Trabajadores de Baterías Champion, de n Florencio Varela, pagan con plomo en sangre la maximización de la tasa de rentabilidad empresarial. Mientras tanto el gobierno nacional avanza en un camino que permite flexibilizar, cada vez más, las medidas de seguridad que protegen a los operarios.
Por lo menos nueve operarios intoxicados con alarmantes niveles de plomo en sangre y más de sesenta en peligro es el resultado del análisis preliminar que surge de la situación que en estos días atraviesa la planta que Baterías Champion posee en Florencio Varela, provincia de Buenos Aires, en un contexto en el que además los trabajadores vienen denunciando que reciben amenazas por parte de una patronal que los deja a su propia suerte, tal como lo hace con el barrio donde está emplazada la fábrica que corre serios riesgos de contaminación ambiental.
La cosa pasó de castaño oscuro ya que hay varios obreros que, pese a estar enfermos por el plomo en sangre que tienen, se ven obligados a continuar trabajando, porque la patronal se niega a reconocer sus casos ante la ART. Por tal motivo hubo denuncias que llegaron hasta el Ministerio de Trabajo bonaerense que dio inicio a las pertinentes actuaciones que permitieron corroborar varios casos de plumbemia, enfermedad provocada por la constante exposición derivada de la manipulación del plomo sin medidas de protección adecuadas.
Ramón Raúl Ríos es vecino de Florencio Varela, militante del Partido Comunista, estudiante avanzado de Gestión Ambiental en la Universidad Nacional Arturo Jauretche y refiere que la planta en cuestión ubicada en el barrio Bosques, está en medio de un vecindario, por lo que “si no se toman las medidas de seguridad adecuadas, además de las enfermedades como el saturnismo, plumbemia que causan los trabajadores, se pueden ver afectadas otras personas que viven en el barrio”.
Asimismo, celebró que los obreros “se hayan podido organizar para hacer las denuncias pertinentes porque evidentemente en esa planta no se cumplen con los protocolos de protección de personal” que, tal como explicó, “consisten en la provisión de máscaras, botas, guantes y delantales apropiados porque en esa planta deben manipular acumuladores donde se genera electricidad a través de reacción química que, a su vez, provoca un gas que se deposita en cualquier elemento que haya en el lugar”, al tiempo que “también denunciaron que no hay extractores de gases y los existentes no funcionan”.
Por otro lado recordó que tiempo atrás hubo un caso similar en Barrio La Rotonda, también en esta localidad del sur del conurbano bonaerense, “donde desde la fábrica arrojaban los materiales que desechaban para hacer una suerte de mejorado sobre una calle de tierra”, algo que acabó provocando un problema de contaminación grave en el lugar.
“Queda claro que en el caso de Baterías Champion no se cumplieron las normas establecidas para el caso de protección del personal”, ya que entre otras cosas, “se entregaba indumentaria sucia que los trabajadores debía llevar a sus casas para lavarlas, llevando al mismo tiempo la contaminación a la familia”, dijo Ríos y advirtió que la fábrica debe tener su propia lavandería con los mecanismos que permitan un adecuado proceso de filtrado del agua.
¿Pero la normativa existente es suficiente? “Esto está reglamentado por normas que bajan desde la Organización Mundial de la Salud”, explica y recuerda “que ahora por decisión del gobierno de Javier Milei, Argentina se va de esa organización”, algo que también trae consecuencias negativas en lo inherente a las normas más elementales de seguridad laboral que deben regir en este tipo de situaciones.