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El 5 de noviembre la Universidad Nacional del Sur va a entregar este reconocimiento al militante de La Fede asesinado por la Triple A en 1975.

El viernes 5 de noviembre a partir de la hora 17,30, va a tener lugar en el salón de actos del Rectorado de la Universidad Nacional del Sur, en Bahía Blanca, la ceremonia de entrega del doctorado honoris causa al militante de La Fede, David Watu Cilleruelo quien fue asesinado por integrantes de la Triple A el 3 de abril de 1975.

Cabe recordar que la Universidad Nacional del Sur (UNS), donde Cilleruelo estudiaba ingeniería, le otorgó el título Doctor Honoris Causa a poco de que el Tribunal Oral Federal de Bahía Blanca condenara a prisión perpetua a uno de sus asesinos, Raúl Roberto Aceituno.

Fue el 7 de julio, cuando el Consejo Superior de la UNS aprobó la iniciativa que promovió la Comisión por el Reconocimiento Académico a David Watu Cilleruelo. Aquel pedido fue acompañado por centenares de firmas representativas de diversos sectores académicos y variadas identidades políticas, sindicales y sociales.

La UNS señaló en su resolución, que hizo suyo el pedido, “como acto reivindicatorio de la militancia política universitaria y acto reparador del rol institucional cumplido, antes, durante y después de la persecución y asesinato del mencionado y sus compañeros, ya sean estudiantes, docentes, investigadores o no docentes”.

El proyecto original planteaba que se otorgue al militante de la FJC, el título de ingeniero industrial que era la carrera que estudiaba hasta el día en que fue acribillado por una patota de la Triple A que entró a la UNS de la mano del entonces interventor Remus Tetu. Pero la Universidad carece de un marco reglamentario acorde a ese pedido, por lo que buscó otra herramienta para reivindicar a Cilleruelo.

De todas maneras, la Comisión reconoció que “lo fundamental queda en pie: que la UNS salde una deuda, reconociendo que en sus pasillos, por orden de sus propias autoridades y a manos de su propio personal, se asesinó a un estudiante, a un militante y a un futuro profesional”.

Y recalcó que “este proceso de construcción por el reconocimiento a Watu fue una tarea colectiva de un grupo de compañeros y compañeras militantes que no han cesado en la búsqueda de justicia a lo largo de décadas y refrendada por centenares de adhesiones de miembros de la comunidad académica del país y el exterior, referentes y militantes por los derechos humanos, organizaciones sindicales y políticas”.