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Vie, Abr
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El Indec difundió el informe de pobreza correspondiente al primer semestre del año y el sector juvenil es uno de los más golpeados.

En medio de una crisis económica profunda, la juventud atraviesa uno de los peores momentos que afecta drásticamente su calidad de vida. Los números son alarmantes, ya que casi el 42 por ciento de las personas de entre dieciséis y treinta años se encuentra en situación de desocupación laboral.

La expansión de la crisis es alarmante y ya no es sólo una problemática de los sectores a los que tradicionalmente el sistema capitalista empuja hacia la pobreza, sino que también se suman en este tiempo, personas que son profesionales poseedores de estudios terciarios y universitarios.

En este contexto, quienes sí pueden insertarse laboralmente, muchas veces no ganan lo suficiente para acceder a la canasta básica y, al casi 42 por ciento que se encuentra en situación de desocupación laboral, hay que sumar el 30,1 que trabaja en relación de dependencia formal e informal y en modalidad autónoma. Mientras tanto, al 12,4 no le queda otra que realizar changas y el 15,6 sobrevive mediante la asistencia que consigue de programas sociales del Estado.

Las diferencias de género también se hacen ver. La situación es más grave para mujeres y disidencias, que mostraron niveles de desocupación del 45,3 y el 40,2 por ciento respectivamente. En tanto, los varones encuestados representaron el 35,6.

Como siempre, quienes más problemas encuentran para acceder al empleo son quienes provienen de hogares en los que los niveles de ingresos son escasos. Los datos que aporta el Indec destacan que entre quienes tienen la suerte de poder conseguir un trabajo rentado, el setenta por ciento lo hace de manera precarizada. Y, en este universo, el promedio salarial no llega a los cuarenta mil pesos mensuales.

“La situación que vivimos como jóvenes es cada vez más preocupante”, señaló Lucia Chelia, quien es secretaria de La Fede de la Ciudad de Buenos Aires, tras lo que no dudó en afirmar que “hay que avanzar concretamente en propuestas para un empleo digno que permitan poder estudiar en condiciones aceptables”, ya que “es cada vez más delgada la línea que separa la posibilidad de elegir entre estudiar y trabajar”.

En este sentido lamentó que a muchos jóvenes, cuando terminan el ciclo secundario, no les quede otra que tener que trabajar en condiciones de precariado. “Venimos alertando que es preciso cambiar el rumbo económico, porque si seguimos así le estamos dejando el camino libre a la derecha para que se consolide en el poder”, aseveró Chelia. 

Y dejó en claro que “a la garantía del bienestar popular la tenemos que poner nosotros, militando de manera más organizada” porque, hizo hincapié, “a esto no lo va a garantizar el Estado ni  las elecciones”.