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Mié, May
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Los recientes dichos de Fito Páez sobre Cuba, algunas reflexiones y una carta abierta escrita con decepción, pero también con esperanza.

¡¿Tu también Fito?! Es la pregunta retórica que, con algo de lamento, nos hicimos unos cuantos que ya peinamos canas (los que todavía tienen algo para peinar), al enterarnos de las declaraciones sobre Cuba que hizo Fito Páez hace algunos días.

Todo se precipitó a raíz de una serie de dichos bastante desafortunados que, sobre la realidad de La Isla, emitió el músico que es el protagonista principal de la película documental La Habana de Fito, una obra del director cubano Juan Pin Vilar, en la que se reflejan diferentes momentos del cantante a la capital cubana.

Esta toma de postura se hace pública a poco que otro prócer del rock nacional, Emilio del Guercio, anunciara su precandidatura a legislador del Parlasur por Juntos por el Cambio. Si bien el ex integrante de Almendra y Aquelarre ya venía coqueteando con la derecha, duele ver el recorrido que hizo aquel joven y talentoso músico que en los años 70 militaba en la izquierda peronista, hasta llegar al lugar donde elije estar ahora mismo.

Así las cosas, la toma de postura que públicamente adoptó Fito Páez, provocó reacciones encendidas de no pocos habituales operadores de la gusanera del “mundo latino” que, como si hubiéramos nacido a la vera del Lacio, es como a estos tipos les gusta designarnos a todos los que llegamos al mundo al sur del Río Bravo.

Y, principalmente, estas reacciones aparecieron entre otros que después de autopercibirse como “revolucionarios”, lograron ver la Luz del capitalismo y ahora, como todo buen converso, andan por la vida sobreactuando el macartismo, porque no vaya a ser cosa de que alguien ponga en duda la fidelidad de la conversión. “Fito Páez despertó en Cuba”, es el título del editorial que uno de estos conversos, Alfredo Leuco, eligió para referirse a lo que pasó con Páez.

El sarcasmo de este título va en sintonía con otras opiniones que desde las mismas propaladoras massmediáticas se hicieron oír sobre este episodio. Y, en todos los casos, no ocultan cierto placer morboso que les provoca ver a aquel que varias veces tuvo actitudes solidarias con Cuba, vestido con el sambenito y haciendo un auto de fe.

Pero más allá de eso, todo esto pretende tener un sentido pedagógico que premia o condena, según de qué lado de la línea de lo políticamente correcto se esté. Y, desde aquella perspectiva, lo políticamente correcto, no es otra cosa que aquello que dicte la clase capitalista. El mensaje es sencillo: si sos artista y querés prosperar en el circuito de la industria del entretenimiento, no podés andar defendiendo a una Revolución que le sigue plantando batalla al Imperio y que, vaya de paso, con su sola existencia cuestiona todo el sistema de creencias que se impone a partir de las relaciones del capitalismo.

Entonces, si querés seguir ganando el Premio Grammy, quizás haya llegado la hora de abjurar de todo aquello que hiciste cuando fuiste joven y tuviste el pelo largo, te abrazaste con Mercedes Sosa y Silvio Rodríguez, defendiste públicamente a Cuba y hasta hiciste un megarecital en La Habana, trabajando solidariamente y al costo.

La vida no es un camino unilineal. Lejos de eso, casi todo está lleno de sinuosidades, idas y vueltas que a veces nos dejan perplejos. En este camino se va aprendiendo a que esto es algo que le pasa a todo el mundo, incluyendo a aquellos personajes que tomamos como referentes de alguna u otra cosa. Nacemos, vivimos y a veces caemos donde podemos. Y aunque caer no resta mérito a lo que pudimos hacer cuando estábamos de pie, es cierto que deja como un sabor amargo muy parecido a la melancolía. Por eso, de Fito, quedémonos con la flor, antes que con el Decadrón.

 

Carta

 

Y a propósito de todo esto, quien también dijo lo suyo es Norberto Champa Galiotti, que además de ser rosarino como Fito, preside el Partido Comunista en esa ciudad y es coordinador de la Red Continental Latinoamericana y Caribeña de Solidaridad con Cuba. Lo hizo por medio de una carta abierta que no tiene desperdicio y va a continuación:

 

Tus declaraciones contra la Revolución Cubana me causaron decepción. Decía Hamlet Lima Quintana que “el artista y el hombre son indivisibles”. Tus expresiones recientes distorsionan esa armonía indivisible entre el hombre y el artista, que yo creía ver en vos.

Afectan mi valoración sobre gran parte de tu obra

“Quién dijo que todo está perdido; yo vengo a ofrecer mi corazón” es un sinónimo de esperanza ante las adversidades, es acompañamiento ante quienes sufren injusticias, es la lealtad de un amigo incondicional. Me brindaba la posibilidad de acercarme al artista y al hombre. ¿En qué punto esa sensibilidad por la injusticia se pasó al lado del opresor de Cuba y de todos nuestros países latinoamericanos y caribeños?

Otro gran artista, Horacio Guarany, en su canción “Milonga de la riqueza” expresaba que “… tiene el hombre que aprender mil cosas para vivir; pero les voy a advertir, que antes de llorar sus penas, el hombre debe saber las causas de sus problemas”. Y me pregunto

¿dónde quedó tu sensibilidad que interpretaba las causas de los problemas y la defensa de las causas justas?: “No creas que perdió sentido todo”.

El memorando del vicesecretario de Estado para Asuntos Interamericanos de los EE.UU., Lester Mallory, presentado el 6 de abril de 1960 al presidente Eisenhower, dice textualmente: “La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno”, esto es lo que sucede desde hace 64 años en Cuba. Deberías sumar tu voz, y el impacto social que tiene, a la lucha contra el bloqueo y no a acallar el reclamo sobre esta acción deleznable.

Comparto tu opinión sobre la pena de muerte, también me opongo a esa pena capital. El Código Penal en Cuba, como en otros países (incluido EEUU), contemplan la pena de muerte para determinadas acciones delictivas. Recuerdo, de Cuba, las ejecuciones del General Arnaldo Ochoa, junto al coronel Antonio de la Guardia, el capitán Jorge Martínez Valdés y el mayor Amado Padrón Trujillo, todos ellos juzgados y sentenciados por narcotráfico, en el año 1989. Luego recuerdo la de esos tres terroristas, a los que hacés referencia, que habían secuestrado una embarcación con cincuenta turistas, en el año 2003. En ese mismo período de tiempo, en EE.UU. se ejecutaron 1441 personas; de las cuales 16 eran menores de edad y 34 con deficiencias mentales (datos de Amnisty.It). EE.UU. ha declarado, unilateralmente, una guerra a Cuba y es, en ese marco, que se juzga y ejecuta a estos cubanos. La aplicación de estas legislaciones es en tiempos de guerra. El bloqueo comercial, económico y financiero se constituye en una declaración de guerra a la que hay que sumar otras acciones terroristas contra Cuba que causaron más de tres mil muertos.

Desconozco los motivos y causas que provocaron tus declaraciones, a las que considero alejadas de la realidad histórica, con desconocimiento de los hechos a que hacés referencia y que no hacen más que incluir tu voz en la guerra de cuarta generación que impulsa en estos años EE.UU. contra Cuba. Desconozco si, sos conscientemente parte de esto o, es un exabrupto emocional.

Si puedo afirmar, que todo lo que dijiste contra la Revolución Cubana no es original. Esos mismos argumentos los han esgrimidos otros artistas, deportistas, escritores y políticos serviles a los EE.UU. Son las mismas palabras. Y, como somos sujetos sociales, es de suponer que en el ámbito más cercano a vos, el más estrecho, es esa la recurrente argumentación que escuchás. Entiendo que provienen de quienes ambicionan fama y dinero y se venden al dios mercado, el que es manejado desde EE.UU. y, especialmente en lo artístico, desde Miami.

No espero que te declares incompetente en todas las materias del mercado, ni que te declares inocente, ni que seas abyecto y desalmado. Te pido que no pienses que todo está perdido y que vuelvas a ofrecer tu corazón. No a quienes nos saquean y ultrajan, sino a quienes soñamos que un mundo mejor es posible.

El camino de regreso es difícil, pero aquí te esperamos, si estás dispuesto a recorrerlo. De no ser así habremos perdido una voz para nuestras luchas y habrá ganado el enemigo, con la conversión de uno de los nuestros.

Te saludo, con decepción pero con una pequeña esperanza.