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Política
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Mediante un mensaje emitido por cadena nacional, el presidente Alberto Fernández anunció medidas para afrontar la segunda ola, que atraviesa su peor momento. Nueve días de confinamiento y ayuda económica para distintos sectores son las principales, mientras se aguarda la llegada de seis millones de dosis

Tras una semana con récord de contagios y muertes por Covid-19, el gobierno nacional dispuso nueve días de confinamiento en las regiones del país con alto riesgo epidemiológico a partir de la hora cero de este sábado. La medida fue anunciada por el presidente Alberto Fernández por cadena nacional y contó con el apoyo de todos los gobernadores y del jefe de Gobierno de la Ciudad.
Las medidas anunciadas por el presidente y que regirán desde el sábado 22 de mayo hasta el domingo 30 inclusive son:

-Restricción de la circulación en todas las zonas del país que se encuadren en alto riesgo o en alarma epidemiológica.

-Sólo se podrá circular en las cercanías del domicilio, entre las 6 y las 18hs, o por razones especialmente autorizadas.

-Quedarán suspendidas las actividades sociales, económicas, educativas, religiosas y deportivas en forma presencial.

-Estarán habilitados los comercios esenciales, los comercios con envío a domicilio y para llevar.

El nuevo confinamiento, que los distritos en alarma epidemiológica deberán adecuar a sus realidades locales, es un intento por contener la circulación del virus en el momento más delicado de la pandemia en Argentina.
Según el reporte diario del Ministerio de Salud de la Nación, la ocupación de camas en unidades de terapia intensiva (UTI) en el territorio nacional es del 72 por ciento y en el Área Metropolitana de Buenos (Amba) 76,4 por ciento.
Sin embargo, focalizado por localidades, en algunas zonas la situación es crítica, con una ocupación que roza el cien por cien como ocurre con el sector privado en la Ciudad de Buenos Aires y en distritos de bonaerenses.
Por el momento, el desarrollo de la pandemia en Argentina -para no hacer comparaciones odiosas o sesgadas con otras realidades nacionales- no permite ser optimista respecto al futuro inmediato, mucho menos cuando todavía queda por superar el invierno. Ni siquiera con la campaña nacional de vacunación avanzando a paso firme, es posible imaginar en el corto plazo medidas más efectivas que la restricción a la circulación y los cuidados de higiene y distanciamiento social para prevenir los contagios.
Lamentablemente, como indica la historia de las enfermedades infecciosas y en especial la del Covid-19, el virus circula con las personas y, por ende, la única manera de detener la circulación viral es mediante restricciones a la circulación.
La cuenta es tan sencilla como delicada por el impacto económico y psicológico que tiene sobre la población: a mayor restricción, menor circulación del virus. Discusiones técnicas aparte, que se supone son las que se llevan a cabo en las innumerables reuniones que organiza el gobierno nacional, lo cierto es que la situación sanitaria pone en evidencia una vez más la cuestión acerca de las condiciones actuales para hacer frente a una medida de ese tipo.
¿Cómo hacer frente a la crisis socioeconómica que atraviesa el país? ¿La clase trabajadora pone los muertos o el capital los recursos necesarios para financiar la enorme inversión social que supone tomar medidas de alcance efectivo para contener la circulación viral, mientras se avanza con la vacunación?
En otras palabras, la disyuntiva se plantea entre dos opciones: que el costo de la pandemia lo paguen los trabajadores con su vida, enfermando mientras están obligados a trabajar y viajar en condiciones de transporte y trabajo insanas o que el Estado y la sociedad recuperen los recursos económicos saqueados por el gobierno de Macri y que están en manos del sector financiero, los agroexportadores y las empresas prestadoras de servicios públicos, para costear la enorme inversión social que supone enfrentar la pandemia en un contexto de pobreza y desempleo intolerables.
Junto a las medidas de confinamiento, el gobierno nacional anunció una serie de medidas económicas para contrarrestar los efectos en la actividad económica. Dispuso la ampliación por 52 mil millones de pesos del Programa de Recuperación Productiva (Repro), el incremento del monto del salario complementario para las y los trabajadores de los sectores críticos y la salud, que pasará de los 18 mil a los 22 mil pesos.
También la inyección de 18 mil millones de pesos en los bolsillos de las familias beneficiarias con la Tarjeta Alimentar, la ampliación de la Tarjeta Alimentar que permitirá fortalecer los ingresos de las familias con menores de hasta catorce años, la ampliación del Programa Progresar con becas para la terminación de la primaria y la secundaria, y la de la AUH y asignaciones familiares, la reducción del impuesto a las ganancias para las y los trabajadores del sistema privado, entre otras.
El paquete de medidas que se fueron anunciando para morigerar el impacto de la segunda ola de la pandemia, supone un gasto por encima de lo establecido en el Presupuesto 2021, superior a los 480 mil millones de pesos, equivalente al 1.3 por ciento del PIB.
A pesar de la correcta orientación de las medidas, centradas en contener el impacto de la pandemia en los eslabones más débiles de la economía nacional, la gravedad de la crisis heredada y profundizada por el Covid-19 obliga a pensar en políticas orientadas a cambios estructurales en el corto y mediano plazo.

Mayo, mes récord de dosis

Es lógico que con el mundo inmerso en una crisis sanitaria y económica sin precedentes, la geopolítica ordene cada vez más las decisiones de los Estados nacionales. En América Latina, Argentina como caso paradigmático, los acuerdos de colaboración y compra de vacunas con Rusia y la República Popular China colocaron a EE.UU. en una situación de clara desventaja respecto a sus rivales globales.
Enmarañado en un principio por sus disputas intestinas, y obligado a contener el impacto de la pandemia fronteras adentro, EE.UU. parece dispuesto, ahora sí, a recuperar parte del terreno perdido -pero no abandonado- en América Latina y buena parte del mundo.
En ese sentido debe considerarse la confirmación por parte del presidente estadounidense, Joe Biden, de que el país del norte enviará más veinte millones de dosis contra el Covi-19 a otros países a finales de junio.
Las vacunas producidas por Pfizer, Moderna y Johnson & Johnson se suman a las más de sesenta millones de dosis de AstraZeneca retenidas por la Casa Blanca y ahora liberadas, con el propósito de posicionarse en el escenario internacional frente a sus rivales.
Mientras tanto, Argentina continúa avanzado a paso firme con los acuerdos firmados con el Instituto Gamaleya de Rusia. Esta semana el presidente Putin confirmó que se regularizará el envío de vacunas a nuestro país y destacó que Argentina fue uno de los primeros estados que aprobó la Sputnik V. Y que los envíos tendrán un ritmo regular de ahora en adelante.
La regularización de los envíos al país por parte de Rusia, se suma al acuerdo con el Instituto Gamaleya para producir y enfrascar la vacuna Sputnik V en Argentina, bajo la denominación de Sputnik Vida.
Mientras las tratativas para producir a gran escala las vacunas contra el Covid en Argentina avanzan positivamente, una muy buena noticia se conoció ayer unas horas antes de la cadena nacional y es la llegada de casi seis millones de dosis de vacunas antes de fin de mes, entre los envíos que prometió regularizar Rusia, la primera entrega de dosis por parte de Oxford/AstraZeneca y el mecanismo Covax. De esta manera, mayo sería el mes con mayor ingreso de dosis desde que comenzó la campaña nacional de vacunación.