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Mié, Abr
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La movilización multitudinaria abarcó diez cuadras, desde el  monumento a Carlos Fuentealba hasta la Escuela 49, y contó con muchas actividades artísticas. Participaron las dos CTA y varios sectores de la CGT. Roberto Baradel, titular de Suteba, dijo presente entre las personalidades más destacadas.

A tres meses de la explosión que en la escuela 49 le costara la vida a Sandra Calamano y Rubén Rodríguez, Moreno volvió a ser escenario de una contundente movilización que exigió que cese la impunidad que se extiende sobre este hecho.

Al mismo tiempo, se volvió a reclamar que el ejecutivo bonaerense disponga los recursos necesarios para el dictado de clases en los establecimientos educativos de su jurisdicción.

Fueron tres meses de lucha los que protagonizaron desde entonces, la comunidad educativa de Moreno, organizaciones sociales y sindicales como la CTA y Suteba, así como otras sociales y políticas, entre las que están el PC y el MTL.

El camino no fue fácil: hubo actos de amedrentamiento, amenazas y agresiones que tienen picos en el secuestro de Corina de Bonis y la detención de Gustavo Muñoz,dirigente de la CTA local y uno de los referentes del movimiento que rodea a la comunidad educativa morenense.

Pero también un acampe que se extendió durante 47 días, en el que los integrantes de esa comunidad, más organizaciones sociales, sindicales y políticas, frenaron el intento de diluir este gravísimo hecho, al tiempo que le arrancaron al Gobierno Vidal la creación de un Comité de Crisis encargado de supervisar que su gestión cumpla con las obras que se comprometió a realizar en las escuelas del distrito que no reunían las mínimas garantías de seguridad.

Y aunque días atrás reabrió sus puertas la Escuela 49, tal como lo denunciara Muñoz, aunque el ejecutivo provincial asevera que ya abrió 234 escuelas y que sólo falta reparar treinta, “son menos de quince las escuelas que están abiertas en Moreno”.

También para denunciar esta mentira es que se volvió a marchar el sábado en Moreno. Y fue en una movilización en la que la pancarta que encabezaba decía “Sandra y Rubén nos enseñaron el camino, es tiempo de transitarlo”, lo que reafirma que la tarea continúa, ya que -como ahí se coreó- “no fue tragedia, no fue casual, es el ajuste del gobierno de Vidal”.

Ahí, Muñoz aseguró que “esta tragedia conmocionó a todo Moreno”. En este sentido, bajo el concepto de “justicia por Sandra y Rubén”, caracterizó como el “morenazo” al conjunto de las luchas que se fueron gestando a raíz del problema que sufren las escuelas de la zona y de toda la provincia.

Asimismo, fue contundente cuando calificó a esta tragedia como “asesinato” por el abandono del Estado. “Hemos hecho una cantidad de denuncias por parte de distintas escuelas, sumada a las ocho que hizo Sandra por pérdida de gas en la 49 y desde la gobernación hicieron oídos sordos”, contó Muñoz.

Por último, aseveró que “la forma de hacer justicia es que los edificios estén en la condiciones que deben para que los chicos y los trabajadores de la educación puedan ir a la escuela sin ningún tipo de peligro”. Y, sin dudarlo remarcó que “la pelea continua”.

 

Vidalmente impune

 

El panorama de las escuelas de Moreno no es ajeno a una realidad terrible que atraviesa toda la provincia de Buenos Aires y se profundiza cada día.

A la situación salarial derivada de una paritaria que la Gestión Vidal se empeña en negar, se le suman varios focos de situaciones de extrema gravedad.

Uno de ellos es el que deviene de los problemas de infraestructura escolar que la explosión que tuvo lugar en la escuela 49 puso en superficie.

Pero no es el único. En la lista de lo más sensible se ubican las crecientes deficiencias que exhibe el Servicio Alimentario Escolar que entrega viandas cada vez menos abundantes en calidad y cantidad, en un contexto en el que la desocupación e inflación crecientes, empujan a cada vez más pibes a la necesidad de comer en la escuela.

El propio ejecutivo provincial reconoce que destina -por unidad- sólo 21,68 pesos para el almuerzo y 13,63 en el caso de la merienda.

¿Pero será que no alcanza el dinero o que, también aquí, la cosa pasa por la decisión de en qué se emplea?

Además de disfrutar de exenciones impositivas en IVA, Ganancias y aportes patronales, más del setenta por ciento de las escuelas de gestión privada recibe subsidios estatales.

Para algunas provincias, esta asignación representa alrededor del veinte por ciento de lo que destina a Educación, mientras que para estos establecimientos, confesionales y laicos, el aporte soluciona el pago de salarios.

Así se desprende de un informe que confeccionó el Observatorio Educativo de la Universidad Pedagógica Nacional, en base al análisis de las transferencias a escuelas privadas realizadas por las 24 provincias, entre 2001 y 2016.

Este relevamiento da cuenta de que para el caso del nivel primario, el 74 por ciento de las escuelas confesionales reciben subsidios, al tiempo que entre los establecimientos laicos, el porcentaje baja al 63 por ciento. Para el nivel secundario, el 81 por ciento de los colegios confesionales gozan de subvenciones, algo que se repite en un setenta por ciento de los laicos.