Se trata de Juan Augusto, un provocador que desde el deliberativo comunal de Cañuelas pretendió ensuciar la memoria de Esteban Reimer, trabajador de Mercedes Benz detenido- desaparecido por la última dictadura cívico-militar.
“Es poco serio que un concejal realice chicanas sobre un resarcimiento histórico, cuando su propia historia señala que él, su novia, su hermanastro y su padre ocupan puestos de gobierno”, reflexionó el dirigente del Partido Comunista de Cañuelas, Mario Micheli, al salir al cruce de los dichos del concejal de esa localidad, Juan Augusto, quien en declaraciones públicas dijo que su par Malena Reimer “vive del Estado”.
Augusto es el titular de la bancada que La Libertad Avanza (LLA) posee en el Concejo Deliberante de esta localidad bonaerense, donde Malena Reimer integra el bloque de Unión por la Patria que también suma a la comunista Flavia Guardia. Malena es hija de María Luján Ramos, una intachable referente de la lucha por los Derechos Humanos que en Cañuelas todos llaman Maruca, pero también de Esteban Reimer, trabajador de Mercedes Benz que fue secuestrado y permanece desaparecido desde la última dictadura cívico-militar.
Todo esto es razón suficiente para que, desde la particular mirada que tiene y el sustento que le brinda el esquema ideológico al que pertenece, Augusto se permita descalificar Malena y en ella a la lucha incansable de mujeres que como Maruca enfrentaron a la dictadura, también a las leyes de impunidad y a fascistas más pesados que este empresario devenido en concejal.
Por eso es que a la hora de repudiar a Augusto y brindar su solidaridad con Malena y su familia, el PC no estuvo solo. “Es un hecho que merece nuestro repudio, pero que a su vez nos llama a una reflexión ¿todo está permitido para ganar una discusión política? ¿Se puede argumentar justificando de manera indirecta el terrorismo de Estado en pos de responder a un adversario político?”, son preguntas que por medio de una declaración hace el Movimiento Derecho al Futuro local, antes de recalcar que “hay límites que se construyeron en estos 42 años de democracia ininterrumpida”, por lo que resulta inaceptable “la utilización de la reparación histórica que recibieron las familias víctimas del terrorismo de Estado, como chicana para sostener débiles argumentaciones”, tal como hizo Augusto “rompiendo un límite que como sociedad no podemos dejar pasar, porque el negacionismo en democracia no tiene lugar”.
También se pronunciaron, en idéntica sintonía, las dos CTA, las 62 Organizaciones Peronistas y la CGT, que caracterizaron los dichos del concejal por LLA como “un ataque despectivo y vergonzoso contra la Memoria y dignidad de las víctimas del terrorismo de Estado”, por lo cual reclamaron que Augusto “se disculpe públicamente y reconozca la dignidad y los derechos de las familias de desaparecidos”, pero también “que se tomen medidas para prevenir la violencia verbal y el acoso en el ámbito público”.
Durante la última dictadura y en aquellos años en que las leyes de Obediencia Debida y Punto Final, junto a los indultos de Carlos Saúl Menem, consagraron la impunidad de los responsables del Genocidio Argentino, en Cañuelas la figura de Esteban Reimer y la resistencia de Maruca representaron, para muchos, una luz que iluminaba la lucha por la Memoria, la Verdad y la Justicia en una comunidad que por entonces aún presentaba rasgos pueblerinos, pero también bastante conservadores.
Esteban Reimer tenía 29 años cuando fue arrancado de su vivienda, el 5 de enero de 1977. Era un obrero que como varios cañuelenses trabajaba en la planta que Mercedes Benz posee en la vecina localidad de Virrey del Pino, donde era delegado de base. Cuando lo secuestraron era protagonista de la lucha por la reincorporación de más de un centenar trabajadores que habían sido cesanteados. En ese momento la actual concejal Malena Reimer tenía apenas un año.