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Vie, Abr
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El partido político de los ex presidentes Calderón y Fox, recibió a Vox en el Congreso de México, para rubricar la Carta de Madrid. Desde ese país, el Partido Comunista fijó su postura.

“Aunque el documento refleja muchas confusiones e interpretaciones maniqueas propias del anticomunismo, y es resultado de la mentira y la perversión de la historia, sí expresa el instinto de clase de la burguesía al reconocer al comunismo como su antagonista”, recalcó el Partido Comunista de México (PCM), al referirse a la adhesión del Partido Acción Nacional (PAN) a la Carta de Madrid.

Cabe señalar que el PAN es el partido que gobernó México durante los primeros doce años de este siglo. El mes pasado, el Grupo Parlamentario del PAN invitó oficialmente a una delegación de la fuerza que representa a la ultraderecha de España, Vox para suscribir en el recinto del Congreso la Carta de Madrid, que es un documento de naturaleza anticomunista, que promueve ideas reaccionarias y de tipo fascista.

Esa vez un grupo de catorce senadores y tres diputados federales de las bancadas del PAN, recibieron al titular del partido Vox y de la Fundación Disenso, Santiago Abascal, con quien firmaron la Carta Madrid “para hacer frente al avance del comunismo”.

Después de ese encuentro, Abascal viajó a Perú donde se entrevistó con la titular de Fuerza Popular, Keiko Fujimori y otros dirigentes de ese espacio, así como a Colombia para mantener una reunión con el ex presidente Álvaro Uribe.

Durante la gira, Abascal repartió las tarjetas de invitación para el Congreso del Foro de Madrid que va a celebrar próximamente la fundación que preside “para hacer frente al crecimiento del comunismo en Iberoamérica”.

Vale citar que este espacio reúne a fuerzas políticas, sociales y referentes del espectro que va de la derecha hacia la ultraderecha, que comparten la idea de que “el avance del comunismo supone una seria amenaza para la prosperidad y el desarrollo de nuestras naciones, así como para las libertades y los derechos de nuestros compatriotas”, por lo que “la defensa de nuestras libertades es una tarea que compete no solo al ámbito político, sino también a las instituciones, la sociedad civil, los medios de comunicación”.

Entre quienes suscriben a esta postura, figuran el diputado federal de Brasil, Eduardo Bolsonaro, la coordinadora de Vente Venezuela, María Corina Machado y Roger Noriega, quien fuera embajador de EE.UU. ante la OEA, así como la inefable Hilda Molina y el mexicano Eduardo Verástegui, que fue asesor de la Iniciativa de la Casa Blanca para la Prosperidad Hispana que impulsó la Presidencia Trump.

Paradójicamente, otro de los integrantes de este equipo de defensores de la libertad no puede gozar de ella desde hace cuatro meses cuando fue detenido en Washington, acusado de formar parte de otro equipo, en este caso, dedicado al soborno y el lavado de dinero.

Se trata de Arturo Murillo, quien fuera ministro de Gobierno durante el período en el que Jeanne Añez usurpó la Presidencia de Bolivia, tras el Golpe de Estado perpetrado durante octubre de 2019.

Esta runfla también tiene entre sus filas a varios argentinos entre ellos los diputados por Juntos por el Cambio Carla Piccolomini, Norberto Schiavoni, Pablo Torello, Waldo Wolff, Alberto Assef y David Schlereth, como asimismo José Luis Espert y Javier Milei.

 

Anticomunismo

 

“El anticomunismo es manifestación de las clases dominantes que reaccionan al progreso de la historia, al desarrollo de la lucha de clases en la época histórica en que vivimos: la de la transición del capitalismo al socialismo”, destacó el PCM y recordó que “el anticomunismo no se limita a la propaganda y a la tergiversación de los hechos, sino que acompaña esto con ataques a la clase obrera y a sus derechos”.

Tras lo que advirtió que, durante las últimas tres décadas, “el anticomunismo viene en aumento sobre la base de las reaccionarias tesis de la equiparación del comunismo y el fascismo, de los ‘totalitarismos’, posiciones que elevadas a ideario político han permitido que en la Unión Europea se criminalice a los partidos comunistas y se busque ilegalizarlos”.

Y es a partir de esas posturas, que las presidencias encabezadas por Vicente Fox y Felipe Calderón “fomentaron, en alianza con el entonces presidente de Colombia, Álvaro Uribe, la persecución jurídica y política en contra de cuadros del PCM y, a través de instrumentos anticomunistas como el paramilitarismo, se asesinó a tres cuadros del Partido y se secuestró y desapareció a otro cuadro”.