Esto lo asevera en el Día de los Trabajadores Mario Alderete, quien además reflexiona sobre la coyuntura que viven nuestro país y el planeta, atravesados por la crisis del sistema capitalista que se vuelve cada vez más agresivo y criminógeno. “Debemos intensificar la unidad sin perder la independencia y la identidad, pero impulsando una plataforma común”, recalca el veterano dirigente del Partido Comunista.
La convocatoria realizada por la CGT junto a las dos CTA y la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular fue contundente en Ciudad de Buenos Aires donde se marchó hacia el Monumento al Trabajo, pero también en diferentes puntos del país. Y en todos los casos, la jornada contó con un particular protagonismo de las columnas del Partido Comunista, La Fede, el Movimiento Territorial Liberación y la Corriente Nacional Agustín Tosco.
La jornada también presentó un fuerte operativo policial que no pudo evitar que los trabajadores jubilados, entre ellos los integrantes del Movimiento Jubilados Liberación, estuvieran presentes en la marcha principal, pero también que se movilizaran un poco más tarde hacia el Congreso Nacional para llevar adelante la tradicional ronda de los miércoles.
Así las cosas, ayer fue un día de lucha, pero también propicio para la reflexión sobre la etapa que vivimos atravesada por un sistema capitalista que, inmerso en su propia crisis, saca lo peor y más criminógeno de sí para agredir a la clase trabajadora. Y para pensar sobre estas cosas, una mirada más que autorizada es la de quien durante varios años fuera secretario Sindical del Partido Comunista, Mario Alderete, quien además posee una vasta trayectoria militante en el PC y dentro del universo sindical.
—El de este año es un Día de los Trabajadores muy particular a raíz de las circunstancias que lo rodean con un gobierno nacional que no para de atacar al universo del trabajo…
—Lo primero y principal que hay que decir es que hay una crisis civilizatoria del capitalismo, que de la única manera que trata de subsistir es intensificando la explotación de todos los trabajadores que están sometidos al sistema capitalista. Y que lo hace para concentrar aún más la riqueza en pocas manos, pero esto también significa inmediatamente la expulsión del trabajo de millones de trabajadoras y trabajadores que viven de su salario que, a su vez, está atrasado con respecto al costo que ha adquirido la vida. Pero sin embargo, en su voracidad, al capitalismo ya no le alcanza con pagar bajos salarios ni tampoco con la modificación de las leyes jubilatorias, algo que empuja todavía más a que los viejos nos muramos sin tener la debida asistencia que corresponde.
—La clase capitalista corre para adelante pero siempre quiere más…
—Sí y entonces juntando todo eso es que el capitalismo intenta salir de la crisis y, para eso, donde puede domina no sólo políticamente, porque para garantizar esa dominación también tienen que someter a los diversos pueblos a una sumisión que es hasta de carácter militar.
Eso a su vez lleva o intensifica la posibilidad de una nueva guerra a escala global, porque a la clase capitalista no le importa seguir matando personas en su afán por tratar de enriquecerse. Y del otro lado de la moneda estamos los pueblos, organizándonos no sólo para resistir, sino para crear otro sistema que permita efectivamente que la humanidad pueda sobrevivir en un mundo que ha cambiado por las características de la producción, pero también en lo que hace a la ciencia y a las nuevas tecnologías que influyen en la aplicación de nuevos métodos trabajo.
—Y en ese mundo Argentina está gobernada por Javier Milei…
—En términos generales esa es la situación que tenemos en el mundo y el gobierno actual está en correspondencia con eso, pero más aún, sirve abiertamente a esos tipos de intereses y objetivos, y por eso está sometiendo al pueblo a la situación a la que nos está llevando, sobre todo a los sectores más humildes. Aunque también sus políticas comienzan a afectar seriamente a otros sectores llamados por ellos de las clases medias. Pero como eso sólo no garantiza la seguridad en cuanto al dominio que pretenden, el sistema está apelando a medidas de carácter militar y no es una casualidad la frecuencia con que visitan nuestro país personajes como Laura Richardson y ahora su sucesor al frente del Comando Sur de EE.UU., Alvin Holsey, con un Milei que acepta la presencia de militares estadounidenses en Argentina y la construcción de una base de la Otan cerca de Ushuaia, entre otras tantas cosas.
—Y como si esto fuera poco, ahí está el acuerdo que Milei suscribió con el FMI, que en la práctica entrega el manejo de la economía de nuestro país al Fondo y particularmente a EE.UU.…
—Así es. Los acuerdos con el Fondo persiguen esos objetivos. Y en todos los casos se trata de vías que son utilizadas para intentar la consolidación de un sistema capitalista que está en crisis. Y, además, desde el punto de vista político, hay hacia adentro del propio sistema una crisis por la hegemonía lo que vuelve a este panorama mucho más peligroso.
—Volviendo al orden local. En lo que la va de la Presidencia Milei vimos mucha dispersión hacia dentro del universo de los trabajadores…luchas dispersas que no terminan de consolidar un frente homogéneo que resista y sea capaz de pasar a la ofensiva…
—Coincido con esa caracterización: esa es la situación objetiva político-social-económica que tenemos actualmente en el país. Siempre la división del campo popular trae peligros, pero en este caso eso se intensifica porque por un lado aparecen cada vez más nítidos sectores de campo organizativo de los trabajadores, como son dirigentes de algunos sindicatos de la CGT, que en lugar de organizar el combate están en permanente diálogo con el gobierno. Todo esto evita la profundización de la lucha y la unidad de los sectores obreros y populares.
Con todas las agresiones que viene realizando desde que asumió el gobierno nacional, todavía no conseguimos unir a las tres centrales de trabajadores. Pero además existe una especie de temor en grandes sectores…yo la viví y había mucha más disposición objetiva y subjetiva a la organización y a la lucha durante la crisis de 2001 que en la de ahora. Y, a mi juicio, esta crisis es aún más intensa que lo que fue aquella.
Pero sin embargo persiste esta dispersión, aunque en algunos lados se avanza en niveles de organización que se construye al margen de las conducciones en las que muchas veces se desconfía. Y entonces en algunos lugares crecen niveles de organización, pero sin privilegiar la necesidad de unidad que es imprescindible. Y en otros casos lo que prima es la disputa por saber quién va a dirigir en un contexto en el que es tan grave la crisis y ha crecido tanto la desocupación y la miseria.
—¿La crisis también alcanza a los liderazgos?
—Hay una falta de una verdadera conducción de carácter clasista, ya no digo revolucionaria, sino clasista, que sea capaz de pararse objetivamente contra este gobierno. Por eso también es que nosotros, bajo el concepto de unidad y disputa, debemos seguir impulsando esta idea de que hay que fortalecer la unidad mientras disputamos, no sólo hegemonía, sino la determinación de cuáles son los objetivos verdaderos que se deben perseguir.
—En ese escenario y aunque parezca de manual decirlo, lo del centro coordinador de todas las luchas se presenta como una tarea urgente y es una construcción que difícilmente pueda provenir de otro lado que no sea el sindicalismo de liberación…
—Completamente de acuerdo. Y esa debe ser la línea que tenemos que aplicar y llevar adelante todos los que pertenecemos a Partido Comunista. La clave está en el concepto de unidad y disputa, intensificar la unidad, ampliar el campo de la unidad con diversas fuerzas sin perder la independencia y la identidad, pero impulsando una plataforma común y, por lo tanto, haciendo crecer no sólo la organización, sino también a la tendencia a la unidad. Mejor dicho, esto es llevar a la práctica lo que se dice en diversas propuestas o ideas de varios movimientos. Porque la unidad se debe construir y esa es una tarea.
—¿Cuál es el mensaje a la militancia que hace un veterano militante comunista que, como usted, tiene el cuero curtido en tantas luchas sindicales, durante épocas tanto o más difíciles que la actual?
—Lo primero es que cada compañero del movimiento obrero en sus respectivos sindicatos tiene que marchar a la ceración y fortalecimiento de la Corriente Nacional Agustín Tosco. Y con esa fuerza material, las ideas que debe militar son las de fortalecer lo nuestro, para construir una unidad que ser amplia para poder enfrentar el panorama que tenemos. Pero junto con eso, debe estar presente la disputa por los verdaderos objetivos que deben perseguirse, que no se agotan sólo en la lucha por las reivindicaciones inmediatas, sino que deben partir de poder explicar y comprender que las raíces de esta situación terrible que vivimos como clase trabajadora, están en el sistema que nos gobierna, que es el sistema capitalista.