GF es militante de la Fede y de la Corriente Nacional Lohana Berkins. En ocasión del reciente ocho de marzo escribió para Nuestra Propuesta el siguiente artículo, que da cuenta de la situación alarmante que atraviesan los feminismos y las diversidades en este contexto de ajuste brutal contra la clase trabajadora. Ante la adversidad, la resistencia aparece con más fuerza en las calles para construir un futuro en que ninguna vida valga menos que otra.
El 8 de marzo de 2025 día de las trabajadoras y del paro internacional feminista, en Argentina, se consolidó, como una jornada de lucha y denuncia, en la que miles de mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales y no binaries salieron a las calles para enfrentar un gobierno que, bajo el pretexto de combatir la “ideología woke”, carga con su supuesta “motosierra” contra los derechos ganados por la lucha popular durante décadas.
Según datos del propio Observatorio de Femicidio de la Defensoría del Pueblo de la Nación, en 2024 se registraron 295 asesinatos a compañeras que incluyen 23 femicidios vinculados, 8 transfemicidios, 12 suicidios feminicidas y 14 femicidios relacionados con el narcotráfico y el crimen organizado. Además, según datos del propio INDEC, en hogares monomarentales casi 7 de cada 10 viven por debajo de la línea de pobreza y el 43,3% de las asalariadas jefas no están registradas. La tasa de empleo de las feminidades se sitúa en 46,8% frente a 66,1% en los hombres, mientras que la brecha salarial alcanza el 27,7% y las trabajadoras del cuidado perdieron hasta un 54% de su salario real en varios sectores y con la eliminación del cupo laboral travesti trans por parte del gobierno de Milei se vuelve a profundizar la exclusión y la precarización laboral del colectivo, volviendo a poner al sistema prostituyente como la única forma de subsistencia.
Pero la represión va mucho más lejos de las estadísticas laborales y de violencia: el gobierno de La Libertad Avanza con la ley bases estableció que se elimine la moratoria previsional el próximo 23 de marzo, lo que implica que 9 de cada 10 mujeres en edad de jubilarse se verán privadas de una vejez digna. Asimismo, el gobierno destruyó varios mecanismos de protección en materia de género como el Programa Acompañar, que vio su ejecución presupuestaria caer un 90% en 2024 en términos reales y ya no figura en el presupuesto para 2025. De igual forma, la Línea 144, que asistió a 277.166 personas en 2021, 474.784 en 2022 y 288.094 en 2023, sufrió un recorte del 66% en 2024; todos estos datos oficiales, sumados al cierre del INADI, el desmantelamiento de la Línea 145, destinada a denuncias de trata, y el desmantelamiento de los hogares de asistencia a víctimas de violencia de género, evidencian un Estado que, en lugar de escuchar y proteger a las víctimas, recorta recursos para prevenir y atender violencias, lo que resulta en agresiones mucho más graves que por lo tanto, tienen un impacto social y económico mayor.
Por último, nos encontramos con que el gobierno que sí bien dice “cuidar a los menores” hace todo lo contrario, ya que la vulneración de los derechos de la niñez se manifiesta en diversas políticas que afectan su bienestar e integridad. Por ejemplo, la flexibilización en la circulación de menores sin documentos y sin la autorización de ambos padres, lo que incrementa la vulnerabilidad de les menores frente a redes de trata de personas. Adicionalmente, al prohibir tratamientos de afirmación de género para niñeces y adolescencias, se les despoja su derecho fundamental a ser reconocides según su identidad. Mientras que, en el camino, destruyeron los programas que ayudaban a prevenir y erradicar violencias, como el Proyecto de Educación Sexual Integral, que solo contó 12 millones de pesos en 2024, una caída del 99% y que este año pasará a ser del 100% al contar con $0 en el presupuesto de 2025. Y el Plan ENIA (Prevención del embarazo no intencional dolescente), parte del programa de Desarrollo de la Salud Sexual y la Procreación Responsable, se redujo en 27% en el presupuesto para 2025 en relación al año anterior, con una ejecución en los primeros dos meses de 2025 que cayó 86% respecto a 2024 y 96% comparado con 2023. En conjunto, estas medidas reflejan una desatención sistemática hacia las niñeces y adolescencias, incrementando su exposición a situaciones de violencia y vulnerabilidad.
Frente a este panorama, con nuestras banderas de Florencia Gómez y el pedido de justicia, desde el Partido Comunista, la Federación Juvenil Comunista y la Corriente Nacional Lohana Berkins nos movilizamos en varias ciudades de Argentina. Conscientes de que al modelo del Estado de Milei se lo debe combatir con un profundo enfoque antifascista, antipatriarcal y anticapitalista, al observarse que su gobierno no solo eliminar políticas esenciales para proteger a las mujeres y al colectivo TLGBINBQ+, sino también reforzando un autoritarismo neofascista que privilegia los intereses de una élite capitalista. Bajo la retórica del “que las hace, las paga” y “cuidar a los argentinos de bien”, el gobierno intenta justificar la eliminación de leyes de paridad, el cierre de instituciones de derechos y la supresión de la perspectiva de género, junto a una marcada represión de la protesta social, en un intento de borrar las conquistas sociales históricas.
La lucha antifascista es el rechazo a un Estado que, en nombre del “sentido común”, desmantela estructuras que garantizaban la igualdad y la justicia. La resistencia antipatriarcal se manifiesta en la defensa de la dignidad de mujeres y diversidades que fueron históricamente oprimidas, mientras que la lucha anticapitalista denuncia un sistema que, a través de recortes y políticas de “austeridad”, agrava la desigualdad y vulnera los derechos de los sectores más débiles.
Solo la unidad y la acción popular podrá frenar la destructiva “motosierra” de Milei. La única vía para detener este retroceso autoritario es a través de la movilización del pueblo y que este en su conjunto haga valer el derecho a una vida digna y a la igualdad real, donde el Estado deje de ser instrumento de opresión y se transforme en garante de justicia social.
El 8M de 2025 se erige, por tanto, como un llamado urgente a la unidad de todas las identidades oprimidas. La resistencia popular es la única forma de detener el avance neofascista, patriarcal y capitalista de Milei y Villaruel sobre vuestros derechos, que amenaza con revertir décadas de conquistas. Solo a través de la lucha colectiva se podrá construir un futuro en el que ninguna vida valga menos que otra y, en palabras de Rosa Luxemburgo, construir “un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres".