Sidebar

[Offcanvas] Navegación superior

27
Sáb, Abr
88 New Articles

Mundo
Typography
  • Smaller Small Medium Big Bigger
  • Default Helvetica Segoe Georgia Times

“Si al derecha necesita desatar una ola de sangre lo va  hacer”, aseveró desde el Partido Comunista del Ecuador, Bruno Soria, al advertir acerca de qué se esconde detrás del crimen de Fernando Villavicencio.

Ecuador atraviesa momentos de conmoción por el asesinato del candidato presidencial del movimiento de centro Construye, Fernando Villavicencio. El político, acérrimo opositor al ex presidente Rafael Correa, fue atacado a balazos cuando abandonaba un acto en el norte de Quito después de encabezar un mitin de campaña y el homicidio quedó registrado en un video que filmó uno de sus seguidores. Poco antes había recibido una amenaza de un cartel narco.

El periodista de 59 años era uno de los ocho aspirantes a la jefatura de Estado ecuatoriano en las elecciones generales anticipadas que se realizarán el domingo 20 de agosto. Su asesinato, que se da en un momento en que este país sufre una escalada de violencia por la acción de bandas criminales, generó el repudio del resto de los candidatos y desde todo el arco político.

Villavicencio se movilizaba con protección policial ante amenazas que había recibido semanas atrás. En las horas previas, agentes especiales investigaban la posibilidad de que hubiera un artefacto explosivo en el coliseo de una unidad educativa en la que se iba a presentar. Todo apunta a que este crimen responde a un intento para forzar a que se detenga el proceso electoral. Y, en este sentido, vale recordar que no hace mucho fue asesinado el alcalde la ciudad de Malta, Agustín Intriago, cuando visitaba una populosa barriada de esa ciudad portuaria.

Casi todo lo que rodea al asesinato de Villavicencio huele a podrido. El sicario que le disparó fue detenido y al día siguiente apareció muerto en la celda en que estaba alojado. Sobre esto, las autoridades policiales aún no se pronunciaron.

“La intención que tiene quienes están detrás de todo esto, es suspender las elecciones y lo hacen como un mecanismo para bloquear el triunfo de los sectores populares”, alertó desde el Partido Comunista del Ecuador (PCE), Bruno Soria, quien no dudó en afirmar que “si la derecha necesita desatar una ola de sangre lo va hacer”.

Vale mencionar que varias encuestas coinciden en que la candidata del correísmo, Luisa González, tiene serias posibilidades de ganar en primera vuelta, mientras que detrás de ella, en las preferencias se ubicarían las postulaciones de dos candidatos de derecha, Jakku Pérez y el asesinado Villavicencio, así como el ex vicepresidente Otto Sonnenholzne, a quienes Soria definió como “los candidatos del poder”, aunque aclara que “la ultraderecha descarta lo que no le conviene, porque Villavicencio no era de las elites”.

Así las cosas, el PCE se sumó al repudio del asesinato de Villaviencio y rechazó cualquier intento de suspender el proceso electoral, así como la intención de utilizar el estado de violencia y crimen con el propósito de justificar un golpe de Estado de “civiles y militares”.

Asimismo, dijo que es preciso que el Estado desmantele todos los carteles narco locales e internacionales que operan impunemente en el país con la complicidad de altos cargos gubernamentales vinculados a la CIA. Y sostuvo que para hacerlo es preciso avanzar en la “unidad de todas las fuerzas democráticas progresistas y revolucionarias contra el crimen y el rescate del gobierno nacional para el pueblo”.

Este es un punto clave para comprender qué pasa ahora mismo en Ecuador y así lo recalca Soria cuando señala que “la ultraderecha está detrás de esta ola de violencia”, pero también cuando advierte que “hay una campaña por la que se busca culpar al correísmo por la muerte de Villavicencio” que intenta aprovechar “la situación de shock que hay en todo el pueblo ecuatoriano”.

 

¿Colonizados o fallidos?

 

El crimen de Villavicencio trae a la memoria otros hechos similares que se sucedieron en nuestra región como los asesinatos de Luis Donaldo Colosio y Luis Carlos Galán, ambos perpetrados durante la última década del siglo 20 en México y Colombia, pero también el crimen del candidato de la Unión Patriótica colombiana, Bernardo Jaramillo, perpetrado durante 1990.

El factor común de estos asesinatos se puede encontrar en que las víctimas fueron dirigentes que tenían posibilidades de acceder al Gobierno y que, cada quien a su manera, planteaban posturas que cuestionaban a estructuras de poder que llevaron a que Colombia y México estuvieran al borde de convertirse en lo que Noam Chomsky define como estados fallidos.

¿Acaso está Ecuador en peligro de llegar a ese borde? “Ecuador es un Estado colonizado, no fallido”, reflexionó Soria a la hora de analizar el momento que atraviesa su país y añadió que “al decir Estado fallido, se justifica la invasión norteamericana como está sucediendo en Perú, porque nos están llevando a la política del Gran Garrote”.

Y, en este sentido, hizo hincapié en que “con el pretexto de que Ecuador no pueda gobernarse por sí mismo, ése les será un argumento para una intervención”, tras lo que relató que los carteles narco controlan cárceles y áreas de la policía que “han sido cooptadas”.

Desde que Lenin Moreno se convirtió en presidente en 2016, traicionando al movimiento que lideraba Rafael Correa, empezó una acelerada aplicación de políticas neoliberales y relaciones carnales con EE.UU. Uno de los pilares de su discurso fue el punitivismo, algo que encuentra mucha similitud con aquello que pregona en Argentina el universo de representación política de derecha.