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Mié, Abr
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El presidente de Ucrania pasó la gorra por Washington de donde se llevó miles de millones de dólares para continuar con la guerra. EE.UU. sigue exportando fascismo hacia el corazón de Europa.

Hace pocos días, Volodimir Zelensky dejó Ucrania por primera vez desde que comenzara la operación militar especial de Rusia en la zona del Donbass, y lo hizo para viajar a Washington donde participó del show montado por el Partido Demócrata, que fue retribuido con un nuevo paquete de “ayuda” por 1.850 millones de dólares lo que incluye contratos de equipos militares y municiones, pero también con la promesa de que el Congreso de EE.UU. vote favorablemente otro paquete por 45.000 millones de dólares para beneficiar al régimen de Kiev.

En este sentido, en la previa de la estadía del presidente ucraniano que incluyó una visita a la Casa Blanca y otra al Capitolio, la vocera de Joseph Biden, Karine Jean-Pierre, alcaró que la presencia de Zelenski en la capital estadounidense, ratifica que Washington va a respaldar al régimen de Kiev “tanto tiempo como haga falta”.

Vale recordar que durante los últimos diez meses, EE.UU. y el resto de países que integran la Organización del Atlántico Norte (Otan), suministraron decenas de miles de dólares en concepto de ayuda militar a Ucrania. Aunque resulta difícil establecer la cifra exacta, varias fuentes calificadas coinciden en que asciende a alrededor de cincuenta mil millones de dólares, de los que casi la mitad correspondería específicamente a armamento y asistencia militar.

Por esto es que Rusia advierte que se ve forzada a enfrentarse contra Washington y la Otan. Y en este sentido, el vocero del Kremlin, Dmitri Peskov, denunció que “el suministro de armas por parte de la Otan continúa y se amplía el abanico”, algo que “conduce a un agravamiento del conflicto y no augura nada bueno para Ucrania”.

Con este telón de fondo, el Partido Comunista de los Trabajadores de Rusia (PCT), resaltó que la situación que se vive en el Donbass se corresponde con el “fascismo para la exportación”, un fenómeno que explica el momento que atraviesan y el papel que juegan formaciones estatales capitalistas como EE.UU. en la actualidad.

“En su política interna aún conservan la apariencia y elementos de la democracia burguesa, pero en su política exterior pisotean cada vez más todas las normas y reglas internacionales adoptadas anteriormente”, remarca el PCT y añade que el régimen de Kiev es “el fascismo real”, pero el fascismo ucraniano “sólo existe en el lugar de manifestación, en el lenguaje, en la continuidad histórica y en la composición del personal, y en términos de orígenes es completamente estadounidense”.

Por lo que “el fascismo para la exportación es una política imperialista terrorista de violencia sin disimular, que ignora todas las leyes y normas del derecho internacional, y una solución sangrienta a los problemas de garantizar los intereses de imperialismo mundial, cuyo núcleo es el capital financiero”.