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Sin acatar el semáforo epidemiológico de Nación, Córdoba sigue con agenda propia de restricciones. El ejecutivo provincial admite una “preocupación” por la suba de casos, pero delega las restricciones sanitarias y sociales a cada municipio.

El gobernador cordobés, Juan Schiaretti, sigue sin adherir a las disposiciones de la Casa Rosada para frenar la multiplicación exponencial de casos e irresponsablemente apuesta por una salida local, en un contexto de casi 2500 casos diarios positivos de Covid en la provincia.
Córdoba no tiene en cuenta el semáforo epidemiológico que utiliza la Nación, y el pasado viernes 30 de abril dispuso a través de la Mesa de Acción Sanitaria una serie de restricciones que en la práctica le deja el poder a que los intendentes hagan su propia política sanitaria. En esa Mesa participan representantes del ejecutivo, intendentes y jefes comunales.
Según el semáforo epidemiológico de la Nación, cuando el promedio de nuevos casos de infectados excede los 250 cada cien mil habitantes, se enciende la alerta: Córdoba tuvo durante las últimas dos semanas seiscientos casos cada cien mil habitantes.
En el conurbano bonaerense, la cifra trepa a 825 casos en promedio de los tres cordones, mientras que la situación en la Ciudad de Buenos Aires se dispara a dos mil casos cada cien mil habitantes.
Con estos datos, los especialistas coinciden que la situación del Amba se replica en Córdoba semanas después. Sin embargo el Gobierno cordobés no toma cuenta de ello y sigue con las actividades en una “seminormalidad”.
La Nación definió una serie de criterios para clasificar a las zonas de riesgo: en alto, medio y bajo, tomando tres indicadores: la cantidad de casos detectados, el aumento de la cantidad de contagios en relación con las semana anterior y el nivel de ocupación de las camas destinadas a pacientes con coronavirus en estado crítico.
Mientras que Córdoba tomará cinco indicadores, según lo anunciado por el ministro de Salud, Diego Cardozo: “a nivel provincial nos guiamos con cinco indicadores básicos: la incidencia de casos (compara los últimos quince días con los quince días anteriores), las tasa de incidencia directa cada cien mil habitantes, la ocupación de camas, la tasa de contagio y la positividad. Todos eso se analiza a nivel provincial, departamental y local”.
El ministro de Salud dejó las responsabilidades en manos de los intendentes y señaló que la cartera sanitaria provincial “observará” cada una de las situaciones, además advirtió que “la última de todas las barreras será la suspensión de las clases presenciales”.

Parecido a Larreta

En este contexto, el secretario del Partido Comunista de Córdoba, Federico Nanzer, no dudó en denunciar que “el modelo cordobés de abordaje de la pandemia es un sálvense quien pueda”.
“Para el gobierno de Córdoba, cuidarse de la pandemia es una responsabilidad personal y no una responsabilidad política del Estado”, señaló Nanzer, tras lo que advirtió que “se quiere instalar en el imaginario social que la pandemia puede ser llevada sin ninguna medida grande”.
Asimismo, definió al gobierno de Schiaretti como “liberal en lo económico y conservador en lo político” y recalcó que “alarma que no les importe la cantidad de contagios mientras haya camas de terapia intensiva, en un contexto donde hace un mes y medio hay casi dos mil casos por día”, esto es la lógica del “sálvense quien pueda y esto es similar o peor a lo que está haciendo Larreta”.