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Política
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Ayer se registraron casi un millón y medio de nuevos contagios de Covid en el mundo y más de 43 mil en Argentina.  En medio de la ola más severa, el principal problema son los no vacunados ¿Qué van a hacer los Estados con las personas que aún no se vacunaron? ¿Cómo van a resolver los organismos supranacionales la inequidad entre regiones en el acceso a las vacunas?

El 2021 culmina con cifras récords de contagios diarios de Covid-19 en el mundo, especialmente en países europeos como Reino Unido, España, Dinamarca, Italia, Portugal, Francia o Noruega. Argentina también está en el pico máximo de contagios desde que comenzó la pandemia: ayer se contabilizaron 43 mil casos, con una tasa de positividad superior al cuarenta por ciento.

El 28 de diciembre por primera vez desde el inicio de la pandemia, se registraron a nivel global más de un millón de nuevos contagios de coronavirus en 24 horas. Ayer el mundo rompió el récord de nuevo contagios de Covid-19, en un solo día con 1.4 millones de infecciones confirmadas.

Francia reportó más de doscientas mil en tan solo una jornada. Reino Unido registró 183 mil. España superó los cien mil por segundo día consecutivo y, de este lado del Atlántico, EE.UU. rozó el medio millón de contagios diarios. No obstante, el dato alentador es que la tasa de internaciones y de fallecimientos crece muy por debajo del ritmo en el que lo hacen las nuevas infecciones y esto es porque las vacunas funcionan muy bien.

El segundo dato auspicioso es que los casos diarios de Ómicron caen rápidamente en Sudáfrica a un mes de haberse disparado. Desde el 16 de diciembre el número de infecciones diarias se viene desplomando en el país africano y el lunes 27 de diciembre se registraron menos de quince mil casos, cuando el pico había sido de 23 mil con un piso de arranque de 285 casos, el 14 de noviembre.

Los primeros hallazgos sobre Ómicron señalan que esta cepa, probablemente, sea menos nociva que sus predecesoras. Sin embargo, el altísimo índice de contagiosidad que tiene ritmo sostenido, implica un desafío para hospitales y centros de atención primaria.

Lo cierto es que, más allá de la efectividad de las vacunas y de la menor letalidad en sí de Ómicrom, la nueva ola de infecciones -la quinta mundial- que se propaga muy rápidamente entre toda la población general y con mayor velocidad entre no vacunados, obliga a los Estados a implementar nuevas restricciones.

En Francia se redujo significativamente el aforo en las actividades públicas que se hacen al aire libre -cinco mil personas por ejemplo en estadios de fútbol- y se prohibieron momentáneamente las previstas en espacios cerrados. Además, el pasaporte sanitario que consistía en un test negativo para entrar a bares o museos, ahora se convirtió en un pasaporte vacunal: el que no tiene el esquema completo de vacunación, no puede participar en actividades sociales en lugares públicos, sean abiertos o cerrados. En el ámbito laboral se dispuso la obligatoriedad, al menos tres días a la semana, del trabajo remoto en el sector público y privado.

En Italia el gobierno aprobó el jueves pasado la vuelta de las mascarillas en espacios abiertos y la reducción de la vigencia del pasaporte Covid, que pasará a tener una validez de seis meses en lugar de los nueve actuales. Las grandes celebraciones públicas quedarán prohibidas hasta el 31 de enero (discotecas y salas de bailes estarán cerradas), mientras que solo pudieron asistir a fiestas de Nochebuena en discotecas, las personas que fueron inoculadas con una dosis de refuerzo o que presentaron un test negativo.

Otros países como Alemania -22 mil casos diarios- optaron por cerrar discotecas y limitar el número de personas permitidas en reuniones sociales. Por ejemplo en Berlín, Baviera, Hesse, Renania del Norte-Westfalia, Sarre, Sajonia, Schleswig Holstein y Turingia, las reuniones sociales se limitaron a diez personas como máximo.

Si las consecuencias de la pandemia no son más graves y las restricciones no son mayores es gracias a las vacunas. Según la "Our World in Data" de la Universidad de Oxford, América Latina es la región del mundo con mayor porcentaje de población vacunada con esquema completo -setenta por ciento-, seguida por Europa con sesenta por ciento, América del Norte con el 58 y Asia con el 55 por ciento. ¿África? Tan solo el ocho por ciento.

Más allá de la reducción de hospitalizaciones y muertes, la enorme cantidad de nuevos contagios diarios en todo el planeta -casi un millón y medio- está provocando grandes complicaciones en las economías de los países y, por ende, de todo el mundo. Cada nueva infección confirmada, sumada a los contactos estrechos, provoca el aislamiento inmediato de un promedio de cinco personas, algo que repercute en la fuerza de trabajo de hospitales, fábricas, comercios, transportes, etc.

A nivel global todavía el impacto económico de la pandemia no mermó. Según el Banco Mundial la economía global se dirige hacia un crecimiento firme, aunque desigual debido a los efectos perdurables de la pandemia. En verdad se profundiza un fenómeno que fue advertido rápidamente por economistas marxistas y no-marxistas: la pandemia, además de las complicaciones sanitarias, profundiza las desigualdades asociadas al capitalismo.

Debido a la pandemia, que se montó sobre las desigualdades inherentes a la sociedad del capital, la pobreza extrema aumentó en 2020 por primera vez en más de dos décadas, y alrededor de cien millones más de personas viven con menos de 1,90 dólares al día. Es así como, en la actualidad, las empresas más importantes del mundo son más ricas que a principios de 2020 y el diez por ciento más pobre del planeta, lo es todavía más.

En materia de desigualdad América Latina es la región más afectada. La Cepal estimó que el total de personas pobres en el subcontinente ascendió a 209 millones a finales de 2020, 22 millones de personas más que el año anterior. Estos niveles no se observaban desde hace, al menos, entre doce y veinte años.

Los rasgos sobresalientes en la región, son el bajo crecimiento -el de Argentina es una excepción-, aumento de la pobreza, altos niveles de informalidad y desprotección social, así como la injusta división sexual del trabajo y de la organización social del cuidado, que atenta contra el pleno ejercicio de los derechos y la autonomía de las mujeres.

 

Epicentro latinoamericano

 

Argentina es por estos días el epicentro de la pandemia en América Latina. Con 43 mil nuevos contagios informados en el día de ayer, nuestro país cuadruplica la cantidad de casos diarios informados por Brasil y registra siete veces más contagios que Colombia, con una cantidad de habitantes similar.

Por primera vez desde que comenzó la pandemia, la circulación de la variante dominante en el mundo se produce en simultáneo entre nuestro país, Europa y EE.UU. Es decir, a diferencia de las oleadas anteriores, en esta ocasión las autoridades sanitarias locales, no pueden guiarse por el desacople de temporadas. En este contexto la dinámica de la pandemia en Argentina es similar a la de los países más afectados en el hemisferio norte.

En Argentina el setenta por ciento de la población fue inoculada con el esquema completo y casi el quince por ciento ya recibió el refuerzo. Con esta alta tasa de vacunación, los índices de hospitalizaciones, si bien crece, no satura todavía las unidades de terapia intensiva ni las morgues, aunque ya están colapsando los centros de testeo y las unidades febriles de hospitales públicos y clínicas privadas.

El aumento en los últimos días de la ocupación de camas de terapia intensiva es preocupante y el Estado nacional, de acuerdo a la dinámica en Europa y EE.UU., deberá tomar cartas en el asunto.

En este caso el foco del problema se sitúa entre los no vacunados, que son los que desarrollan con las variantes en circulación los cuadros más graves. El aumento exponencial de contagios, que afecta proporcionalmente a los no vacunados, inevitablemente pondrá en tensión al sistema de salud.

El problema es serio y complica la vida de todas las personas, porque la saturación del sistema deriva en complicaciones para atender pacientes con enfermedades crónicas y cuadros agudos, como infartos, accidentes cerebro vasculares o apendicitis, solo por mencionar los más comunes junto a los accidentes de tránsito.

Precisamente en la jornada de ayer, luego de que el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Axel Kicillof, anunciara que las personas mayores de sesenta años podrán acceder a la tercera dosis sin turno previo, el Ministerio de Salud bonaerense informó que el 82 por ciento de las personas internadas en terapia intensiva no están vacunadas.

En total hay 224 personas en terapia, de las cuales 184 no tienen siquiera la primera dosis del esquema. Solo cuarenta personas están vacunadas, aunque no se informó si con esquema completo y/o refuerzo o solo con una dosis. En el Amba los cuidados intensivos se mantienen estables, pero en el resto de la provincia hubo un aumento del casi el cincuenta por ciento.

Mientras tanto muchos vacunatorios en la provincia están colapsados. Es que además de las personas que asisten con turno para aplicarse la tercera dosis hay un aluvión de personas en algunos distritos del conurbano, como Morón, que acuden sin turno -tal como está estipulado de acuerdo a la disponibilidad de vacunas en este momento- para iniciar o completar el esquema de vacunación. ¿El motivo? La implementación del pase sanitario para veranear, trabajar, hacer trámites o asistir a eventos masivos en el territorio bonaerense.

Con este nivel de contagios son inminentes, por más que desde el gobierno lo nieguen por el momento, nuevas restricciones. Pero ¿hay espacio en Argentina para este tipo de medidas si, tal como todo indica, los casos siguen en aumento?

Mientras tanto algunas provincias toman algunas iniciativas novedosas. Por ejemplo el gobernador de Catamarca, Raúl Jalil, anunció que el Estado provincial cobrará a las personas infectadas con Covid-19 que no hayan completado el esquema de vacunación, los gastos que deba realizar el sistema público para afrontar las internaciones. Se calcula que los costos de un día de internación en terapia intermedia ronda los cuarenta mil pesos y ochenta mil en el caso de la terapia intensiva.

La situación actual no es la del 2020 cuando todo comenzó, pero tampoco estamos saliendo de la pandemia. Con los altos índices de contagiosidad de las cepas en circulación, el virus se volverá endémico con tasas de vacunación cercanas al cien por ciento ¿Qué van a hacer los Estados con las personas que aún no se vacunaron? ¿Cómo van a resolver los organismos supranacionales la inequidad entre regiones en el acceso a las vacunas?

Discutir las potestades de los Estados y los límites de las decisiones individuales en un escenario de crisis mundial, es tan necesario como plantear que en los términos del capital difícilmente se pueda superar la pandemia con los menores daños posibles. En ambas discusiones todavía impera la hegemonía neoliberal del sálvese quien pueda y de la desregulación de las relaciones sociales en favor del lucro privado.