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Política
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 “Ni un minuto de tregua en la lucha frente al saqueo, el ajuste y la represión”. Con este título Comité Central del Partido Comunista convocó a “resistir y construir alternativa de futuro”. Lo hizo por medio de una declaración que transcribimos a continuación.

Estamos asistiendo al brutal inicio de una de las experiencias más dolorosas para el pueblo argentino en el marco de una crisis capitalista global que se sigue profundizando día a día en todo el mundo con su secuela de hambre, desempleo y guerras de agresión. En su crisis y debilitamiento paulatino, los centros del poder imperialista se tornan aún más agresivos y ponen al mundo al borde de la guerra. Impulsan a las fuerzas más retrógradas de cada país en una combinación peligrosa de ultraliberalismo, para concentrar aún más la riqueza y el poder, y de neofascismo, con la pretensión de imponerse por la fuerza.
En el plano internacional la Argentina de Milei apoya la continuidad del bloqueo genocida contra Cuba, las sanciones e intentos golpistas del imperialismo yanqui contra Venezuela y Nicaragua, la aventura guerrista de la Otan contra Rusia, la escalada de provocaciones contra China y la política genocida del gobierno israelí contra Palestina. Estos apoyos podrán traducirse en votos en la
ONU para pasar a alinear por completo nuestra política internacional al mandato imperialista de los EE.UU. e Israel.

Nuevamente, un sector del bloque de poder concentrado y transnacional, asociado al capital financiero globalizado y a los sectores locales más reaccionarios de la sociedad, reivindicadores de las políticas genocidas de la última dictadura cívico-militar, asumió el gobierno del país y rápidamente comienza a descargar su programa de saqueo, ajuste, quita de derechos y represión. Las primeras medidas anunciadas por el gobierno de Javier Milei condenan a buena parte de la población a engrosar los índices de pobreza que hasta el 10 de diciembre ya alcanzaban al 45 por ciento de nuestra sociedad. Con el cínico y remanido argumento de que es necesario sufrir para luego encontrar la “luz al final del camino” justifican esta batería de medidas regresivas. Pero, como decía el gran Atahualpa Yupanqui, sabemos que como siempre con estos programas “las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas”.

El gobierno de La Libertad Avanza, con la vicepresidenta Villarruel y el Partido militar, no esconde sus cartas: son explícitos sus vínculos con las grandes empresas multinacionales y sus personeros locales como Toto Caputo, su orientación contra la protesta social del aparato represivo con Bullrich y Petri al frente y su alineamiento con los criminales de guerra de Estados Unidos e Israel. Una verdadera expresión proimperialista, ultraliberal y neofascista.

Como prometieron en campaña, ya lanzaron una brutal devaluación de casi el 120 por ciento que tiene como principal objetivo licuar los salarios (bajar el “costo” laboral según la mirada capitalista), congelar los planes sociales, quitar la Ley de movilidad a las jubilaciones y generar las condiciones para su privatización, cesantear a miles de trabajadores en el Estado, terminar con la obra pública, abrir las importaciones, terminar con el sistema de Ciencia y Tecnología soberano, desfinanciar la educación y la salud públicas, enfriar la economía y favorecer a los sectores más concentrados, en particular al sector financiero y a las exportaciones de granos, delineando el viejo sueño oligarca de un país exportador de materias primas, sin desarrollo industrial ni ciencia y tecnología propias, dependiente del imperialismo, subordinado a los intereses de los EE.UU. y la Otan.

Está claro que avanzan a toda marcha para rematar nuestros recursos naturales, nuestras empresas nacionales estratégicas, pronunciar el extractivismo y reprimarizar nuestra economía. La estatización de la deuda de empresas importadoras en dólares, como en su momento lo había llevado adelante Domingo Cavallo con la deuda privada, es una de las muestras más contundentes de para qué clase social avanza la “libertad”.

Javier Milei había anunciado en un tramo de su campaña que el ajuste que proponía sería más profundo que el pedido por el FMI. Hoy ya lo estamos sufriendo. Las políticas de conciliación del gobierno del FdeT nos fueron trayendo hasta esta situación y hoy hay algunos referentes del campo popular que hablan de “esperar a ver cómo avanza el gobierno recientemente electo”. Los
comunistas compartimos la lectura de no fragmentar ni dispersar esfuerzos para no debilitar las luchas pero es indiscutible que el hambre del pueblo no puede esperar, que es necesario no darle un minuto de tregua a este gobierno y que debemos organizarnos rápidamente para enfrentarlo con todas nuestras fuerzas y con la más amplia unidad posible.

En una sola semana el gobierno de Milei dispuso una cantidad enorme de medidas para afectar los intereses populares y profundizar el saqueo y la concentración monopólica de la riqueza. Mientras, anuncia que seguirá avanzando a este ritmo y que cumplirá su promesa de que “no habrá lugar para el gradualismo”. Por lo tanto, en la lucha por la supervivencia cotidiana y en la batalla cultural, reafirmamos que al plan motosierra y a la ideología ultraliberal y neofasacista que lo sustenta no podemos darle tregua.

Frente a la gravedad de la crisis que atravesamos, impulsaremos en las centrales obreras y los sindicatos iniciativas para estar a la altura de las circunstancias y salir en defensa de más de un siglo y medio de conquistas ganadas con lucha y unidad para nuestra clase contra esta versión local de la Doctrina del Shock. En períodos como este resulta urgente la unidad en la acción de la CTA T, CTA A, sectores de la CGT y las organizaciones sociales dispuestas a luchar contra el ajuste, la entrega y la represión.

Desde el Partido Comunista, afirmados en nuestras convicciones anticapitalistas y antimperialistas, por la liberación nacional y el socialismo, impulsaremos la unidad de esos sectores en las calles, en nuestros lugares de trabajo, de estudio, de vivienda y redoblaremos esfuerzos para construir la alternativa política que le permita a nuestro pueblo organizarse y superar esta ofensiva del bloque de poder hegemónico. Un bloque de poder que busca propagar el miedo y la resignación entre nuestro pueblo. La prueba más explícita de este disciplinamiento coercitivo que quieren
imponernos no es otra que el "protocolo Bullrich", que como afirma la Liga Argentina por los Derechos Humanos “resulta inconstitucional ya que pretende criminalizar acciones que son propias de todo Estado de Derecho”. Pero por otro lado vemos como ante la adversidad aparecen respuestas rápidas de colectivos de autoconvocados dispuestos a dar pelea. Un ejemplo de ello es la recientemente constituida “Red Federal por la Defensa de los Derechos Humanos y la Democracia”, que nuclea a diversas organizaciones sociales, sindicales, de derechos humanos y abogados laboralistas.

La tarea de la hora pasa por transformar la bronca popular en organización de masas. En este sentido militaremos con todas nuestras fuerzas y convicciones revolucionarias para fortalecer nuestro Partido con el fin de desplegar la mayor unidad en la acción posible para enfrentar al gobierno y a los intereses que representa y para construir una verdadera alternativa política, frentista y participativa, que sin ambigüedades defienda nuestra soberanía, la unidad latinoamericana, la idea de un mundo pluricéntrico y en paz y se comprometa verdaderamente con los intereses de nuestro pueblo en cada lucha reivindicativa, abriendo caminos hacia un horizonte emancipatorio.

El próximo aniversario de la rebelión popular del 19 y 20 de diciembre de 2001 nos encontrará a los comunistas en la Plaza de Mayo y en calles y plazas de todo el país construyendo unidad popular para resistir contra el plan motosierra y vencer. Ni un minuto de tregua al saqueo, el ajuste y la represión.

Como nos enseñaron las Madres de Plaza de Mayo, ¡Ni un paso atrás!