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Vie, May
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“Se trata de una lucha política antes que judicial” dijo Memo Colantuono, del Partido Comunista, luego de que el juez federal a cargo de la causa contra Massot decidiera desligarlo de la responsabilidad por los secuestros y asesinatos de  Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola en 1976.

“Massot es sinónimo de poder y símbolo de impunidad en Bahía Blanca”, dijo Memo Colantuono, del Partido Comunista de la ciudad bonaerense, luego de que el juez federal Walter López da Silva, a pesar del pedido de la fiscalía, sobreseyera al ex dueño y director de La Nueva Provincia, en la causa en la que se lo investigaba por delitos de lesa humanidad.

El juez desechó de plano las acusaciones que incriminan a Vicente Massot en los secuestros y asesinatos de Enrique Heinrich y Miguel Ángel Loyola, trabajadores de La Nueva Provincia y delegados gráficos, que fueron perpetrados en julio de 1976 a pedido del por entonces dueño del periódico, que fue imputado como coautor en la causa. Además, se lo acusa de haber integrado una asociación ilícita con las autoridades militares en el desarrollo de tareas de acción psicológica sobre la población, durante la última dictadura cívico militar, para instigar al genocidio.

Dada la gravedad que supone el fallo del juez López da Silva, el fiscal general Miguel Ángel Palazzani y el auxiliar fiscal Pablo Fermento, integrantes de la Unidad Fiscal de Derechos Humanos de Bahía Blanca, apelaron la resolución. Asimismo, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación apeló también en las últimas horas el sobreseimiento. La Secretaría adhirió al planteo de la fiscalía y solicitó que se revoque la decisión.

Colantuono destacó, en contraposición al fallo negacionista del juez federal a cargo de la causa, la labor de la fiscalía, especialmente de Palazzani. El fiscal general representa, según el dirigente del PC, “un sector interno de la justicia que tiene vocación por impulsar las causas, y que viene batallando para que los juicios prosperen”. En efecto, en Bahía -como en otros departamentos judiciales de la justicia federal- “existe una puja interna, una batalla por lograr que se haga justicia y que se puedan concretar cómo puedan los juicios pendientes”, a pesar de las dilaciones y las trabas frecuentes de aquellos que no quieren que se siga juzgando a los genocidas. Pese a la voluntad de este sector, reconoció Colantuono, “no hemos podido articular con estos sectores una propuesta superadora, una construcción política para el pueblo y con el pueblo para poder enfrentar a los negacionistas”.

Asimismo, el dirigente del PC remarcó que “se trata de una lucha política antes que judicial” y remarcó que Massot “desde un punto de vista político es a nivel nacional un representante del proyecto destinado a conspirar contra los trabajadores” y recordó que “por eso hizo secuestrar a los dos delegados que trabajaban en su empresa”. A nivel local “es también el representante de una alianza histórica de la derecha bahiense con la Armada”.

En efecto, “en la actualidad la figura de Massot sintetiza la magnitud de la disputa que tenemos que afrontar en el país contra la derecha” y destacó que “es un exponente de los sectores de poder que pujan por mantenernos aplastados, retrasados, con el propósito de sostener la explotación de los trabajadores”.

 

Más impunidad, más negacionismo

 

A pocos kilómetros de Bahía, pero bajo el mismo clima de época y contexto ideológico en el que prolifera el negacionismo, el intendente de Pringles, Lisandro Matzkin, autorizó la presentación de un libro negacionista de los crímenes de la última dictadura en un espacio municipal y justificó la decisión amparado en la “libertad de expresión”.

Al respecto, Colantuono dijo que “no es el único caso” y recordó que recientemente Sergio Bordoni, intendente de Tornquist, nombró como delegado municipal en la localidad de Sierra de la Ventana a un ex integrante del Batallón 601 de Inteligencia del Ejército. “Lo peor es que Bordoni, que viene del PRO, pertenece al Frente de Todos porque es parte del massismo”, manifestó el dirigente del PC.

Para él Matzkin, radical, y Bordoni, massita, “frente al negacionismo se muestran, si no cómplices, tibios” e hizo hincapié en que “lo más preocupante es que estos actos de negacionismo, desvergonzados, son posibles por las claudicaciones que definen al gobierno del Frente de Todos y, especialmente, la gestión de Alberto Fernández”.