Al atacar al Inta, la Presidencia Milei también apunta contra un sector que está integrado por alrededor de 158 mil establecimientos productivos. “Quieren enterrar la posibilidad de tener soberanía alimentaria”, denunció el coordinador de la Unión Campesinos Poriajhú, Raúl Toto Galván.
“Esto es algo que se tiene que poner en el contexto de la destrucción del Estado que el gobierno de Javier Milei anunció que venía a hacer desde su primer día”, denunció el coordinador de la Unión Campesinos Poriajhú, Raúl Toto Galván, al referirse al ataque que la Presidencia Milei viene perpetrando contra el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (Inta) que, entre otras cosas, pone en riesgo a 158 mil establecimientos de la agricultura familiar, sector que representa el 63 por ciento del total establecimientos rurales que hay en Argentina.
En este punto resulta prudente destacar que como consecuencia de la falta de fomento al sector que, en mayor o menor medida se viene dando con los sucesivos gobiernos, la agricultura familiar ocupa apenas el trece por ciento de las tierras cultivables que tiene el país, lo que es la contracara de una moneda que del otro lado, el de los ganadores del sistema, presenta una concentración de la tierra en muy pocas manos que por sus característica atenta contra cualquier desarrollo sustentable que se pretenda para la Argentina.
“Lo que hace ahora el gobierno es algo que ya se venía viendo”, lamentó Galván y puntualizó que “lo que plantean es un modelo productivo de concentración, fundamentalmente de las tierras, lo que representa un proyecto para el que ya no necesitan del Inta”. Y, asimismo, alertó que con la profundización de ese diseño, “seguramente la Agricultura Familiar es la que va a ser más afectada”, denunció Galván y comparó que “esto es como lo que hacen con el Garrahan donde atacan a los más vulnerables”. Al tiempo que detalló que en este caso apuntan “contra más de 150 mil productores que son aquellos a los que el Inta, de una manera u otra, los ayudaba en el proceso de planificación y asistencia técnica para su producción”.
Básicamente al hablar de Agricultura Familiar, entre otras cosas, de lo que se habla son de pequeñas y medianas unidades productivas que generan trabajo, alimentos de calidad que solucionan el abasto de una enorme cantidad de localidades de todos el país y que de esta manera hacen un invalorable aporte al desarrollo de las economías regionales.
Sin embargo, lo poco que se había podido avanzar desde lo institucional comenzó a ser borrado con la llegada de Milei a la presidencia cuando, de un plumazo, en marzo de 2024 el Ministerio de Economía eliminó el Instituto de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena y con el Consejo Nacional de Agricultura Familiar, lo que implicó además el despido de novecientos trabajadores que lejos de ser ñoquis, son técnicos altamente calificados para lo que hacían: asistir a alrededor de 250 mil pequeños productores en todo el país.
Pero hablar de Agricultura Familiar, también significa hablar de arraigo, por lo que las consecuencias que trae la destrucción de este sector no sólo son económicas y productivas, sino también (y sobre todo) sociales. “Esto es la eliminación de miles de puestos de trabajo a lo largo y ancho del país”, sostiene Galván quien añade que también implica “enterrar la posibilidad de tener soberanía alimentaria”, ya que “no se podrán producir alimentos de calidad y en cantidad necesaria como para abastecer a los mercados locales”.
Asimismo, el dirigente agrario del Chaco aseveró que “si logran concretar esto, otra consecuencia va a ser la migración de miles de jóvenes pequeños productores campesinos hacia las grandes ciudades”, puesto que frente a esta situación “se van a tener que ir del campo”.
Así las cosas, Toto Galván anticipó que “esos campos a la larga van a quedar desolados para que sigan engordando los bolsillos de quienes ya concentran la mayor parte de la tierra, que son grandes empresas agrarias multinacionales”.
Por lo que, sin dudarlo, hizo hincapié en que resulta imperioso superar la desarticulación que actualmente presenta la resistencia al modelo que desde lo institucional encabeza Milei. “Nuestras luchas vienen siendo parceladas y esto los beneficia a ellos”, lamentó tras lo que insistió con que “es tiempo de unir al campo popular para dar una respuesta conjunta, porque hoy es contra el Inta, pero van por todo y entonces la respuesta que tenemos que dar como pueblo, debe ser una lucha en unidad de todos los que sufrimos las consecuencias de esta política fascista”. Y es por esto que el titular de los Campesinos Poriajhú, finalizó remarcando que, “entonces, es vital la construcción de una alternativa política que no se quede sólo en el plano electoral”, por lo cual el resultado que tenga esta historia “va a depender de nosotros, de nuestra capacidad como pueblo para poder resistir, organizarnos y luchar”.