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Vie, Abr
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Política
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Se fijó el salario mínimo vital y móvil que va a ser de 80.342 para abril, mientras tanto las estimaciones inflacionarias para marzo encienden luces de alarma.

Se reunió el Consejo del Salario Mínimo y acordó que a partir del 1° de abril el salario mínimo vital y móvil va a ser de 80.342, un mes más tarde 84.512 y desde el primer día de junio 87.987. Lo hizo con la anuencia de las cámaras empresarias y la CGT, al tiempo que la CTA de los Trabajadores se abstuvo en la votación y la CTA Autónoma rechazó lo acordado y adelantó que el mes que viene va a llevar a cabo una medida de fuerza para protestar contra lo que se decidió.

La determinación fue adoptada a pocos días de que se conociera el 6,6 por ciento que selló el Índice de Precios al Consumidor de febrero, lo que se asocia a otros datos que encienden más luces de alarma. Es que durante la primera quincena de marzo el IPC que mide la consultora Ecolatina en el Gran Buenos Aires, registró una suba del 7,1 por ciento comparado con idéntico período de febrero, traccionada por los rubros como Alimentos, Educación e Indumentaria, a los que se suman otros fijos como combustibles, transporte público, televisión por cable e Internet, y las tarifas de gas y agua.

Pero también ahí aparece el rubro colegios privados que en el marco del Programa Precios Justos (PPJ), tiene una suba estipulada para marzo del 16,8 por ciento, mientras que para el trimestre abril-junio el aumento acordado es de hasta 3,5 por ciento por mes.

Pero pese a lo establecido por el PPJ, desde los establecimientos bonaerenses de gestión privada, ahora se está pidiendo que se autoricen incrementos en las matrículas mensuales del cinco al ocho por ciento mensual. Esto es algo que demandó días atrás la Asociación de Institutos Privados de Buenos Aires que reúne a más de 2.300 asociados y es uno de los que firmó el acuerdo impulsado por el ministro Sergio Massa.

Así las cosas, más allá de lo que pasa en el conurbano, Mar del Plata sigue siendo uno de los puntos del país más castigados por la inflación, tal como lo exhibe el relevamiento llevado a cabo por el Instituto de Investigación Social Económica y Política Ciudadana, que da cuenta de que sólo entre enero y febrero, en esta ciudad se registró una inflación del 17 por ciento, mientras que si se toma el período que va de febrero de 2022 al mismo mes de este año, la suba se ubica por arriba del cien por cien.

Asimismo, señala que durante 2022 los precios que más aumentaron en Mar del Plata fueron los de frutas y verduras que treparon por encima del 160 por ciento, al tiempo que el que lo hizo menos fue el de las carnes con subas del setenta por ciento. Pero este mismo rubro, trepó en febrero de este año el veinte por ciento.

¿Pero qué pasa en Mar del Plata con el PPJ? ¿Se abrió a sindicatos y movimientos sociales la posibilidad de fiscalizar el cumplimiento del acuerdo de pecios? “Acá se planteó esto pero fue tibia la respuesta de los sindicatos, porque todo el mundo ve lo mismo: nos mandan a nosotros a controlar los precios pero después, cuando se tienen que poner los pantalones largos y enfrentar a los formadores de precios, no se los ponen”, indicó desde el Partido Comunista marplatense Pedro Ferrer.

Por otro lado, resaltó que “estamos de acuerdo con la participación popular, pero para que funcione, el que está al frente de la batalla no debería recular” y añadió que “todo esto suena más a cuestión electoral que a otra cosa, porque el Estado tiene un montón de recursos para utilizar como el cobro de multas, la incautación de mercadería y clausura como parte de diferentes herramientas para disciplinar a los factores de poder que no son utilizadas”.

Por lo que advirtió que “todo esto tiene que ver con las contradicciones de clase que tiene este gobierno que, en el mejor de los casos, sería un gobierno de la pequeña burguesía progresista pero muy timorato y con grandes limitaciones”.

Y sostuvo que “el problema central es que no hay una decisión clara y todo lo que sea movilización popular se ve como una cuestión complementaria, pero sin una apuesta en serio al protagonismo popular que se convierta en poder y organización popular que rompa con los sectores del poder con la suficiente autonomía”.