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Jue, Abr
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Además de la movilización contra la reforma jubilatoria, el PCF está presente en la resistencia a las privatizaciones. Este es el caso de Beziers, donde los comunistas saben que si pintan su aldea, estarán pintando el mundo.

La contundencia de las movilizaciones que recorren Francia para oponerse a la reforma jubilatoria regresiva que impone el gobierno encabezado por Emmanuel Macron, pusieron en evidencia que por mucho que le pese a la clase capitalista, en el corazón de la Unión Europea persiste encendida la llama de la rebeldía y se siguen enarbolando las banderas comunistas.

Aquella movilización que tiene su epicentro en las grandes ciudades capta la atención de todo el mundo, pero lejos de las primeras planas la resistencia y la lucha también están presentes, tal como lo está el Partido Comunista Francés (PCF). Y este es el caso del sur de Francia, más precisamente de la localidad de Beziers, donde días atrás, la militancia comunista y los trabajadores ferroviarios se movilizaron para conmemorar treinta años de resistencia, pero también para renovar su compromiso con la lucha contra la privatización que amenaza a una parte de la empresa estatal de ferrocarriles.

La cita fue en los talleres de reparación y mantenimiento de trenes que la Société Nationale des Chemins de fer Français (Sncf), la empresa nacional de trenes, posee en Beziers y que se ubica en un predio de alrededor de 5000 m2. Ahí, con la presencia de más de un centenar de operarios, tuvo lugar el acto convocado por el Sindicato de Trabajadores Ferroviarios que estuvo encabezado por su titular, Olivier Falzon, al que se sumaron -entre otros- el consejero de la región Languedoc Roussillon, el comunista Jean Marc Biau, así como Aime Couquet quien fue miembro del Consejo Municipal de la ciudad de Beziers en representación del PCF.

En la oportunidad se conmemoró una lucha que se inició hace más de tres décadas, cuando bajo la ola neoliberal que el sistema capitalista comenzaba a profundizar en Europa y el mundo, la amenaza de privatización se cernía sobre varias empresas estatales, también lo hacía sobre los talleres ferroviarios de Beziers.

Esa vez, recuerda en diálogo con Nuestra Propuesta la militante del PCF, Clara Malhue, “la lucha de los ferroviarios no sólo consiguió que estos talleres no se cerraran, sino que también logró que se crearan cuatro servicios suplementarios vinculados a la tarea administrativa que generaron alrededor de 150 puestos de trabajo”.

Pero con el pasar de los años, “los talleres fueron perdiendo funciones, cierto tipo de reparaciones y mantenimiento, porque la jefatura nacional de la Sncf se las daba a empresas privadas con las que terciarizó esas tareas”, lamentó la militante comunista de Beziers y añadió que así las cosas, “ahora se plantea cuál va a ser un futuro en el que aparecen nubarrones”.

Y, por eso, esta conmemoración, “se convirtió en una asamblea en la que todos estos temas estuvieron presentes y se hizo un balance de la tarea en lo que queda de los talleres, que es un polo de excelencia dedicado al mantenimiento de máquinas térmicas y un centro borrador de grafitis”. Pero también los operarios coincidieron en criticar que aunque muchos políticos -como los socialistas- hablan de la defensa de los talleres, casi ninguno hizo efectivo un compromiso concreto con la lucha que llevan a cabo los trabajadores, salvo el PCF.

“El Partido siempre ha estado, por supuesto, apoyando la lucha de la clase trabajadora”, hizo hincapié Clara Malhue, tras lo que añadió “por eso, lógicamente, los comunistas estuvimos ahí, ya que además en esos talleres tenemos funcionando una célula, porque el PCF siempre está al lado de los trabajadores de la Sncf”. Y recalcó que “es importante que la lucha continúe, porque ahora sólo quedan cuarenta puestos de trabajo, son cuarenta familias que viven de estos talleres”.

Pero también destacó que “es importante la solidaridad, que la gente ayude y esté presente, que se difunda esta situación porque se corre el riesgo de que esta empresa sea entregada al sector privado y se acelere el proceso neoliberal de privatización que va a dejar a mucha gente en la calle y a una región que económicamente, aparte de la producción de uva, vino y el turismo, no tiene muchos recursos”.