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16
Mar, Abr
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Política
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Guillermo Teillier, presidente del Partido Comunista de Chile, destacó la movilización popular en el avance hacia una reforma constitucional pero remarcó que hay que seguir en lucha contra el plan de desigualdad y ajuste de Sebastián Piñera.

 

A un mes del hartazgo de los chilenos que salieron a las calles ante los aumentos que quería imponer Piñera, ¿Cómo está Chile hoy?

 

La situación actual en este momento es que, en el día de ayer, el gobierno tuvo que ceder ante la presión del pueblo chileno. Y también cedieron aquellos partidos políticos que no querían cambiar la constitución. Hubo un acuerdo entre partidos de oposición, al que no suscribimos, que resolvió hacer un plebiscito en abril con dos consultas a la ciudadanía. Una pregunta es si está de acuerdo con una nueva constitución y otra sobre el mecanismo del proceso constituyente. Que se haga la pregunta sobre el mecanismo es un avance y hay que saludar a las protestas, las huelgas, los paros y la posición del PC, que siempre ha sido claro en la consigna de una nueva constitución mediante plebiscito que pregunte los mecanismos. Ese mecanismo pensamos que es una asamblea constituyente.

 

¿Por qué el PC no suscribe al acuerdo?

No es que no vayamos a participar del proceso. Lo que nos preocupa es que se deje afuera al movimiento social, que es el verdadero protagonista de esta historia. Nada de esto habría ocurrido sin la huelga, sin la protesta y sin el sacrificio del pueblo chileno que dio como resultado el avance al proceso de reforma constitucional. Estos partidos acordaron con el gobierno un quórum de dos tercios para cambiar una materia de la constitución, lo que impide realizar cambios profundos, ya que con ese quórum todos tenemos que estar de acuerdo para aprobar algo.

 

¿Cómo leemos esta predisposición de Piñera en ir por la reforma?

 

El gobierno está en un nueve por ciento de aprobación ciudadana en la última encuesta, la economía está con un deterioro muy grande y el dólar se fue a las nubes. Piñera tenía miedo de que la gente avance aún más y que él tuviera que renunciar o dejar el cargo. Ha cedido a cambio de mantenerse en el gobierno. El piensa que esto va a traer tranquilidad social, pero la discusión de la constitución no va a frenar los salarios y pensiones bajas, la mala atención en salud y los problemas en transporte: todos los reclamos de la gente.

 

Al calor de las movilizaciones parece construirse un nuevo sujeto social, ¿crees que habrá cambios en el esquema actual de representación política?

 

Creo que se abre un proceso en el que van a querer que no introduzcamos cambios en el modelo económico actual. Va a haber bastante confrontación en este sentido y este gobierno no va a mejorar la situación de los trabajadores. Está por verse si hay un verdadero cambio de la correlación política de fuerzas, eso va a depender mucho de los resultados de la elección de la asamblea constituyente como de las elecciones de alcalde, concejales y gobernadores que marcarán si cambió o no la posición de los chilenos. El voto aquí es voluntario y la abstención ha sido muy grande: en la última elección municipal votó el 27 por ciento. Si el descontento se mantiene puede haber aún más abstención, esperamos que la asamblea constituyente suba el nivel de participación y que se modifique el voto voluntario a obligatorio, que podría modificar la asistencia a las votaciones.

 

Chile, Bolivia, Ecuador y Haití han expresado en las calles una fuerte confrontación, ¿qué reflexión se puede tener ante este momento que vive la región?

 

Es un momento de confrontación entre los que defienden el neoliberalismo y aquellos que están buscando fórmulas distintas con gobiernos realmente progresistas que contemplen en primer lugar los derechos de los trabajadores y no las utilidades de los grandes empresarios. Es una lucha contra el imperialismo, porque como hemos visto en Bolivia, Venezuela y en otros casos el imperialismo interviene directamente en nuestros procesos. Acá seguramente ha intervenido, ya que el gobierno de Sebastián Piñera representa ese modelo chileno que ha sido un símbolo del “éxito” del neoliberalismo. La confrontación se va a seguir agudizando y tenemos que estar preparados para una lucha larga y difícil, con avances y retrocesos.