Un represor organiza una marcha hacia Plaza de Mayo para pedir que larguen a los genocidas condenados. Por primera vez desde 1983 un militar va a estar al frente del Ministerio de Defensa y el subsecretario de Derechos Humanos defiende en la ONU el “Protocolo Antipiquetes” y la “memoria completa”.
Frente a los rebrotes neofascistas para sostener un capitalismo en crisis que concentra la riqueza en cada vez menos manos, el vicepresidente de la Liga Argentina por los Derechos Humanos (Ladh), Gerardo Etcheverry, reflexionó que “hay un clima de época en el cual los ultrarricos están buscando en el mundo hacer lo que quieren”. Puntualmente en los últimos días se sucedieron hechos que hablan con elocuencia acerca de cómo en nuestro país la ultraderecha dejó de lado cualquier sutileza y abiertamente va por todo.
En este sentido, el sábado se anunció oficialmente que el actual jefe del Estado Mayor General del Ejército, el teniente general Carlos Alberto Presti, va a suceder a Luis Petri al frente del Ministerio de Defensa y de este modo se va a convertir en el primer militar en ocupar esa cartera desde 1983. “Por primera vez desde el regreso de la democracia, una persona con intachable carrera militar que ha llegado al más alto rango en su escalafón estará al frente del Ministerio que está encargado de la defensa nacional y de las Fuerzas Armadas, inaugurando una tradición que esperamos que la dirigencia política continúe de aquí en adelante y dando por finalizado la demonización de nuestros oficiales, suboficiales y soldados”, provocó en su comunicado la Casa Rosada de cara al cincuenta aniversario del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976.
A esta lamentable página en nuestra historia se suman la reciente designación como titular de Asuntos Judiciales de la Subsecretaría de Derechos Humanos de la Nación de Alfredo Vitolo, quien es un abogado que sin disimulo milita a favor de que se perdone a los responsables de haber cometido crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura, y la postura fijada por el titular de esa Subsecretaría, Alberto Baños, cuando en la última reunión del Comité contra la Tortura de la ONU reunido en Ginebra, defendió la política represiva del gobierno enmarcada en el “Protocolo Antipiquetes” e hizo lo propio con el criterio de “memoria completa”, repitiendo la consigna negacionista de que lxs detenidxs desaparecidxs “no fueron 30 mil”. Como si esto fuera poco, hay que mencionar la reciente negativa de nuestro país de votar en la ONU contra una resolución “para prevenir y erradicar la tortura”, que históricamente se aprobaba por unanimidad y que este año, a instancias de Estados Unidos e Israel, fue sometida a votación. El único voto que acompañó al de estos dos países que promueven guerras, invasiones y genocidios por el mundo fue el de Argentina.
Con esta mirada institucional como contexto, a nadie debe sorprender que se esté organizando una concentración en Plaza de Mayo para el próximo sábado con el propósito de demandar que sean dejados en libertad los represores condenados por haber perpetrado delitos de lesa humanidad durante la última dictadura cívico-militar. Y, menos aún, que quien aparezca al frente de tal convocatoria sea uno de esos siniestros personajes, Orlando González, alias Hormiga, que es un represor que actuó en la Escuela de Mecánica de la Armada y desde 2017 está condenado a prisión perpetua por los crímenes que cometió.
“El caso del ‘Hormiga’ armando una convocatoria para una movilización a favor de los represores que aún están detenidos, que no son todos los que deberían estar y encima muchos disfrutan como él de domiciliaria, nos permite ver varias cosas”, sostuvo Etcheverry y añadió que esto sucede “en contraposición al tratamiento que le dan a otras personas con prisión domiciliaria como Cristina Fernández de Kirchner, a quien ahora le ponen un montón de requisitos que no son los mismos que les ponen a los genocidas, como si los delitos por los que se la condenó -aún si fueran ciertos- fueran peores que los de lesa humanidad”.
El vicepresidente de la Ladh subrayó que “la posibilidad de que se haga esta convocatoria que representa un pronunciamiento a favor de los genocidas y sus amigos, demuestra un clima de época en el cual los ultrarricos están buscando hacer lo que quieren” y en ese marco recordó, en clara alusión a Donald Trump, que “un millonario impulsa hacia nuestra región una nueva reconquista por parte de EE.UU., ya que nos tratan como su patio trasero”.
Tras lo que puntualizó que “para eso EE.UU. intenta justificar el asesinato de más de setenta personas que navegaban por el Mar Caribe y el Pacífico, alegando que se trataba de narcos, algo que nunca fue demostrado y aunque lo fueran nadie puede ser asesinado así, porque lo lógico sería que se los capturara y sometiera a juicio”.
Por eso es que , sin dudarlo, insistió en que “todo esto demuestra que hay un clima de época en el cual es lógico que los represores argentinos sientan que tienen que estar en libertad”, ya que “si EE.UU. asesina abiertamente en aguas que bañan el norte de Sudamérica, si se perpetra un genocidio en Gaza a la vista de todo el mundo y sigue apretando el bloqueo contra Cuba que persigue un objetivo genocida ¿cómo es que ellos van a estar detenidos si parece que el mundo acepta crímenes que se perpetran desde el mismo contexto ideológico y con los mismos objetivos que los que ellos cometieron?”.
Ministros
Al referirse a la designación de Alejandra Monteoliva como titular del Ministerio de Seguridad Nacional que deja Patricia Bullrich para ocupar una banca en el Senado, Etcheverry, opinó que se trata de “más de lo mismo”, ya que Monteoliva “es una de las personas que estuvieron involucradas en todas las acciones y declaraciones que Patricia Bullrich llevó a cabo a lo largo de su gestión ministerial”.
Por su parte, a la hora de analizar lo que plantea el nombramiento de Presti, aseveró que queda claro que el nuevo titular de Defensa “va a continuar la línea de subordinación absoluta a las Fuerzas Armadas estadounidenses y para eso no se necesita política, sino un ejecutor, por lo que ahí puede estar uno de los motivos por los cuales eligieron a un militar acostumbrado a obedecer, en este caso, a sus superiores de Estados Unidos”.
Asimismo, el vicepresidente de la Ladh sostuvo que esta designación significa “una nueva muestra sobre cómo intentan reivindicar el accionar de los militares”, al tiempo que “es un nuevo avance del negacionismo, porque no se trata de militares que condenaron a la última dictadura, ni siquiera de forma tibia como en su momento lo hizo Balza”, sino que “son militares que expresan estar de acuerdo con aquello o no dicen ninguna palabra en contra de los crímenes de lesa humanidad cometidos durante esos años”. Quien calla otorga y entre los crímenes que nunca repudió el nuevo ministro de Defensa están los de su propio padre, Roque Presti, comandante del Regimiento de Infantería 7 de La Plata durante la dictadura, quien tuvo a su cargo los centros clandestinos La Cacha, Arana y Comisaría Quinta y murió impune.
Si bien Etcheverry insistió con que el nombramiento de Presti en Defensa constituye “un intento más del negacionismo al que nos tiene acostumbrado el gobierno de Javier Milei”, lejos de sorprenderse por el hecho consideró que el mismo “resulta lógico porque precisan negar lo que pasó durante la dictadura, tanto la parte de los crímenes militares como la de los económicos”.
Al respecto hizo hincapié en que el negacionismo “se combate con acciones sociales, con educación, mucho trabajo de concientización y debate de ideas”, ya que “un pueblo que tiene claro que la dictadura fue uno de los orígenes de la destrucción que todavía sufre nuestro país y un quiebre hacia un estado de dominación imperialista que todavía padecemos, evidentemente va a resistir cualquier intento negacionista”.
Por ello es que fue contundente al sostener que ante este clima de época, “debemos organizarnos y luchar, sabiendo que el genocidio de ayer y el genocidio de hoy son para imponernos la miseria planificada y una nueva sumisión al imperialismo estadounidense”. Frente a este escenario que atravesamos en nuestro país pero que al mismo tiempo forma parte de un contexto internacional, concluyó que la única forma de evitar que el negacionismo siga avanzando “es unir a todos los pueblos de Nuestra América, y si es posible del resto del mundo, contra las políticas imperialistas y represivas que favorecen a los grandes grupos económicos”.