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Política
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A 77 años de su natalicio, Patricio Echegaray fue homenajeado en un acto que tuvo lugar en la sede del Comité Central del Partido Comunista. “Él dotaba de una mística al Partido”, reflexionó Hernán Randi en diálogo con Nuestra Propuesta.

La sede del Comité Central del Partido Comunista, fue escenario de un homenaje a Patricio Echegaray, que estuvo convocado a 77 años de su natalicio con la intención de honrar la memoria de quien fue el secretario general del PC, pero también para reflexionar sobre sus aportes políticos e ideológicos.

Por tal motivo se presentó un panel coordinado por la secretaria de organización de La Fede, Ivana Stéfano, que estuvo integrado por Marcelo Rodríguez, José Schulman, Zaida Chmaruk y Jorge Kreyness. Y también se recibieron saludos y adhesiones, entre otros, las del ex ministro Julio de Vido, el padre Paco Olveira y Juliana Marino, quien fue embajadora de nuestro país ante Cuba, así como los de Amado Boudou, Najeeb Amado, Stella Calloni, Daniel Catalano y Fernando Esteche.

Estuvo presente la esposa de Patricio Echegaray, Gloria Espejo, también los abogados Eduardo Suárez, Carlos Zamorano y Héctor Tajtemberg, como así referentes del MTL y del Partido, entre ellos Hernán Randi quien en diálogo con Nuestra Propuesta, reflexionó acerca de la vigencia del pensamiento y el legado de Patricio Echegaray.

 

-¿Cuáles son los principales aportes políticos e ideológicos que constituyen el legado que dejó Patricio Echegaray?

 

Por un lado está la vigencia actualizada permanentemente del marxismo. Patricio honra la definición de Mariátegui que dice “ni calco ni copia, creación heroica”, en la lucha contra el dogmatismo y contra toda mirada de la política y de la ideología que la presente como estancada, mecánica o antidialéctica.

Y también, siempre con una mirada antiimperialista que guía toda acción, la posibilidad de ver dentro del marco de este ascenso del fascismo, dónde pueden estar los vericuetos para poder volver a pasar a la ofensiva apenas se pueda. Esto en un mundo donde quieren vender que la derecha, la ultraderecha y el fascismo está a la ofensiva, algo que en realidad es una respuesta ante la ofensiva abrumadora de la República Popular China y nuevas formas en que el socialismo avanza a lo largo del proceso histórico. Ante esa respuesta violenta de la derecha, me parece que Patricio estaría buscando los vericuetos para que se pueda volver a entrar en la ofensiva en nuestro país.

 

-Para eso contaba con una notable capacidad de constructor y articulador hacia adentro de la fuerza propia, pero también hacia un espacio más amplio…

 

Sí. Él dotaba de una mística al Partido. Porque una de las grandes virtudes que tenía Patricio es que era un conductor en el terreno, ponía el hombro. Y lo hacía de diferentes formas, muchas de ellas en cosas que lo hemos visto hacer tantas veces sorteando vallas, avanzando contra la represión establecida en un desalojo o haciendo la Carta de los Cinco para decirle al mundo que había una crisis del socialismo, pero también que había una más grande del capitalismo. O al ponerla a Lohana Berkins en la Legislatura, cuando no era políticamente correcto hacerlo como puede ser ahora.

Audacia, audacia revolucionaria siempre. Defender todo el campo de la transformación social revolucionaria en el continente, pero avanzar siempre contra las filas del enemigo. Y siempre con el concepto de que la revolución socialista es posible, nunca aggiornado a los discursos, a esos cantos de sirenas que quieren llevarnos al campo de lo inmediato como expresión del posibilismo.

 

-Esa mística y mirada no dogmática, son dos datos que hablan sobre la pertinencia y la actualidad del pensamiento de Patricio Echegaray donde la idea de unidad tenía un lugar central…

 

Me parece importante destacar el tema de la unidad de los revolucionarios y de la izquierda, y la unidad de todo lo que tenga que ser unido contra el enemigo común. Él tenía mucha claridad en la concepción cambiante que tiene la contradicción principal: primero ubicar la contradicción principal y avanzar con mucha fuerza contra ella, en unidad.

Por eso “unidad” es una palabra que estaba siempre presente en Patricio. Desde aquella Coordinadora de Juventudes Políticas hasta la actualidad, siempre tuvo claro el valor del concepto de la unidad del Partido, la unidad de los revolucionarios, la unidad de la izquierda, la unidad del campo popular, la unidad de identidades. Y no como un concepto abstracto. Porque la unidad puede ser entendida como sólo un hecho de filosofía o de análisis dialéctico. Pero para Patricio la unidad se convierte en acción práctica a través de las políticas frentistas.

Y además no tenía una visión dogmática del frentismo. Porque el frentismo, para la mirada de Patricio, era siempre un campo abierto hacia el futuro, es decir, era la posibilidad de ir cambiando también la idea de qué tipo de frente era necesario en cada momento.

Me gusta mucho la definición de Lenin que aparece recurrentemente en su obra escrita, donde divide la coyuntura en situaciones concretas que se llaman “el momento actual”. Lenin habla mucho del “momento actual”. Y Patricio tenía una ductilidad muy importante para llevar al Partido a la batalla del momento actual.

 

-¿En esta clave, cuál sería la tarea del momento actual para el Partido?

 

La tarea del Partido sería ocupar las calles con mucha energía, construir políticas frentistas a partir de lo que sucede en las calles y después intentar transferirlas a la situación electoral, por delante de la construcción del frente que sea el más importante para la batalla inmediata.

Obviamente que la batalla inmediata, hoy en Argentina, es derrotar, en el campo nacional, a las ultraderechas internacionales. Hoy, jueves 19 de octubre, en concreto, sería tensar la fuerza para que no gane la ultraderecha el domingo.

 

-En este contexto de complejidades y urgencias, los comunistas comenzamos a transitar un camino precongresal ¿Cuáles son los derroteros que se deberían ir construyendo como para consolidar ese camino?

 

Primero un partido mejor y más inserto en el movimiento de masas, sobre todo en el mundo de la representación de los trabajadores. Un partido mucho mejor inserto en la construcción de las inquietudes de la juventud. En toda su historia, Patricio nunca dejó de ser de La Fede. La marca de lo que hizo en La Ferde, la llevó siempre en la sangre.

Y, por supuesto, siempre rompiendo cualquier mirada dogmática, reafirmando nuestra ideología comunista, marxista y revolucionaria.

Por eso una tarea es llevar adelante un congreso que ponga  al Partido en una senda de crecimiento, que lo consolide como un Partido más organizado e ideológicamente fuerte. Un Partido que esté a la altura de la revolución latinoamericana, con todas las formas y combinaciones que tiene la revolución latinoamericana. Porque en términos de la revolución latinoamericana, no es que haya un desarrollo igual en todos los países, ya que esto es algo que tiene que ver con sujetos, con burguesías locales que pueden estar más o menos ligadas al imperialismo, con dónde aparecen formas de resistencia popular vinculadas a cómo son las estructuras de clases.

Pero también un Partido que piense en cosas como el cambio climático, así como en el problema civilizatorio como centro de la crisis del capitalismo financierizado de esta etapa.

Todo esto, siempre, con un horizonte que es la idea de la revolución socialista de liberación nacional. Porque nunca debemos abandonar la idea de la construcción de un partido revolucionario. Me parece que es, en ese marco, como estaría pensando Patricio el Congreso que se viene. Y siempre pensando la importancia de un Partido fuerte, lo que implica concentrar todas las energías en la unidad del Partido.

Hay que aclarar que esto no implica ceder en las discusiones ni en la honestidad intelectual de los debates. Patricio siempre decía lo que pensaba y lo hacía de frente: decía “hay que ir por acá” y las discusiones se armaban.

Para los comunistas es muy importante una situación precongresal y el tránsito de lo que se inicia ahí. Un congreso no es el momento donde se toman las definiciones, se cierra una etapa y se abre otra. Sino que es todo el proceso de discusión, la intención de construir síntesis y acuerdos para abordar revolucionariamente la etapa que se nos presenta.

 

-Este proceso tiene como telón de fondo una situación en la que el momento del desarrollo de la crisis del sistema, pone en evidencia algunas de las propias contradicciones del capitalismo, aquellas que laceran más al sujeto al que interpelamos…

 

El proceso congresal jamás tiene que hacerse para adentro. Se tiene que dar en el diálogo y el desarrollo con las fuerzas amigas, con los compañeros y compañeras que respetamos mucho en nuestro pueblo, los que han luchado, luchan y lucharán contra las circunstancias de un mundo que se presenta atroz.

La lucha por la paz, contra el militarismo y el saqueo, contra el FMI, contra todo lo que lacera la vida de nuestros pueblos y de nuestro pueblo en particular, está presente en el debate de este proceso. Y, asimismo, la preocupación por un escenario atravesado por cosas que estamos viendo, como lo que está pasando en este momento con el pueblo palestino y con las políticas imperialistas en Ucrania. Vemos las intentonas permanentes de destruir la base material del desarrollo del socialismo en China. Y, en América Latina, vemos la constitución de políticas de derecha y de ultraderecha que están directamente piloteadas por las embajadas yanquis. Por eso, también en este contexto, aparece como prioritaria la defensa de Cuba ante tanta agresión y ataque directo e indirecto, así como los que se perpetran contra Nicaragua y Venezuela.

Por eso con mucha información y capacidad crítica, debemos intentar poner al Partido en foco sobre esos puntos donde hay que golpear contra el enemigo. Este es el marco en el que, me parece, Patricio estaría pensando. Y lo que está claro, es lo necesario que sería Patricio en este marco.

 

-¿Se puede decir que Patricio Echegaray era un optimista de la potencialidad de la clase?

 

Patricio era un optimista. Era un gigante que siempre tuvo los pies en al tierra, no fue un gigante de papel de esos a los que se lo lleva el viento. Le tocaron todas las circunstancias adversas que le pueden llegar a tocar a un dirigente revolucionario y quizás más. La dictadura, la guerra de Malvinas, la caída del Muro, el llamado socialismo real y la Unión Soviética. Pero siempre enfrentó todas las adversidades, en el intento por construir un partido revolucionario organizado para la revolución.

Patricio tenía este nivel de optimismo, no un optimismo ligero o superficial. Y eso es el punto de partida fundamental de cualquier postura marxista trasformadora.

Por eso es que pienso que ahora Patricio estaría organizando al Partido para lo que viene. Estaría proponiendo sistemas, porque la organización no es una estructura solamente, es un sistema de múltiples combinaciones. Y Patricio estaría muy preocupado y pensando en eso, porque lo que hay que enfrentar, lo que se viene, sea como sea el resultado electoral, es una batalla de múltiples combinaciones. Y en esto una cosa central es el trabajo para la organización de la juventud, algo a lo que imagino que estaría muy atento Patricio.