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Quedó libre después de convencer al tribunal que no podía enfrentar un proceso penal por crímenes de lesa humanidad. Se fue de farra y ahora Gustavo Ramón de Marchi está en arresto domiciliario.

Gustavo Ramón de Marchi estaba en libertad, porque pudo convencer al Tribunal Oral Federal (TOF) de San Juan de que no estaba en condiciones de enfrentar el proceso penal que podría haber desembocado en su tercera condena a perpetua por los crímenes de lesa humanidad que perpetró durante la última dictadura, cuando formó parte del dispositivo represivo que actuó, fundamentalmente, en la provincia de San Juan.

Pero no hace mucho fue descubierto participando de la festichola con la que su cómplice, el también condenado por las mismas razones, Jorge Antonio Olivera, festejó sus Bodas de Oro en una celebración en la que tiró la casa por la ventada, en la que entre otros estuvieron Ramón Palito Ortega y Cecilia Pando (Ver La felicidad ja, ja…ja, ja).

Como consecuencia de la repercusión que tuvo todo esto, al TOF de San Juan no le quedó otra que disponer el arresto domiciliario de De Marchi, pero se aclaró que se trata de una medida que tiene carácter “provisorio”, ya que aún resta hacer pericias que van a determinar como acaba esta historia.

Los prontuarios de De Marchi y Olivera acumulan motivos suficientes como para que cualquier tribunal entienda que, además de ser delincuentes penalmente responsables de haber perpetrado crímenes de lesa humanidad, no tienen ninguna intención de respetar las condiciones de prisión domiciliaria con las que fueron reiteradamente favorecidos.

Y, si para muestra alcanza con algún que otro botón, cabe recordar que ya durante julio de 2013, cuando acababan de ser condenados a perpetua, ambos protagonizaron una rocambolesca fuga del Hospital Militar Cosme Argerich donde estaban internados. Después de eso permanecieron prófugos y, tras ser nuevamente detenidos, pasaron algún tiempo tras las rejas, para volver a sus casas gozando de la prisión domiciliaria que ni siquiera respetan.

Días atrás, un grupo de ex detenidos sobrevivientes de la dictadura, solicitaron al TOF de San Juan que revoque la prisión domiciliaria que beneficia a Olivera y después hicieron lo propio con la de De Marchi. Sobran razones para que el tribunal atienda tal solicitud, habrá que ver si en esta oportunidad y de una buena vez por todas, decide poner a la sociedad a resguardo de estos dos genocidas.