Política
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La pandemia, sus consecuencias y la vacunación, atravesó el encuentro entre Alberto Fernández y  Andrés Manuel López Obrador, celebrado en el Palacio Nacional de México.

Alberto Fernández y Andrés Manuel López Obrador, coincidieron en reclamar que se liberen los derechos de fabricación de las vacunas contra el Covid-19 y, asimismo, el presidente de Argentina anunció que va a presentar ante el G20 una iniciativa en tal sentido, junto a su par de Francia, Emmanuel Macron.
Fue durante la conferencia de prensa que brindó ayer con su par mexicano, donde Fernández insistió con que es preciso que “la vacuna sea un bien global para que se liberen los derechos y todos los países puedan fabricarlas”.
Por su parte, López Obrador advirtió que sólo una decena de países acaparan el ochenta por ciento de las vacunas que se aplicaron hasta ahora, en tanto hay más de cien en los que todavía no se dio una sola vacuna, por lo que solicitó que la ONU tenga un papel central en el reparto.
Vale recordar que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dispuso un mecanismo -el Covax- para garantizar que todos los países tengan un acceso equitativo a las vacunas. Pero, en la realidad, el Covax exhibe poca eficacia. “Parece un florero, un adorno”, dijo López Obrador.
Casi la totalidad de las vacunas que incluye el Covax, corresponden a la desarrollada por AstraZeneca, que aporta a este fondo 96 millones de dosis producidas por mayoritariamente por el Serum Institute de India.
También en el marco de su viaje oficial a México, ayer Fernández se reunió con el empresario Carlos Slim. El encuentro tuvo lugar después de la visita del presidente al laboratorio Liomont que es donde se envasa la sustancia activa de la vacuna producida en Argentina por el laboratorio Abxience Biotech.
Vale recordar que se trata de vacunas desarrolladas por la Universidad de Oxford y el Laboratorio AstraZeneca, que se producen mediante un convenio firmado por el Estado con la Fundación Slim, por el que se prevé la producción de hasta 250 millones de dosis.

Producción

Hasta ahora se administran en el mundo las vacunas Sinopharm y CanSinoBIO que desarrollaron el Grupo Farmacéutico Nacional de China, así como las de Pfizer, Moderna y AstraZeneca. También las desarrolladas por el Centro Nacional Gamaleya de Epidemiología y Microbiología y el Centro de investigación Shumakov: la Sputnik V, la CoviVac y la EpiVacCorona.
Estos son los laboratorios que se disputan un mercado de 7.500 millones de personas que esperan vacunarse ahora, pero que también deberán hacerlo durante los años siguientes. Esto explica, entre otras cosas, la actitud de la empresa farmacéutica Pfizer que, para vender vacunas a países de nuestra región, les exigió que usen sus activos soberanos como garantía.
Así lo confirma un reciente informe de la organización con sede en Londres, The Bureau of Investigative Journalism, que da cuenta de que esta multinacional de origen estadounidense puso como condición que los Estados dispongan sus reservas del Banco Central, edificios públicos y bases militares como garantía para afrontar el costo que pudieran reclamar futuras demandas judiciales por consecuencias que pudiese traer aparejado el uso de su vacuna. Hubo países de la región que aceptaron estas condiciones y otros, como Argentina y Brasil, no lo hicieron.
El caso es que Pfizer quiere asegurarse el contrato que le garantice la provisión de vacunas durante este año, pero asimismo, la de los años posteriores cuando sea una realidad la producción de otras vacunas que están desarrollándose. Esto es, pretende quedarse con una posición fuertemente dominante.
Esta semana Cuba informó que ya comenzó a producir a gran escala la Soberana 02, una de las vacunas que desarrolla el Centro Nacional de Biopreparados (BioCen) que, según se espera, va a empezar con la Fase 3 de su ensayo clínico, durante los primeros días de marzo.
Vale citar que el sistema de producción de Soberana 02, resulta de la articulación entre BioCen, el Instituto Finlay de Vacunas y el Centro de Inmunología Molecular. Se trata del proyecto más avanzado de vacuna contra el Covid-19, de los cuatro que desarrolla actualmente Cuba.
Pero también en nuestro país hay dos universidades públicas que desarrollan vacunas contra el coronavirus. Equipos de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y la Universidad Nacional del Litoral trabajan en fases preliminares.
A esto se suma el desarrollo en el que avanza el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria que trabaja en el inicio del estudio de una vacuna argentina contra el coronavirus con su nanoplataforma.
Cabe recalcar que la OMS incorporó el proyecto de la Unsam al listado de vacunas candidatas en evaluación preclínica.
¿Pero de qué hablan estos casos? Sólo son algunos datos que sirven de testigo para señalar que se puede ser optimista a la hora de imaginar que, en un mediano plazo, varias instituciones van a estar en condiciones de desarrollar vacunas contra el Covid-19.
Esto que es una buena noticia, explica por qué tanta premura por parte de multinacionales como Pfizer, para quedarse con todo lo que puedan de un mercado cautivo de 7500 millones de personas. Y también habla de la pertinencia del reclamo de Fernández y López Obrador.
Pero asimismo invita a reflexionar sobre la necesidad de avanzar en estrategias soberanas regionales, que permitan sumar los esfuerzos estatales que, con más o menos desarrollo, hacen varios países para encontrar una vacuna que acabe con la pandemia.
Y propone pensar sobre la importancia de articular estrategias de desarrollo científico y, particularmente, aquellas que permitan construir una industria farmacéutica autónoma de las multinacionales, con una fuerte presencia de las instituciones estatales y públicas de la región, que aporte a que la salud pública deje de ser cosa del mercado. Pero también para que la pandemia no sea otra excusa para que el producto del esfuerzo social, sea trasferido hacia pocas manos. Quizás este puede ser un buen punto de partida para ese “eje que una a todo el continente”, que convocó a construir Fernández antes de estrecharse en un abrazo con López Obrador.