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Mié, Abr
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Organizaciones políticas y movimientos sociales tomaron las calles ante un nuevo aplazamiento del Tribunal Supremo Electoral de las elecciones presidenciales.

El golpe de Estado que se perpetró en Bolivia en noviembre de 2019, tiene un aliado de lujo en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), para consolidar su poder y su carácter fáctico. Esto quedó claro ahora que el TSE prorrogó, nuevamente, la fecha de elecciones que serían el 18 de octubre.
Tras el derrocamiento de Evo Morales -orquestado por la OEA y EE.UU.- Jeanine Añez tomó las riendas del país y en las primeras semanas se sostuvo a sangre y fuego, con represión y asesinatos al pueblo boliviano que salió a las calles en defensa de la democracia.
Superado el desafío de sostenerse tras el Golpe, el gobierno de facto respaldado por Donald Trump, comenzó a utilizar al TSE y al Poder Judicial con dos ejes principales: posponer elecciones y perseguir al MAS.
Así las cosas, estos días las movilizaciones en repudio a una nueva postergación de los comicios y para exigir la realización de elecciones, ocuparon las calles bolivianas. El secretario de la Central Obrera Boliviana (COB), Juan Carlos Guarachi, remarcó que “el pueblo pide a este Gobierno cumplir con la fecha de las elecciones, basta de prórrogas a título de la pandemia, que la han ido politizando: ni siquiera han llegado a tiempo los respiradores y los insumos de bioseguridad”.
Vale mencionar que en la anterior postergación de elecciones, se había fijado el 6 de septiembre como la jornada de comicios, lo que implicaba aplazar por tres meses, ya que en primer lugar era el 3 de mayo.
Allí el MAS emitió un comunicado expresando la preocupación de que el gobierno de Añez utilice las prórrogas como herramienta para seguir consolidando su poder, ante unas encuestas que dan como ganador a Luis Arce, candidato del Movimiento al Socialismo.
El desgaste de quien encabeza el gobierno de facto es una realidad. Al Coronavirus se lo enfrentó con un desprecio hacia la vida de los bolivianos -que si tenemos en cuenta que es un país de once millones de habitantes- podemos aseverar que es de los más afectados de la región, con hospitales colapsados y muertos en las calles.

Proscribir, es la tarea

En ese escenario, la estrategia del gobierno de facto es sostenerse mediante el apoyo que recibe del aparato represivo y judicial. Evo Morales ya fue proscripto, a Luis Arce se le busca cualquier causa para que no sea candidato y lo mismo se intenta con el MAS, que pese a perder el gobierno, sigue siendo el movimiento de más envergadura en el país.
Mientras tanto, la oposición a la dictadura exige elecciones que garanticen una salida y retomó a las calles para presionar en esa línea.
En Santa Cruz, Cochabamba, El Alto, La Paz, San Julián, Paitón y Montero se llevan a cabo movilizaciones. Y desde Buenos Aires, Morales saludó el “gran esfuerzo del pueblo que, pese a todas las dificultades, se manifestó hoy por la vida y la democracia. Es la gran conciencia de los bolivianos que saben que los grandes problemas se resolverán con unidad por nuestra dignidad y soberanía”.
En la misma dirección, Arce enfatizó: “hoy, el pueblo autoorganizado se moviliza por la vida, la salud, educación, trabajo y la democracia” y fue claro al recalcar que “el mensaje al gobierno de facto es claro: ¡Basta de usar la pandemia para quedarse en el poder y pisotear los derechos del pueblo!”.