Falleció el actor Rafael Solano, que como militante de la Federación Juvenil Comunista fue integrante de la primera Brigada del Café a Nicaragua y combatió junto a Marcelo Feito en El Salvador.
Con tremenda tristeza hay que comunicar el fallecimiento de Rafael Solano, el pasado viernes 12 de diciembre, un artista del pueblo que durante la década del 80 fue militante de La Fede e integró la Brigada General San Martín, la primera Brigada del Café, que se sumó a otras fuerzas internacionalistas que, desde diferentes puntos del plantea, llevaron su solidaridad al pueblo nicaragüense. Poco tiempo después Rafa no dudó en llevar también sus convicciones revolucionarias a El Salvador donde combatió, entre otros, junto a Marcelo Feito en el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) contra las fuerzas de la reacción y el imperialismo yanqui.
Quien también formó parte de ese destacamento es Luis “el Negro” Laguna, quien a su vez había participado de la segunda Brigada del Café a Nicaragua y recuerda a Solano “desde los encuentros previos que tuvimos quienes íbamos a ir a El Salvador”. El Rafa, como le decían sus compañeros, “era un correntino hincha de Boca que por esos años ya vivía en Capital Federal, un tipo del que era fácil hacerse amigo”.
Tras concluir su misión imternacionalista en Nicaragua, con el transcurrir de los meses, Rafael Solano fue uno de los militantes designados por La Fede y el Partido Comunista para ir a luchar a las montañas salvadoreñas. “Una vez en El Salvador, él participa en las Fuerzas Populares de Liberación (FPL), mientras que la mayoría de los militantes de La Fede que viajamos fuimos a incorporarnos a las Fuerzas Armadas de Liberación”, puntualiza Laguna sobre los distintos destinos que les tocaron a los combatientes de la juventud comunista bajo el mando central del FMLN.
“De común acuerdo el compañero se incorpora a las FPL y pese a que todos estábamos actuando en la misma zona, teníamos muy pocos encuentros por la situación de guerra que había”, comentó Laguna en diálogo con Nuestra Propuesta. Y puntualizó que “cada tres meses aproximadamente había encuentros y nos reuníamos en Chalatenango”, aunque estos eran casos excepcionales porque Rafael “estaba en un pelotón de expansión que era la primera avanzada para que después nosotros pudiéramos ir a hacer las tareas que teníamos asignadas”.
Asimismo, el “Negro” Luis recordó que “cuando cae Marcelo, el comandante Lucio nos reúne a los argentinos que estábamos en El Salvador para darnos la confirmación de que había muerto en combate nuestro camarada y nos dice que el compañero Alfredo, que era como se llamaba allá Rafael, ya estaba llegando para estar con nosotros en ese momento”.
Después de la desmovilización, ya en Buenos Aires, Rafael Solano continuó relacionado orgánicamente con el Partido Comunista durante un tiempo. Por entonces, ya estaba comenzando a dar sus primeros pasos como actor, formado por el maestro Pompeyo Audivert. Como tal, integró “Glorias Porteñas”, un recordado espectáculo de tango en el que compartió elenco con Soledad Villamil, Brian Chambouleyron, Silvio Cattáneo y Carlos Viggiano. Solano tuvo a la par de su rica carrera artística en teatro, cine y televisión, una destacada militancia sindical en la Asociación Argentina de Actores y Actrices. Participó de obras como El cielo por asalto, La tubatango le canta a Gardel, La plebe, Buenos Aires 2003, Babilonia y otras tantas que le valieron el reconocimiento del público y la crítica por igual.
Dentro de su trayectoria cinematográfica actuó en Belgrano, Bolivia, La Cordillera, Tomando Estado y varias otras películas y defendió hasta sus últimos días al INCA y la cultura frente a los ataques del gobierno de Javier Milei. Además de su paso por la pantalla grande, en televisión formó parte de los elencos de ficciones como Epitafios, Padre Coraje, Vientos de agua, Sos mi vida, Los secretos de papá y Mujeres asesinas.
En tanto que Solano también pudo volver a El Salvador cuando el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional accedió al gobierno nacional con la presidencia de Salvador Sánchez Cerén e invitó a los ex combatientes de las brigadas internacionales.
“La etapa más alta del militante comunista es la del guerrillero”, reflexionó Luis Laguna al recordar a Rafael Solano. En el libro del también brigadista Carlos Enrique “Crónica Internacionalista. Nuestra solidaridad con el pueblo salvadoreño”, Laguna narra de primera mano los pormenores de este compromiso militante llevado hasta las más altas consecuencias. “Rafa cumplió solemnemente con la tarea que le asignó el Partido, fue coherente con sus pensamientos y por eso estuvo en ese frente donde cumplió su tarea cabalmente”, añadió . Por lo que, como concluyó el Negro Luis, “siempre vamos a estar en deuda con el camarada que tanto brindó y ahora se nos fue, muy joven, dándole razón a ese apotegma que señala que a veces los mejores son los primeros que se van”.