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Política
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La Cámara de Senadores comenzó a analizar el Proyecto de Ley Bases 2 que envió Diputados. La iniciativa incluye el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones que de acuerdo a lo denunciado por el Grupo de Acción Financiera Internacional, favorece abiertamente el lavado de activos.

Aunque todavía no queda claro si el texto que fue girado al Senado es el mismo que hace una semana aprobó Diputados, la Cámara Alta comenzó ayer a tratar el Proyecto de Ley Bases 2 que, entre otras cosas, incluye el Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (Rigi), punto que pocos días antes fue seriamente cuestionado por el Grupo de Acción Financiera Internacional (Gafi) que, públicamente, hizo saber que de esta manera la Presidencia Milei favorece abiertamente el lavado de activos.

Vale recordar que el Gafi es una institución articulada principalmente por los gobiernos de los países integrantes del Grupo de los Siete (G7), que lo que busca es combatir el blanqueo de capitales, sobre todo de los que provienen y se pueden destinar a la financiación de actividades ilegales como terrorismo, trata de personas y narcotráfico. El Gafi está íntimamente ligado a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ante la que, la semana pasada, por medio de la canciller Diana Mondino, el Estado argentino inició el pedido para convertirse en miembro.

El Rigi “es una puerta de acceso camuflada con visos de legalidad para que capitales provenientes del tráfico de estupefacientes, armas y personas entre otros, ingresen al circuito económico y financiero de la República Argentina sin exigencias reales de licitud de origen y trazabilidad”, alertó el Gafi sobre el proyecto que impulsa Javier Milei y que los senadores deberán decidir si se convierte en ley, tras lo que puntualizó que “organizaciones criminales como los cárteles de la droga, las maras, los tratantes de personas y material genético, de armas o terroristas entre otras, entenderían esta vulnerabilidad legislativa como una ventana de oportunidad para invertir o lavar dinero ensangrentado”.

En síntesis, lo que está diciendo el Gafi, es que la Presidencia Milei quiere convertir a nuestro país en una suerte de Lave-Rap para cuanta banda criminal ande dando vueltas por el planeta (Ver Pedido urgente para San Expedito). Pero también en una cloaca fiscal como la que se puso sobre el tapete cuando salió a la luz el caso de los Panama Papers por el que, precisamente en estos días, se está llevando a cabo un juicio que tiene a 27 personas sentadas en el banquillo, acusadas de integrar una red mundial de evasión fiscal y lavado de dinero.

Fue hace ya ocho años cuando el estudio de abogados Mossack Fonseca apareció en el ojo del huracán, a raíz del descubrimiento de una red de evasión fiscal y lavado de dinero que involucró a personas vinculadas al deporte y el espectáculo, así como a empresarios y políticos, entre ellos quien por entonces era presidente de Argentina, Mauricio Macri.

La existencia de cloacas fiscales es consecuencia del proceso de desmantelamiento de la democracia, que forma parte del destino al que la crisis sistémica del capitalismo empuja al Estado Liberal Burgués. Entonces, la especulación como centro de un sistema socio-económico y político que absorbe los recursos, pone en cuestión el concepto acéptico del capitalismo que pretende que la economía es una actividad dirigida a garantizar el sustento de las personas.

Y, más aún, la idea de que lo mejor que puede pasarnos es que el mercado corporativo se autorregule y funcione autónomamente porque, desde esta particular mirada que entre otros defiende el presidente Milei, de esa manera sería capaz de organizar relaciones sociales, formas de producción y distribución de recursos que garanticen el bienestar.


Un litro de leche

Así las cosas, si prospera la iniciativa y esto del Rigi se convierte en ley, Argentina puede pasar  a formar parte de una extensa red cloacal por la que el sistema capitalista deja escurrir y aprovecha, aquello que formalmente lo avergüenza.

El 33 por ciento del total del dinero “distraído” de todo el planeta está en Suiza, amparado por el secreto bancario. Pero no es ésta la única cloaca fiscal perteneciente a países con regímenes y gobiernos “respetables”. El estado de Delaware es el segundo más pequeño de EE.UU. y brinda refugio a alrededor de 250 mil empresas que buscan en esta jurisdicción offshore corporativa, el resguardo de su legislación que brinda exención de impuestos a sociedades limitadas cuyos titulares sean extranjeros que ni siquiera residan en territorio estadounidense.

En esta nómina también se anota la Corona Británica con sus territorios de ultramar Islas Caimán e Islas Vírgenes Británicas, mientras que a la lista se suman más de treinta guaridas fiscales que compiten por brindar servicios a quienes quieran evitar que el fisco de su país se meta con sus ganancias.

Así, bancos que hacen pocas preguntas, Estados llenos de empresas que mueven miles de millones y sólo son una oficina y un teléfono, suelen ser actores medulares y necesarios de la etapa actual del capitalismo pero, además, definen de qué va este sistema.

Pero volvamos a lo que pasaba algunos años atrás. Cuando comenzaba a apagarse el ruido que provocó la aparición de los Panama Peapers, se conoció otra filtración de documentos, los Paradise Papers en los que entre otros aparecía como administrador de una red de sociedades en cloacas fiscales, quien entonces era ministro de Finanzas y Energía, Luis Caputo, que ahora como titular de la cartera de Economía es uno de los autores del Proyecto de Ley Bases 2 que incluye el Rigi.

Ahora legisladores oficialistas y la oposición friendly, aparecen como garantes de una dinámica obscena de concentración de la renta y la riqueza que se pretende profundizar por medio del trípode que integran la iniciativa Bases 2, el Paquete Fiscal y el DNU 70/2023 que si prosperan van a imponer transformaciones regresivas y quizás irreparables en las relaciones laborales, productivas y financieras.

Esto vuelve a exhibir en superficie la insostenible relación entre capitalismo y democracia real, algo que se verifica con este intento de convertir a Argentina en una cloaca fiscal. Y todo en un país en el que el presidente no tiene idea de cuánto tiene que pagar una madre por un litro de leche para que su hijo pueda alimentarse.