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Mié, Abr
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Política
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La escuela pública en clave PRO. Rodríguez Larreta manda a los estudiantes secundarios a empresas para que aprendan educación financiera, mientras que para Soledad Acuña el sistema educativo es como el Titanic.

El Gobierno que encabeza Horacio Rodríguez Larreta, anunció que quienes cursen el último año de la escuela secundaria contarán con treinta horas de educación financiera. La decisión fue comunicada por la ministra de Educación, Soledad Acuña, en una medida que le deposita la responsabilidad de la enseñanza a los miembros de empresas privadas y no al cuerpo docente.

“Educación financiera en Caba: contenidos validados con Ualá, Mercado Libre, Balanz, entre otros”, twitteó el jefe de Gabinete, Felipe Miguel, para festejar una medida que se agrega a las pasantías laborales obligatorias no pagas que se anunció hace ya un mes. De esta manera el ejecutivo avanza con un proceso de mercantilización de la educación pública.

La cartera educativa, señaló que los temas “prioritarios” que incluiría la educación financiera son orientación vocacional, billeteras electrónicas y criptomonedas, presupuesto personal y familiar, reglas de oro para tus finanzas, entre otros tópicos. Lo llamativo es que dicho módulo va a estar a cargo de empresas como Ualá, Mercado Libre, Mujer Financiera, Ripio, Balanz. Y además que quienes se encargarán de dictar los contenidos son integrantes de dichas firmas.

¿Pero por qué será que Larreta eligió a actores que representan sólo una parte del universo empresarial para llevar a cabo este proyecto? ¿No será que se quedó un poco corto y que mejor hubiera sido que amplíe el abanico a otros protagonistas como pymes, cooperativas, empresas recuperadas y otras unidades productivas basadas en el asociativismo y el cooperativismo?

Porque, en realidad, no es mala la idea de brindar a los alumnos del último curso del nivel medio la posibilidad de hacer una experiencia dentro del universo del trabajo. Pero la cosa cambia si para implementar esta idea, se recurre apenas una porción de ese universo.

Queda claro que el diseño de un modelo educativo o de cualquiera de sus partes, nada tiene de abstracto. Lejos de eso, responde a una mirada táctica y estratégica que está vinculada al modelo de país de aquel que lo construye.

Cualquiera que revise la lista de actores elegidos para protagonizar este tipo de pasantías, puede advertir que tiene un factor común en que, en sus empresas, se prioriza el precariado como forma de relación laboral preeminente.

Por eso no es antojadizo el rechazo de buena parte de la comunidad educativa, investigadores y otros actores que se preguntan a quiénes se beneficia todo esto. En el caso de las pasantías, sólo existe la opción de realizarlas en grandes empresas que así obtienen mano de obra barata.

 

Malaleche

 

Queda claro cuál es el lugar que la Gestión PRO reserva a los estudiantes y qué paradigma social tiene. Esto se corrobora con lo de las pasantías sin renta y la educación financiera, pero todavía más con las declaraciones que públicamente formuló ayer Soledad Acuña.

“Están perdidos en el pasillo de una villa, ya cayeron en la actividad del narcotráfico o tuvieron que ponerse a trabajar”. Definió la ministra Acuña al referirse a los alumnos que abandonaron la escuela durante la pandemia de Covid-19. Así, oficialmente, el Gobierno de la Ciudad anuncia que resigna cualquier posibilidad de establecer una política proactiva que tienda a recuperar a aquellos pibes que se cayeron del sistema como consecuencia de una situación de gravedad excepcional como la pandemia.

En este punto vale recordar que gran parte de la responsabilidad de que haya alumnos que se cayeron del sistema, le cabe a la propia Gestión PRO que ahora los decreta que son descartables.

Es que desde 2007, en la Ciudad el desfinanciamiento del sistema educativo público universal y gratuito, fue sólo comparable a las prebendas que la Gestión PRO le otorgó al de gestión privada. Como lo que se saca de un lado se depositó en el otro, las consecuencias quedaron a la vista.

Y una de esas consecuencias, se vio con crudeza durante la pandemia. Rodríguez Larreta recortó en 371 millones de pesos el Plan Sarmiento que fue diseñado para proveer a estudiantes de dispositivos tecnológicos, pero asimismo durante los dos años previos a la pandemia, hizo lo propio con un 78 por ciento los fondos para infraestructura educativa. Y esto no es todo: durante la Presidencia Macri se contrajo la inversión real en Educación por estudiante en un treinta por ciento.

Todo esto impidió, entre otras cosas, que muchos pibes que viven en villas tuvieran computadoras y wi fi para poder asistir a clases durante lo peor de la pandemia. Esas mismas villas en las que, desde una mirada atravesada por fantasmas, prejuicios y malaleche, Acuña sólo puede ver “pasillos” y “narcotráfico”.

Pero no sorprenden estos dichos que reflejan la matriz del pensamiento del PRO y el tiliguerío al que interpela, ya que también son coherentes con la idea del precariado que fomentan las iniciativas de implementar pasantías sin renta y educación financiera. Existe en todo esto una clara línea conductora que tiene que ver con un diseño en el que el sistema de educación pública, universal y gratuita es como el Titanic: la estrellaron contra un iceberg, hay muchos pasajeros y adrede pusieron muy pocos botes salvavidas ¿Adivine usted para quiénes están reservados en el universo PRO?

 

Mercado libre

 

Así las cosas, en lo que refiere a la educación financiera, los que se van a encargar de dictar clases y definir contenidos, son privados. “El Gobierno de la Ciudad está legitimando un modelo de especulación financiera donde las empresas hacen negocios”, advirtió la profesora e investigadora de la UBA, Myriam Feldfeber, quien recalcó que “esto puede ser la ampliación de usuarios para estas empresas, con una lógica de mercantilización de la educación”.

La Gestión PRO construye la propuesta de incluir estos contenidos junto a empresas privadas, a espaldas de la comunidad educativa y aislando a los docentes. A su vez, los ejes curriculares que considera, denotan que se busca “formar” a personas capaces de manejar sus ingresos con un sentido meramente especulativo.

Entre las empresas aparece Mercado Libre, fundada por Galperín, que es una de las principales ganadoras de la pandemia con la aplicación Mercado Pago y ahora busca lanzar su criptomoneda llamada Melicoin. Galperín es un fiel exponente del libre mercado, evadió pagar lo estipulado por la Ley de Aporte Solidario y Extraordinario y hace poco presentó una demanda al Banco Central frente a regulaciones que se imponían al universo Fintech, esto es las billeteras digitales.

Por quién lo impulsa y junto a quienes, la educación financiera que promueve la Gestión Rodríguez Larreta, aporta a formatear desde la adolescencia, un sentido común que entiende a las relaciones económicas como vínculos basados exclusivamente en la especulación.

“Las prácticas laborales y la educación financiera responden a una nueva etapa de mercantilización en la Ciudad, donde directamente las empresas son los actores principales”, sostuvo desde la Unión de Trabajadores de la Educación, Antonella Bianco, y recordó que “este proceso viene desde el menemismo, se frenó durante el kirchnerismo y volvió con el macrismo para profundizarse”.

Tras lo que hizo hincapié en que este formato “tiene que ver con la idea de formar a los sujetos como consumidores y con empresas que son conocidas por tener precarizados a sus trabajadores, como Mercado Libre”. Y alertó que se trata de firmas “que están vinculadas en lo político y en lo económico a la gestión del macrismo y a su proyecto político en la Ciudad y a nivel nacional”.