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Mañana se conocerá la sentencia a los responsables civiles por las torturas y las desapariciones perpetradas en la fabrica Ford, durante la última dictadura.

Se espera que mañana el Tribunal Federal de San Martín pronuncie veredicto en el juicio por los delitos de lesa humanidad perpetrados en la planta que la empresa Ford posee en la localidad bonaerense de Pacheco, durante la última dictadura cívico militar.

Durante el proceso se analizaron crímenes -secuestros y torturas- contra 24 trabajadores de la planta automotriz, entre marzo de 1976 y el mismo mes de 1977, por los que el ex gerente Pedro Müller y el ex jefe de seguridad Héctor Sibilla están acusados, junto al represor Santiago Riveros. Para quienes las querellas y la fiscalía solicitaron 25 años de cárcel.

También aguardará una nueva condena el represor Riveros, quien ya pasó por esto más de una vez, ya que colecciona graves condenas por su responsabilidad en varios crímenes de lesa humanidad perpetrados como jefe de Institutos Militares del Ejército. Para los civiles Müller y Sibilla es la primera vez que se sientan en el banquillo de los acusados.

Cabe destacar que es la primera vez que directivos de una multinacional son juzgados por delitos de lesa humanidad, en este caso, por la actividad represiva que tuvo lugar dentro de la empresa que empresa automotriz que trabajo codo a codo con la dictadura.

Ford está implicada en la represión dirigida a los trabajadores: marcó a los que estaban sindicalizados y entregó listas negras con los nombres de muchos de los que poco después fueron secuestrados.

Además, aportó vehículos para que usaran las bandas que secuestraban y los quinchos de la planta para que funcionara un campo de detención y torturas.

 

El Ford que anda lento

 

Pasaron cuatro décadas para que el Poder Judicial comenzara a revisar la pata civil del terrorismo de Estado. En todo ese tiempo murieron impunes personajes altamente comprometidos con aquellos crímenes, como en el caso de Ford quien fuera presidente de la planta durante los años de la dictadura, Nicolás Courad, fallecido en 1989 sin siquiera ser investigado. Por su parte, el ex gerente de relaciones laborales Guillermo Galárraga, fue procesado pero falleció en 2016. Pero también fallecieron varios ex empleados que sufrieron la represión en carne propia.

Las demoras son de carácter burocrático, pero no extrañan en la Argentina donde gozan de impunidad muchos de los responsables económicos del último genocidio argentino.

Basta recordar para esto la falta de mérito que la Cámara de Casación IV dictara, en 2015, a favor de Carlos Blaquier y Alberto Lemos, signados responsables de crímenes de lesa humanidad cometidos durante la Noche del Apagón en su carácter de propietario y gerente, respectivamente, de Ingenio Ledesma, empresa que promovió la masacre.

Podríamos sumar a la lista de empresarios impunes al dueño de La Veloz del Norte, Carlos Levín, que había sido condenado por torturas y detención ilegal de los trabajadores de su empresa durante la dictadura, pero a quien en casación se anulara la condena con el voto del juez macrista Carlos Mahiques, puesto a dedo por el propio Mauricio Macri, quien en plena campaña para la presidencia se fotografió con Levín. Quien fuera titular de La Veloz del Norte, había sido el único empresario condenado por su rol en el proceso genocida.

Iris Pereyra de Avellaneda es co-presidenta de la Liga Argentina por los Derechos del Hombre (Lahd), y presenció todas la audiencias de la Causa Ford. “Los acusados van a tener una buena condena”, dijo exhibiendo optimismo ante la inminente decisión judicial.

Tras lo que recalcó que “es de suma importancia este juicio por todo lo que venimos luchando, por la audiencias que han sido tremendas y, sobre todo, por las veces que nos han puesto palos en la rueda cajoneado la causa”.

Asimismo, la co-presidenta de la Lahd, apuntó contra los responsables civiles de la dictadura, asegurando que “ya era hora de condenar a alguien de la Ford, porque en este como tantos otros casos, hay muchos que están gozando de impunidad”. Y, fue contundente cuando remarcó que “todo aquel que tiene el alma sucia, tarde o temprano la paga”.