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Culminó ayer el “histórico” VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba. Díaz-Canel asumió la tarea de Primer Secretario, tarea en la que releva a Raúl Castro, quien seguirá militando en el Partido como "un combatiente revolucionario más”.

Tras cuatro días de intensos debates y como corolario de un proceso de discusión e intercambio, que a pesar de las dificultades provocadas por la pandemia de Covid-19 se extendió por largos meses, concluyó ayer el histórico VIII Congreso del Partido Comunista de Cuba, que consagró a Miguel Díaz-Canel, actual presidente del Estado, como secretario general en reemplazo de Raúl Castro, quien continuará militando como "un combatiente revolucionario más”.
El Partido Comunista de Argentina, por medio de su secretario general, Víctor Kot, celebró la realización del Congreso y envío una sentida misiva en la que expresó que la Revolución Cubana, el Partido, Fidel y Raúl son “ejemplo y vanguardia de la construcción socialista en América Latina, el Caribe y el mundo”.
Además, partidos comunistas y obreros de todo el mundo hicieron llegar sus mensajes de apoyo al desarrollo del Congreso, convencidos que en este importante evento revolucionario se trazarán las líneas estratégicas de la Revolución de cara a los próximos años.
Las directrices del Congreso fueron enunciadas por Díaz-Canel, quien afirmó que la “revolución está viva, actuante y firme” y agregó que “la entrega absoluta de la generación del centenario, el liderazgo universal del Che, el liderazgo profundo de Fidel y la continuidad y ejemplaridad de Raúl” constituyen la base que sustenta, a partir del legado de Martí, la independencia nacional y la solidaridad internacional.
Luego de ser elegido Primer Secretario General del Comité Central del Partido, Díaz-Canel afirmó que “lo que recibimos hoy no son cargos y tareas; no es solo la conducción de un país. Lo que tenemos delante es una obra heroica descomunal, es el osado alzamiento de Céspedes, es la misma intransigencia de Maceo, el empuje libertario de los cimarrones, es la luz de Martí”.

Consolidar el socialismo

Un capítulo especial del Congreso se centró en el denominado “traspaso generacional” que, sintetizado en el relevo que Díaz-Canel hizo de Raúl, expresa una faena colectiva del conjunto del pueblo cubano, en el que las nuevas generaciones asumen la misión de consolidar el socialismo, la independencia y el desarrollo nacional bajo el influjo de la experiencia histórica construida por los hombres y mujeres de Sierra Maestra y Playa Girón.
“En lo que a mí se refiere, concluye mi tarea como primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, con la satisfacción de haber cumplido y la confianza en el futuro de la patria", dijo Raúl, quien ejerció la tarea de Primer Secretario General del PCC durante diez años, tras asumir este cargo el 19 de abril de 2011.
Si Fidel es para el pueblo cubano el jefe político e ideológico de la revolución, Raúl es el gran general del Ejército, el organizador de las grandes batallas militares y el responsable de consolidar unas fuerzas armadas con un profundo fervor patriótico, latinoamericano y antiimperialista. En ese sentido, Díaz-Canel enfatizó que “el General de Ejército estará siempre presente, combatiendo con energía, aportando ideas y propósitos a la causa revolucionaria a través de sus consejos y orientación y su alerta ante cualquier error o deficiencia. El General de Ejército continuará siempre presente, porque es un referente para cualquier comunista y revolucionario cubano. Raúl, como cariñosamente le llama su pueblo, es el mejor discípulo de Fidel, que, como él, ha aportado grandes valores a la ética revolucionaria y a la labor partidista”.
Raúl es también el gran constructor de victorias diplomáticas imposibles de conseguir sin el apoyo internacional que logró cosechar en favor de las causas justas, contra el terrorismo de EE.UU. y sus socios de la Otan.
Entre esas batallas, sin dudas la más importante fue la de arrancarle al imperio de sus propias entrañas a los Cinco Héroes Cubanos. “Con paciencia e inteligencia, Raúl logró la liberación de nuestros Cinco Héroes, cumpliéndose así la promesa de que volverían. También impulsó con su estilo las relaciones exteriores. Con firmeza, dignidad y temple, dirigió personalmente el proceso de conversaciones que tuvieron como cierre el restablecimiento de las relaciones diplomáticas con EE.UU.”, recordó el flamante Primer Secretario.
Junto a la cuestión del relevo generacional, otro eje central de los debates y conclusiones del VIII Congreso estuvo ordenado en torno a la cuestión económica-social de la isla, que debe afrontar tras seis décadas de infame bloqueo el desafío de readaptar su economía a un mundo en el que “hay demasiadas puertas cerradas para las naciones con menos recursos y mucho más para quienes nos empeñamos en ser soberanos”.
Respecto a la situación actual de Cuba, Díaz-Canel afirmó que “el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos a Cuba por más de sesenta años, arreciado en los periodos de mayor crisis para que el hambre y la miseria provoquen un estallido social que socave la legitimidad de la Revolución, es la más larga afrenta sostenida en el tiempo contra los Derechos Humanos de un pueblo, y constituye, por sus efectos, un crimen de lesa humanidad”.
Sin embargo, hizo hincapié en que “al ratificar esta verdad, no se intenta justificar la ineficiencia de nuestra propia realidad, sobre lo que hemos abundado bastante. Se trata de responder a los que, con cinismo, difunden la idea de que el bloqueo no existe”.
Es de revolucionarios identificar las dificultades y enfrentarlas. Por eso, el Primer Secretario General dijo que “en una revolución auténtica, la victoria es el aprendizaje” y a partir de este principio analizó las dificultades económicas que atraviesa el país. En ese sentido, recordó evocando a Raúl que resultan “aportadoras las experiencias de China y de Vietnam, con progresos innegables en la economía y en el nivel de vida de sus poblaciones. Ambos procesos, que confirman las potencialidades de la planificación socialista, sufrieron más de una corrección en el camino”, aunque recordó que estos casos “el bloqueo a sus economías duró menos tiempo”.
En este marco, ratificó que “el Partido Comunista de Cuba continuará en la defensa de nuestras esencias, la independencia, la soberanía, la democracia socialista, la paz, la eficiencia económica, la seguridad y las conquistas económicas y sociales del socialismo”.

Seis décadas de Playa Girón

La celebración del Congreso coincidió con el 60 Aniversario de la victoria del pueblo cubano en la defensa de Playa Girón, triunfo que incidió fuertemente en la declaración del carácter socialista y antiimperialista de la revolución y que constituye al día de hoy uno de los grandes hitos de la lucha revolucionaria en América Latina.
En Playa Girón la naciente Revolución enfrentó triunfante a una fuerza invasora compuesta íntegramente por más de 1.500 mercenaria formados, entrenada, equipados y financiada por el gobierno de EE.UU.
Playa Girón, una ciudad costera ubicada en el sur de la occidental provincia de Matanzas y a unos 220 kilómetros al sureste de La Habana, fue el último reducto de los invasores —la llamada brigada 2506—, que fue vencida en menos de 72 horas.
En el Congreso, Díaz Canel evocó el espíritu de Playa Girón como una fuerza viva que forma parte del temple revolucionario para enfrentar los desafíos del presente. Así afirmó que “lo que sucede hoy nos coloca otra vez frente al hilo de la historia. Es 19 de abril, día de la victoria de Girón, aquella victoria primera contra los mercenarios del Imperio que quisieron derrotar a la Revolución y fueron sorprendidos”.
“La declaración del carácter socialista de la Revolución en las vísperas de aquellos combates, el valor y el genio de Fidel para que durara menos de 72 horas y la imagen del líder en el tanque en marcha, han vuelto con motivo de la fecha para recordarnos quiénes somos, de dónde venimos y hacia dónde vamos”, agregó.
Finalmente, concluyó que “el Partido Comunista de Cuba está indisolublemente unido a ese símbolo de resistencia y a la victoria que espera a los que pelean limpiamente por los derechos de sus pueblos, y no reclaman más que un puesto en la vanguardia”.