“Todo apunta a convertir a la planta de producción en una de distribución, lo que generaría despidos y un fuerte crecimiento del desempleo”, advirtió Matías Pereyra, desde el PC de Villa Constitución.
Esta semana se escribió un nuevo capítulo del drama que desde hace varios meses viven cientos de trabajadores de Villa Constitución y su zona aledaña, cuando el grupo ArcelorMittal decidió ponerle un freno casi total a la producción en la planta de Acindar, ubicada en esa localidad santefesina. En consecuencia, la empresa también avanzó con una nueva tanda de suspensiones que en este caso alcanzó a seiscientos operarios, lo que representa el ochenta por ciento del personal operativo de la sede productiva.
En este contexto, la comisión interna de la planta denunció que la empresa comenzó a importar acero desde China y Brasil, con el propósito de boicotear la lucha de los trabajadores de la planta, lucha que se profundizó luego de la implementación del esquema de suspensiones masivas. Además de la incertidumbre, las suspensiones también conllevan una reducción del ingreso para los trabajadores, dado que la empresa liquida solo el 75 por ciento del salario. De este modo Acindar estipula sostener el esquema de suspensiones hasta diciembre y luego implementar un programa masivo de retiros voluntarios.
El plan de la empresa fue denunciado en varias oportunidades por el Partido Comunista de Villa Constitución. Desde el PC, Matías Pereyra advirtió que “se está profundizando el modelo que lleva adelante Acindar”, algo que “también afecta a los contratistas, quienes se vieron empujados a despedir personal”. El difícil panorama se completa con las suspensiones y el cobro reducido del salario, que apenas llega a los cuatrocientos mil pesos por quincena.
En este marco, “la empresa continúa avanzando con su proyecto, un proyecto orientado a reducir el nivel de producción de la planta hasta su suspensión total”, explicó Pereyra. En simultáneo, y en contraposición a los intereses de los trabajadores, “la empresa importa acero desde China y Brasil, un acero que es de menor calidad y por ende mucho más barato”.
Por todo esto, queda en evidencia que Acindar “está implementando un proceso de reducción de personal e implementación de nueva tecnología”. De manera que “no es difícil deducir que, si los trabajadores no logran torcer el rumbo de la empresa, todo apunta a que la sede mute de una planta de producción a una de distribución, con una producción mínima de acero”, explicó el militante comunista.
Si se logra imponer este cambio, “es probable que la empresa decida despedir a más de trescientos o cuatrocientos trabajadores”. Además denunció que, entre otras cosas, lo que viene haciendo Acindar es “separar a la clase trabajadora”, ya que “primero trata con contratistas, después con las cooperativas y por último divide la planta en sectores y entonces, por ejemplo, el sector de despacho tiene trabajo pleno, pero el resto de los trabajadores están suspendidos”. Y, en medio de este proceso, “va ofreciendo retiros voluntarios”.
Perspectiva en el corto plazo
Ante este panorama, Pereyra sostuvo que “las perspectivas no son buenas”. Para entenderlo, alcanza con “escuchar lo que dicen los ceos de Acindar cuando señalan que la macroeconomía del país está funcionando bien y que se proponen ‘ser competitivos’”. Queda claro que cuando la multinacional con sede en la cloaca fiscal de Luxemburgo habla de “ser competitivos”, admite estar en sintonía con la reforma laboral diseñada por Federico Sturzenegger, que no es otra que la que Javier Milei espera imponer si el esquema electoral que lidera sale airoso de las elecciones de octubre.
“Acindar ya está implementando una manera de flexibilización laboral de hecho”, recalcó Pereyra y explicó que mientras tanto “se realiza una ‘optimización de la empresa’, que es como llaman ellos a lo que en la práctica representa reducción de personal”. Porque ArcelorMittal no oculta que Acindar de Villa Constitución es apenas una parte de su esquema de negocios, por lo cual desde el punto de vista del capital resulta lógico que, en el actual contexto de la economía del país y mundial, apueste a que la planta de Villa Constitución se reconvierta en un centro de distribución, en detrimento de la producción de acero.
Todo esto sucede en una comunidad que viene golpeada. “Acá en Villa Constitución, durante las elecciones a concejales del 29 de junio, la LLA encabezó su lista con un candidato (Matías Tomasi) que hizo campaña con una motosierra y emulando a Milei se impuso con cerca del 40 por ciento”, advirtió Pereyra.
Al respecto, reflexionó que “queda claro que hace falta una construcción que aporte a que la clase trabajadora tenga conciencia de clase”.
En este sentido, sostuvo que “sería una expresión de deseos decir que estamos en condiciones de proponer que la planta de producción de acero sea dirigida por los trabajadores en una cooperativa”. En verdad, “estamos muy lejos de eso, pero no por eso hay que abandonar el trabajo político y militante”. Y añadió que “sabemos que la consciencia de clase no brota de un día para el otro, pero también sabemos que las luchas que se han dado históricamente como el Villazo no sucedieron de la noche para la mañana”. Por el contrario, concluyó, “fueron el resultado de procesos muy duros, de grandes debates y de un fuerte impulso emancipador”.