, nos ha afectado como a otras provincias”.

En tanto, el caudaloso río Colorado, paralelo a su hermano, el Negro, a diferencia de este, no cuenta con colonizaciones importantes en sus orillas, entregadas a grandes latifundios como herencia de la “Conquista del desierto”. Un gran embalse, Casa de Piedra, contiene ingentes cantidades de agua en el centro exacto de nuestra geografía continental. Pero allí sólo se abrevan las vaquitas ajenas y se ha creado un centro turístico que nunca prosperó.

¿Cuánto habrá que esperar para que los gobiernos nacionales y provinciales vean en La Pampa el valor que verdaderamente tiene esta provincia, que es mucho más que un llano insondable pintado de caldenes y la memoria de ilustres caciques? Acaso sea la esperada acción de los perseverantes pampeanos la que deba llamar la atención de un país más potente de lo que parece.