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Marco Rubio y Luis Almagro - Crece la hostilidad contra la Revolución Bolivariana. Un análisis exhaustivo del periodista, politólogo y analista internacional Tony López.

En entrevista a la cadena Univisión de Miami, el senador republicano Marco Rubio afirmó que “la situación en Venezuela ya es insoportable y que una intervención militar de EE.UU. es viable”. Explicó que “la estampida de venezolanos a países vecinos pone en peligro la seguridad de estos países y es necesario actuar para solucionar la crisis humanitaria, provocada por el gobierno de Maduro”.

Con temeraria desfachatez dijo que “Maduro está rodeado de narcotraficantes y corruptos y debe actuarse rápido porque debe estar gestionando ante Vladimir Putin aviones de guerra y otros armamentos y EE.UU. no puede aceptarlo porque pone en riesgo la seguridad de EE.UU.”.

Agravan estas declaraciones el dar a conocer que el 28 de agosto sostuvo conversaciones con el Asesor de Trump, John Bolton, en la Casa Blanca y en dicho encuentro se abordó el tema de Venezuela, dijo que “lo conversado no podía comentarlo por razones de Seguridad Nacional, pero añadió que había que tomar en cuenta que el presidente Trump no anuncia lo que va hacer sino que lo ejecuta”.

Estas declaraciones de Rubio no deben ser tomadas a la ligera, una amenaza de ese tamaño, dicha por un senador estadounidense, que ha dedicado su trabajo en el Congreso y fuera de él, a conspirar contra el Gobierno y el pueblo venezolano  desde hace varios años, al igual que lo ha hecho contra Cuba, y dando a conocer una noticia como esta  puede que tenga una base sólida, porque todo lo que desarrollan desde 2016 contra Venezuela, con la declaración de Obama de que Venezuela constituía una amenaza para la Seguridad de EE.UU., la aprobación y puesta en práctica del Plan Maestro, cuya ejecución se ha venido cumplimentando a pie juntilla, como han sido las sanciones, las guarimbas, el desabastecimiento de alimentos y medicinas, la falsa campaña mediática para desprestigiar a líderes y dirigentes políticos acusándolos de corruptos y narcos, y crear la matriz de opinión de que en este país reina el caos. Las presiones del titular de la OEA, Luis Almagro, para aprobar la injerencista Carta Democrática fracasó en las reuniones del Consejo Permanente en Washington y Cancún.

Almagro se dedicó a conspirar con sus aliados en Suramérica y con la oposición venezolana para organizar y promover el éxodo masivo de venezolanos hacia  Perú, Brasil y Colombia y que estos países se prestaran a recibirlos, uno de los puntos del Plan Maestro para presentar que en Venezuela hay una grave crisis humanitaria y representa un peligro para sus vecinos. Este escenario montado artificialmente es el punto principal de la visita del jefe del Pentágono en la agenda con los militares de esos países. Culminada esta parte del Plan por parte del Gobierno de Trump, aparece Marco Rubio y anuncia que no hay otra solución que la intervención militar. Después, el empleado del Departamento de Estado a cargo de la OEA convoca una reunión extraordinaria del Consejo Permanente para considerar la crisis migratoria originada por la situación en Venezuela.

Es burda la operación preparatoria para la intervención militar de EE.UU. en Venezuela, criminal plan que se prepara para apoderarse de las riquezas minero energéticas de Venezuela, aunque haya que asesinar a miles de venezolanos, como sucedió en Irak.

Solo que Venezuela no es Irak, ni tampoco la coyuntura política actual en América del Sur, cuyos países pueden verse afectados por una guerra en la tierra del Libertador, especialmente Colombia, Ecuador, Brasil, Argentina, Perú y Chile, el escenario de guerra puede traspasar la fronteras, pues un ataque militar desde cualquiera de estos países, deja las manos libres al gobierno de Maduro, que en uso del derecho a su defensa, responda también con sus armas. El Gobierno de Iván Duque no debe olvidar que en las fronteras colombo-venezolana, hay  miles de guerrilleros que se convertirán en las fuerzas de apoyo a Venezuela desde la retaguardia y con la aplicación de la guerra irregular. Precisamente, la solicitud de EE.UU. a los gobiernos de Uribe y Santos era buscar el desarme de la guerrilla de las Farc-EP, lo cual consiguió y su lema y orientación a la delegación presidida por Humberto de la Calle cuando emprendieron conversaciones en La Habana, fue vayan y “sáquenla barata” y así fue, desarmaron a las Farc y hasta ahora incumplieron un 80 por ciento de los Acuerdos de Paz, colocando a esta fuerza en indefensión y víctima de un engaño descarado del anterior gobierno que lo desacredita y sienta un mal precedente para el nuevo Gobierno y el Estado colombiano ante la Comunidad Internacional, qué crédito y garantías tienen la ONU, la UE y los países que sirvieron de garantes, testigos y observadores de dicho proceso para que honren  los acuerdos. En Colombia la guerra continúa y es falso que exista un clima de paz como evidencian los impunes crímenes contra la población y líderes sociales, pero  tampoco se logró un acuerdo con el ELN, el EPL ni los paramilitares que lejos de desaparecer se han fortalecido.

Pero lo que no previeron es que varios Frentes Guerrilleros no tragaron entero  y no se desmovilizaron, tampoco han tenido en cuenta las fuerzas guerrilleras del ELN y el EPL que operan en la zona,  así como el gran descontento y malestar dentro de Colombia, un país dividido políticamente y en graves confrontaciones sociales, que incluyen las desigualdades, impunidad, corrupción y cientos de asesinatos contra líderes sociales, todo lo cual es un ingrediente para volver a la guerra. Un conflicto militar contra Venezuela desde Colombia, puede peligrosamente extenderse a campos y ciudades y entonces los citadinos sentirán  el rigor de una guerra que en definitiva no les compete. Si EE.UU. está tan interesado en apropiarse de las riquezas venezolanas, como hizo en Irak, Libia y Afganistán, que usen sus fuerzas y que paguen el costo de lo que puede ser una cruenta guerra en América Latina. Venezuela no es Panamá.

De acuerdo a las declaraciones del senador Marco Rubio y la  inmediata respuesta del Secretario de la OEA Luis Almagro, al convocar al Consejo Permanente de la OEA para el miércoles 5 de septiembre, cuyo objetivo es considerar la crisis migratoria en Venezuela y obviamente presionar para aprobar la aplicación de la infame Carta Democrática, si ella se aprobara, para lo cual  usarán todos los métodos entre ellos comprar votos con los 84.8 millones que aprobaron para el 2018,  el soborno y extorsión, como ocurrió con Cuba en la década del 60, así le quedaría el camino abierto a la intervención humanitaria con  el respaldo de los países que voten favorablemente. Esperemos que haya valentía y claridad en lo que pueda significar una decisión de esa naturaleza. Trump  necesita un escape a la grave crisis interna que tiene su gobierno y que está urgido y necesitado de ganar las elecciones de medio término. El inicio de una guerra contra Venezuela puede ser la fórmula para impedir una derrota electoral y por lo tanto el juicio político que amenazan los demócratas en el Congreso, esta es una de las razones para que el conflicto armado  anunciado por el senador Rubio pueda iniciarse antes de noviembre.