Poco fue lo que se avanzó en el caso del asesinato de Pamela Fabiana Cobas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante. Mientras tanto, “se multiplican los discursos de odio con Milei y sus satélites repetidores de las redes y los medios”, lamenta Andrea Mossano, desde la Corriente Lohana Berkins.
Se cumplió un año del Triple Lesbicidio de Barracas y pese a las instrucciones que oportunamente recibió de las instancias superiores, el juez Edmundo Rabbione persiste en negar que el caso del asesinato de Pamela Fabiana Cobas, Mercedes Roxana Figueroa y Andrea Amarante encuadra dentro de lo que debe ser tipificado como un crimen de odio, por lo que la causa sigue tramitándose lentamente y bajo la carátula de “Homicidio Agravado”.
Vale recordar que durante la noche que fue del 5 al 6 de mayo de 2024, Andrea Amarante estaba junto a su pareja Sofía Castro Riglos, en la pieza que compartían en ese momento con Cobbas y Figueroa, cuando sin mediar palabra fueron atacadas por Justo Barrientos, quien arrojó dentro de la pieza un cóctel incendiario.
Rápidamente el fuego arrasó el cuarto. Sólo Sofía logró sobrevivir aunque con secuelas terribles por las que durante los últimos doce meses debió recibir asistencia médica y psicológica. El agresor, que tal como lo señalan varias personas que vivían en el mismo inquilinato, actuó por el odio que despertaban estas dos parejas de lesbianas, no sólo arrojó el coctel incendiario, sino que impidió que sus víctimas pudieran huir del lugar que era abrasado por las llamas.
Fue un triple lesbicidio. Sofía Castro Riglos sobrevivió, pero además de las secuelas físicas que quedaron, debió soportar en principio la revictimización a la que fue sometida cuando el juez Rabbione no le permitía ser querellante, ya que no asumía su vínculo con Andrea. Esta situación se superó cuando ante un pedido de recusación presentado por Sofía, a fines de diciembre pasado, la instancia superior ratificó al juez Rabbone aunque le ordenó que la acepte como querellante.
Pero, pese a esto, el magistrado persistió en su determinación de no enmarcar la causa como un crimen de odio y en sostener la imputación de Barrientos bajo la carátula de homicidio agravado, “como si se hubiera tratado de un conflicto entre vecinos, porque desconoce el trasfondo realmente grave que tiene este triple lesbicidio, que es el asesinato de tres lesbianas a manos de un hombre violento que toma sus vidas, literalmente las prende fuego, por ser lesbianas, sin otra razón”, recalca desde la Corriente Lohana Berkins, Andrea Mossano.
Esta actitud fue reprochada la semana pasada por la Sala 7 de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional que, en respuesta a la apelación de la querella de Sofía Castro Riglos y a la que representa a un hijo menor de edad de Roxana Figueroa, le dijo a Rabbione que debe considerar que los tres crímenes fueron motivados por el “odio desmedido” que el asesino tiene por quienes fueron sus víctimas.
Es que con los elementos que tiene este caso puestos sobre la mesa, queda claro que se está ante un crimen que fue motivado por el odio, pero asimismo “en un contexto en el cual en nuestro país se multiplican los discursos de odio con Milei y sus satélites repetidores de las redes y los medios”, lamenta Andrea Mossano y advierte que no resulta casual que en los días que corren, “el colectivo lgtbq+ esté más vulnerado que hasta hace un tiempo”, ya que “hay un retroceso tremendo a nivel institucional que, ciertamente, afecta la calidad de vida”.
El cierre del Ministerio de la Mujer y del Inadi, los ataques constantes contra la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la Ley Micaela y la Ley de Educación Sexual Integral, son apenas una muestra que habla elocuentemente de lo que se está viviendo. Y, en este sentido, lo que la Presidencia Milei destruye en el plano institucional, tiene un correlato en un aparato ideológico que las sustenta.
Poco antes del crimen, el biógrafo y amigo personal de Milei, Nicolás Márquez, celebró públicamente que con la llegada al gobierno de La Libertad Avanza, el Estado dejara de “promover, incentivar y financiar la homosexualidad”, pero fue todavía más lejos el 15 de mayo de 2024, cuando al responder un posteo en el que la periodista Olga Wornat señalaba que “las mataron por lesbianas”, con absoluta crueldad pontificó: “entonces no te hagas lesbiana así no te matan. Buen motivo para reivindicar la heterosexualidad”.
Contexto de precarización
“Hay que tener presente que Andrea, Roxana y Pamela fueron asesinadas porque eran lesbianas”, insistió la representante de la Corriente Lohana Berkins y añadió que las ultimaron “en su casa…en la habitación que ocupaban, donde estas cuatro mujeres vivían en un contexto de precarización”.
En este sentido, sostuvo que es preciso ver ese contexto “desde una perspectiva de clase”, ya que “ellas vivían compartiendo una pieza de una pensión, se habían amuchado a nivel familiar la una con la otra…precarizadas laboralmente, porque las personas del colectivo Lgtb tienen una historicidad de desarraigo y desprecio, no en todos los casos, pero sí gran parte”. Y puntualizó que “a veces son expulsadas de sus núcleos familiares y también padecen dificultades para acceder a un trabajo digno a raíz de la discriminación…la misma que en este caso acabó asesinándolas”.
Por otra parte, este marco se condice con la gravedad que tiene el hecho de que el Poder Judicial, en este caso representado por el juez Rabbione, persista en negar el enfoque de género que, necesariamente, debe llevar a que esta causa sea tratada como un crimen de odio”, ya que “eso haría que se siente un precedente sobre otras causas futuras”, algo que resulta imprescindible en el actual contexto que aparece atravesado por una constante escalada de odio propiciada desde la propia Presidencia de la Nación.
“Ese discurso presidencial junto al grupo de sus secuaces y repetidores contra el colectivo lgtbq+, envalentonan a personas que tienen grandes problemas de odio en su existencia, habilitando a que alguien te insulte, te hostigue, te rompa una ventana, te grite barbaridades por la calle y también atente contra tu propia vida”, alertó Andrea Mossano y recordó el reciente atentado perpetrado contra la secretaria de Género del Partido Comunista, Solana López y su familia (Ver “Este hecho no debe quedar impune”).
Pero pese a esto, a un año del triple lesbicidio, la causa aparece bastante planchada, algo que va a tono con un espíritu de época que -hay que repetirlo- se fomenta desde el propio gobierno. “Es un dato más del recrudecimiento fascista”, asevera Andrea y remarca que “este tipo de acciones y conductas son puramente fascistas y es lo que se promueve desde lo institucional ahora mismo”.
Por lo cual advierte que “cuando el fascismo domina los discursos, acciones y el poder, ya sabemos que muchas personas dejan de existir o viven mal”, al tiempo que “ciertos colectivos pasan a ser demonizados para inducir a la sociedad a que vea en ellos algo que debe ser destruido porque es amenazante”. Y puntualiza que “este tipo de construcciones sabemos que acaban con 30 mil desaparecidos y genocidios por goteo”.