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Suman más de 6.500 los trabajadores inmigrantes fallecidos como consecuencia de las terribles condiciones existentes en las obras de construcción de estadios para el Mundial 2022.

Durante la fecha de eliminatorias que se jugó la semana pasada, cuatro selecciones europeas hicieron pública su protesta contra el emirato de Qatar, que es el organizador de la próxima Copa del Mundo de la Fifa.
Se trata de Alemania, Holanda, Noruega y Dinamarca que mediante inscripciones en las camisetas con las que posaron en la foto previa a sus respectivos partidos, hicieron reclamos por la condición de los trabajadores contratados para realizar las obras de los lujosos estadios de la cita mundialista.
Cabe señalar que de acuerdo a un informe de Amnistía Internacional, los trabajadores contratados para las obras de los estadios que se construyen para disputar el Mundial, padecen pésimas condiciones laborales, son explotados y viven bajo constantes amenazas, trabajo forzoso y pagos atrasados o inexistentes.
Asimismo se reportó una gran cantidad de muertes entre los obreros que en su mayoría son inmigrantes, ocasionadas por las terribles condiciones en que se deben desempeñar.
Así las cosas, la Copa del Mundo Qatar 2022, viene siendo mirada de reojo desde lo económico, lo deportivo y lo organizativo. Desde el momento de su elección como sede en 2010, estuvo atravesada por acusaciones de compra de votos, violaciones a los derechos humanos hacia los trabajadores que levantan estadios y el radical cambio en los calendarios que implica jugar este torneo durante el invierno boreal.
El periódico británico The Guardian, denunció que más de 6.500 trabajadores migrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh y Sri Lanka murieron como consecuencia del trabajo que realizaban en obras para la celebración de la Copa. India, Bangladesh, Nepal y Sri Lanka revelaron que hubo 5.927 muertes de trabajadores en el período 2011-2020, mientras que la embajada de Pakistán en Qatar informó de otras 824 entre 2010 y 2020.  
Esto significa que el número total de muertes es mayor, ya que estas cifras no incluyen las ocurridas en los últimos meses de 2020 y tampoco las de ciudadanos de varios países que envían un gran número de trabajadores a Qatar, como Filipinas y Kenia.
Vale mencionar que Qatar está situado sobre un inmenso mar subterráneo de petróleo y gas, tiene la renta per cápita más alta del mundo, que alcanza a 137.162 dólares al año que se reparte mayoritariamente entre una élite conformada por las familias gobernantes de este emirato absolutista.
Y, muy lejos de ese ingreso per cápita aparecen los inmigrantes de India, Pakistán, Nepal, Bangladesh, Filipinas, Kenia y Sri Lanka que desde luego, disponen de una renta muy por debajo de esa cifra mencionada. Son, virtualmente, esclavos asalariados.
Con este telón de fondo, a nadie debería sorprende que las autoridades qataríes cualquier regulación elemental de seguridad en el trabajo de quienes están afectados a la construcción de la infraestructura para el Mundial.

Lobby

La cosa arrancó mal desde la propia elección de Qatar como sede ya que la decisión de la Fifa está teñida de sospechas de corrupción. En abril de 2020, el Departamento de Estado de EE.UU. acusó al emirato de haber sobornado a los responsables de la Fifa para quedarse con la sede que también pretendían EE.UU., Corea, Japón y Australia.
Otra situación que acaparó la atención fue el año pasado, cuando en plena pandemia de Covid-19, la Fifa dio a conocer el calendario detallado de la Copa del Mundo 2022, donde ya está definida la hora de los partidos, pese a que ninguna de las eliminatorias de los cinco continentes concluyó.
Esto se suma a la preventa de tickets exclusivos para algunos países que la Fifa lanzó hace algunos días, en una página exclusivamente manejada por el ente organizador.
Pero en este Universo Fifa todo parece ser susceptible al lobby y este caso no podía ser la excepción. Qatar Airways es sponsors de las principales competencias del fútbol mundial, como la Conmebol Libertadores y la misma Copa del Mundo Fifa. A esto se suma una gran cantidad de equipos de la élite mundial, que llevan la publicidad de esta empresa en sus camisetas.
No cabe duda de que la Fifa es y actúa como una de las principales multinacionales que, por lo tanto, funciona como una corporación empresarial con un eje en el ámbito deportivo lo que la ayuda a que se nutra de negocios con las empresas más conocidas del mundo.  
Pero a su vez, su característica  centralizada donde se aglutinan las federaciones nacionales de futbol de casi todos los países, es un eje de disputa a nivel geopolítico que se vende al mejor postor.
A la vista está que, a pesar de las secuelas mundiales que está dejando la pandemia, la pelota tiene que rodar para que con ella rueden los billetes y los negocios del entretenimiento más masivo del globo como es el querido balón pie.
No es casualidad que desde su profesionalización el fútbol, haya hecho silencio en situaciones de violaciones a derechos humanos como en Argentina 1978. Por eso no está en su lógica de articulador empresarial, cuestionarse una tragedia como la que atraviesa la previa del Mundial 2022, aunque esto haga que la pelota se vuelva a manchar.