Varias fuentes coinciden en que el premier israelí visitaría Buenos Aires en agosto, incitado por Javier Milei. “Hay que preparar un adecuado recibimiento”, dijo el secretario general del Partido Comunista, Jorge Kreyness, recordando la condición de “criminal de guerra” de Netanyahu y en el mismo sentido el Comité de Solidaridad con el Pueblo Palestino señaló que “debe escucharse el repudio”.
En las últimas 48 horas comenzó a tomar fuerza la versión que da cuenta de que el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, podría llevar a cabo una visita oficial a la Argentina durante agosto, respondiendo a la invitación que le hizo el presidente Javier Milei. Así coincidieron en señalarlo ese día dos fuentes habitualmente bien informadas sobre las definiciones que toma Tel Aviv, The Israel Times y la Agencia Judía de Noticias.
Por su parte, ayer martes, el medio de información digital que se enfoca en la difusión de noticias de Israel y las comunidades judías del resto del planeta, Iton Gadol, dio por hecho que Netanyahu va a estar hacia fines del mes venidero en Buenos Aires para reunirse con Milei y el liderazgo de la comunidad judía que vive en nuestro país, algo en lo que coincidió con lo anunciado el mismo día por la emisora pública israelí Kan.
En tanto que la Oficina del Primer Ministro de Israel, fue más cauta al indicar que “se ha recibido una invitación y, como de costumbre, se está evaluando la posibilidad”.
Lo cierto es que todo parece señalar que, días más días menos, Netanyahu va a viajar a Argentina como un acto de reciprocidad con Milei que, como se recordará ya estuvo dos veces en Israel. La última durante el mes pasado cuando se entrevistó con el premier local y el presidente Isaac Herzog, al tiempo que disertó ante el plenario del Parlamento donde anunció para 2026 la mudanza de la Embajada de nuestro país desde Tel Aviv hacia Jerusalem, disposición que contaría la Resolución 181 de la ONU, mientras el régimen fascista de Netanyahu bombardeaba Therán sin darle tregua al genocidio en curso en Gaza.
Si se concreta, no sería la primera vez que Netanyahu viaje a Buenos Aires, ciudad que visitó durante septiembre de 2017 invitado por el entonces presidente Mauricio Macri. Por otra parte, también trascendió que además del primer ministro, podría viajar el canciller israelí, Gideon Sa’ar, cuyo padre nació en Argentina.
De todos modos, antes de viajar, el premier israelí deberá asegurarse de que el Poder Judicial de nuestro país no ejecute la orden de arresto que pesa en su contra, que fue dictada por la Corte Penal Internacional durante noviembre de 2024, después de que una investigación iniciada varios meses antes, encontrara evidencia “razonable” para imputarlo por la comisión de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad perpetrados en el contexto de la masacre que el Estado de Israel profundizó desde fines de 2022 en la Franja de Gaza.
Con este telón de fondo, desde Buenos Aires, por medio de su cuenta en la red social X, el secretario general del Partido Comunista de la Argentina Jorge Alberto Kreyness, hizo pública su condena a la invitación hecha por “#MileiCipayo” al primer ministro israelí y llamó a “preparar el adecuado recibimiento” para este “criminal de guerra”.
En el mismo sentido se pronunció el Comité Argentino de Solidaridad con el Pueblo Palestino, al puntualizar que “si se concreta la visita de Netanyahu a la Argentina, debería ser una oportunidad para interpelar a todo el arco político de nuestro país”, tras lo que sostuvo que “este genocidio no debe quedar impune ni la deben sacar barata”.
Asimismo, el Comité recordó que desde hace mucho tiempo se puso al frente de diversas actividades que pretenden denunciar el genocidio que perpetra el Estado de Israel, pero también la lucha que libra el pueblo de Palestina, por lo que no dudó al expresar que “el principal representante de Israel, causante del genocidio, no debería pisar nunca nuestro país” por lo cual, si eso sucediera, “debe escucharse el repudio y en las calles estaremos”.
Fuera Netanyahu. Fuera Mekorot
La visita del premier israelí se anuncia a poco de que la Presidencia Milei publicara el DNU 493/2025 y el Decreto 494 que ponen en marcha un proceso de privatización total de Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA), que es la empresa estatal que provee agua potable y saneamiento a alrededor de quince millones de personas de CABA y veintiséis municipios del conurbano bonaerense.
En el horizonte de esta privatización aparece Mekorot, que es la empresa estatal israelí que ya desembarcó en nuestro país, tal como lo hizo en México, Colombia, República Dominicana, Brasil, Chile y Uruguay por medio de un esquema de negocios poco transparente que plantea la mercantilización del agua, la reticencia a tener en cuenta la opinión de las comunidades ubicadas en las zonas donde se expande y el incumplimiento de normativas locales.
Mekorot hizo saber que de acuerdo a sus estatutos no puede adquirir activos en el extranjero, lo que le impediría hacerse cargo de Aysa, pero la empresa israelí ya estableció acuerdos con gobiernos de una docena de provincias argentinas (afianzando su presencia durante el gobierno de Alberto Fernández) además del que lo liga con la propia Aysa “a nivel técnico” tal como reconoció no hace mucho su coordinador para proyectos especiales en el exterior de la compañía, Diego Berger.
De todos modos, nadie puede soslayar el peso que puede tener la decisión política y estratégica que, en este caso, pueda tomar Netanyahu. La misma determinación política que llevó a que Mekorot tome decisiones por las que fue denunciada internacionalmente por crímenes de apartheid y por ser una parte necesaria en la limpieza étnica que perpetra el Estado de Israel contra el pueblo palestino al impidirle acceder al agua que posee en su propio territorio.