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La FIFA y el COI (Comité olímpico Internacional) sancionaron a Rusia tras el avance militar del kremlin contra Ucrania. No podrá jugar el mundial de Catar y no se le permite exhibir ninguna bandera nacional rusa ni la interpretación de su himno. 

Tras el avance militar ruso sobre tierras ucranianas, el COI, presidido por el alemán Thomas Bach, solicitó a las federaciones “reubicar o cancelar eventos deportivos en Rusia”. En ese marco, desde el COI llamaron a "que no se exhiba ninguna bandera nacional rusa o bielorrusa ni se interprete ningún himno" en los eventos deportivos. 

Por otro lado, la FIFA y la UEFA decidieron de forma conjunta suspender a todas las selecciones nacionales y clubes rusos para participar en las competiciones de ambas hasta nuevo aviso, lo que implica la exclusión de Rusia del Mundial de Catar 2022, para el que debía jugar con Polinia una de las tres plazas europeas que aún quedan para el Mundial. Los polacos ya se habían negado a presentarse por el conflicto. 

El cortar relaciones económicas  con Rusia por parte de varios países de Europa también se vio en el futbol, ya que tras retirar la sede de la final de Champions a San Petersburgo, la UEFA decidió esta semana romper su contrato con el gigante gasístico Gazprom, cuyo propietario mayoritario es el Estado ruso. 

El precedente de una sanción parecida se produjo el 1 de octubre de 1992, cuando la FIFA anunció la expulsión de Yugoslavia de la fase de clasificación para el Mundial de EEUU 1994, como consecuencia de las sanciones contra Serbia y Montenegro que impuso la ONU por el conflicto de los Balcanes y que ya antes le había dejado fuera de la Eurocopa 92, en la que Dinamarca, que ocupó su plaza, se proclamó campeona. 

Las sanciones deportivas a Rusia por parte de la FIFA y el COI son una muestra más de que el discurso de “no politizar el deporte” se usa cuando le conviene a occidente. Aquí se abren varios interrogantes.  ¿Porque estos organismo sancionan a los deportistas rusos cuando ellos no son quienes toman las decisiones política de su país? 

“¿Por qué todo el mundo grita junto que el deporte y la política no deben mezclarse pero, a la primera ocasión, cuando se trata de Rusia, se olvida completamente ese principio?",  algo que también se preguntó el jugador del Zenit San Petersburgo y capitán de la Selección Rusa de Futbol Artem Dzyuba. 

 

La doble vara con las invasiones y las violaciones a los derechos humanos 

 

Por acción o por omisión, la FIFA y el COI se han caracterizado a lo largo de su historia por tomar posicionamientos en beneficio de las potencias imperialista como EEUU, Inglaterra, Francia, Israel;  en muchos de los conflictos geopolíticos a partir de la segunda guerra mundial en adelante. 

Vale mencionar que el fútbol sólo paró en dos ocasiones: Los mundiales de 1942 y 1946 no se disputaron, a causa de la segunda guerra Mundial. Sorprendentemente, o no tanto,  el primero de éstos estuvo a punto de celebrarse en la Alemania de Hitler. 

Por otro lado, en 1978, mientras la última dictadura militar desaparecía, torturaba y mataba a miles de personas, la FIFA organizó el mundial en Argentina. El 14 de junio de 1982 finalizó la Guerra de Malvinas que dejó un saldo de 650 argentinos y 255 ingleses muertos. 

Un día antes comenzaba a disputarse el Mundial de España en el que estaban presentes Inglaterra y Argentina. Por su puesto jamás hubo un gesto hacia el reconcomiendo de la soberanía argentina por Malvinas 

En los últimos años, Estados Unidos realizó operaciones militares oficialmente en Afganistán, Irak, Siria, Yemen, Somalia, Libia, Nigeria. Y la lista de regiones bombardeadas históricamente es interminable. Nunca fue sancionado por la FIFA y de hecho ese país organizó el mundial de 1994 mientras unos meses antes invadían Somalia y unos después Haití. También, el genocidio contra la población palestina por parte del gobierno sionista de Israel es una prueba del silencio que guardan la FIFA y el COI. 

Sin embargo, en el mundo del deporte hay protagonistas que han levantado la voz y dejaron expuesta la doble vara que está atravesando a las federaciones deportivas. El futbolista  Ayket Demir que juega en el Erzurumsport de la segunda división de Turquía, fue el único futbolista de su equipo que no quiso mostrar una camiseta contra el conflicto bélico entre Rusia y Ucrania. "Miles de personas mueren cada día en Oriente Medio. No me gusta vestir esa camiseta porque no fue hecha para esos países", argumentó. 

Los intereses geopolíticos  de las potencias occidentales sobre otros  territorios  donde se han violado derechos humanos, impuesto gobiernos y robado sus recursos,  demuestran que, por ejemplo, los lobbys de “Stop Racism” por parte de la  FIFA solo se limitan a situaciones de la vida deportiva.   

De este modo, no son más que un vacío mensaje que se contradice con todas sus posturas a lo largo de la historia de hacer oídos sordos y ojos ciegos  a las atrocidades de las potencias económicas que le son serviles para seguir manteniendo el negocio de la pelota. Todo esto por “no politizar el deporte”. 

En este contexto, es de importancia mencionar  las violaciones producidas contra las población pro rusa en las regiones de Donetsk y Lugansk por parte del gobierno neonazi ucraniano, las cuales son una de las bases del actual conflicto bélico entre Ucrania y Rusia. Esto fue invisibilizado para buena parte la población mundial por  acción de la prensa occidental, sin embargo, jamás hubo ni un leve interés de estos organismos por ver que sucedía en esas regiones. 

No hay que dejar de señalar que el Mundial de este año se realizará en Qatar, un país en el que matan homosexuales por su elección sexual o donde por ejemplo Paola Schietekat, una economista mexicana, denunció haber sido víctima de un abuso sexual y en vez de castigar al agresor, la condenaron a ella a recibir 100 latigazos y a cumplir una condena de 7 años de prisión. 

A su vez,  son innumerables las denuncias en los últimos cuatro años por la precarización laboral que sufrieron los obreros cataríes y los inmigrantes  que trabajaron  en la construcción de los estadios para el mundial, donde murieron más de 500 trabajadores. 

La impunidad con las que pasan desapercibidas  para la FIFA las violaciones a los derechos humanos de las potencias  sultánicas  como Catar o Arabia Saudita, dueños del capital concentrado de gran parte de medio oriente,  solo se explica gracias a las excéntricas millonadas que aportaron al organismo desde las épocas Joseph Blatter hasta la actualidad con Gianni Infantino, y las posibilidades de nuevos negocios que le abrió a esta organización. 

La lógica de los posicionamientos geopolíticos la FIFA y el COI no son una causalidad. En el marco del actual conflicto, ha sido muy notorio como la desgastada relación de la Unión Europea con la Federación Rusa y el gobierno de Vladimir Putin influyeron en la censura masiva a federaciones, empresas y deportistas que estén ligados a Rusia. 

Así como se usa el deporte para tapar diversos conflictos políticos ya sea a nivel nacional o internacional, en este caso,  las potencias occidentales  lo han usado como elemento de censura y de advertencia para proteger sus intereses económicos y políticos contra la Federación Rusa. 

Sin duda, esto marcara un antes y un después en la historia de las sanciones deportivas, ya que estas medidas no son nada más que un intento de aleccionar a quienes no estén alineados con los intereses del capitalismo occidental o que interfieran con los mismos.