Israel y Hamas acordaron un alto al fuego de cuatro días y el intercambio de cincuenta de los rehenes israelíes por alrededor de un centenar de prisioneros palestinos.
Con la mediación de Qatar, Israel y Hamas acordaron una tregua de cuatro días en la Franja de Gaza y el intercambio de cincuenta de los rehenes israelíes por alrededor de un centenar de prisioneros palestinos. El acuerdo que fue aprobado por el gobierno que encabeza, Benjamin Netanyahu, resultó celebrado por los familiares de los rehenes, pero repudiado por la ultraderecha israelí aliada al premier. Y además se trata del mayor avance diplomático desde que estalló este capítulo del conflicto con el ataque de Hamas del 7 de octubre sobre territorio del Estado de Israel. Pero también en momentos en que la reacción israelí devastó gran parte de la Franja de Gaza, al tiempo que se extendió a los territorios palestinos de Cisjordania y amenaza con propagarse por toda la región con ataques israelíes a Líbano y Siria, pero también reacciones por parte de Hezbollah y las fuerzas irregulares hutíes que actúan desde Yemen. Precisamente sobre esta posibilidad advirtió el Partido Comunista Iraquí (PCI) que tras reclamar un “alto a las bárbaras masacres del ejército de ocupación israelí en Palestina” que, denunció, “tienen lugar mientras Washington y sus aliados occidentales están en connivencia con Israel, impidiendo una decisión de lograr un alto el fuego inmediato”.
Y, en este sentido, indicó que “estas masacres son una mancha de vergüenza en el rostro de quienes continúan cometiéndolas, apoyándolas y guardando silencio sobre ellas”, porque “la sangre de las víctimas inocentes seguirá siendo una prueba condenatoria de la barbarie de las fuerzas de ocupación sionistas y de la vergonzosa complicidad por parte de los países occidentales, especialmente EE.UU., Gran Bretaña, Alemania, Francia y otros”.
Por lo que recalcó que “estos crímenes bárbaros deben cesar de inmediato y la postura árabe e islámica debe activarse en forma de medidas concretas para presionar y detener esta guerra sucia contra el pueblo palestino”. Y añadió que esa posición también tiene que se adoptada por los países árabes que normalizaron sus relaciones con Israel, a los que instó a expulsar a los embajadores israelíes”. “Los países árabes e islámicos deben utilizar todos los medios económicos y políticos que tengan para salvar al pueblo de Palestina de esta guerra genocida que ha superado lo que hicieron los nazis y los fascistas”, resaltó el PCI y fue claro cuando hizo hincapié en que la ONU “está obligada a detener este genocidio”.