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Jue, Abr
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Hace 45 años un grupo de tareas secuestraba a Floreal Avellaneda, junto a su madre Iris. Hoy, El Negrito es bandera para los jóvenes comunistas.

Hoy se cumplen 45 años de que Floreal Avellaneda fuera secuestrado, junto a su madre Iris, por un grupo de tareas que los trasladó al centro de detención clandestino que funcionaba dentro del predio de Campo de Mayo, donde fue visto vivo por última vez.
Su asesinato continúa impune y es un claro ejemplo de la forma en que funciona el Poder Judicial, ya que la Corte sigue sin dejar firme la condena a sus secuestradores.
El Negrito tenía 16 años, cursaba la escuela secundaria y militaba en La Fede cuando se lo llevaron. Fue torturado brutalmente y arrojaron su cuerpo desde al río de la Plata desde un Vuelo de la Muerte.
Esa madrugada de abril de 1976, la banda terrorista que irrumpió el vivienda de la familia Avellaneda, en la localidad bonaerense de Munro, buscaba al padre del Negrito, Floreal que era militante del Partido Comunista y delegado sindical en la fábrica metalúrgica de Tensa.
Floreal padre logró escapar de los represores pero Iris y su hijo fueron capturados y llevados a la comisaría de Villa Martelli donde los torturaron.
“Ahí escuché la voz del Negrito por última vez”, recuerda Iris. “Mamá, deciles que papá se escapó”, fueron las últimas palabras que le oyó pronunciar.
A principios de mayo, Iris fue trasladada a la cárcel de Olmos y después a la unidad penitenciaria de Devoto, donde la tuvieron hasta julio de 1978.
El cuerpo de Floreal fue encontrado, el 14 de mayo de 1976, en la costa uruguaya junto con nueve cadáveres que fueron fotografiados por diarios de Uruguay.
Una de esas fotos permite identificar un tatuaje que tenía El Negrito, dato que permitió que el abogado de la Ladh, Julio Viaggio, comenzara a llevar a cabo el trámite de identificación, a partir del que logró que le enviaran los datos de las huellas digitales de Floreal para compararlos con los registros de la Policía Federal y corroborar que el del tatuaje era su cuerpo.
Posteriormente el cadáver tenía signos de empalamiento y quedó depositado en un nicho del cementerio norte de Montevideo, donde se perdió su rastro. El caso fue denunciado por Rodolfo Walsh en su Carta Abierta a la Junta Militar, difundida en marzo de 1977.
El abogado consiguió el acta de allanamiento de la casa de los Avellaneda, que fue firmada por los militares, Raúl Horacio Harsich y César Amadeo Fragni. Los tres implicados en el secuestro de la familia.
Durante agosto de 2009 el Tribunal Oral Federal 1 de San Martín condenó a Omar Riveros como el principal responsable del asesinato de Floreal en un juicio en el que también resultaron condenados Fernando Verplaetsen a 25 años de prisión y Osvaldo García a 18 años, así como Harcich y Cesar Fragni a ocho 8 años y el comisario Alberto Aneto a catorce.
La querella apeló este fallo y, durante 2012, Harcich y Fragni fueron condenados a doce años. La apelación de la defensa de los genocidas hizo que el caso acabara en la Corte Suprema, donde todavía carece de sentencia firme.
La participación de Harcich y Fragni en el secuestro quedó probada, pero los dos siguen en libertad a la espera de que el máximo tribunal confirme sus sentencias.
“Era un luchador”. Así lo recuerda Iris Avellaneda, quien a los 81 años es vicepresidenta de la Liga Argentina por los Derechos Humanos y sostiene viva “la lucha por justicia, por Floreal y por los 30 mil desaparecidos”.
Pasaron 45 años y El Negrito se convirtió en bandera de La Fede que explica los más excelsos valores de los jóvenes comunistas.