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Sus familiares, vecinos y amigos llevaron a cabo un acto para volver a exigir que se juzgue a todos los involucrados en este crimen perpetrado en González Catán.

A tres años de su asesinato, familiares, vecinos y amigos de Lucas Verón llevaron a cabo un acto para volver a exigir que se juzgue a todos los involucrados en este crimen por el que ya fueron condenados el policía bonaerense Ezequiel Benítez, a 21 años y ocho meses de prisión por el delito de matar “en exceso del cumplimiento de sus funciones” a Lucas Verón. Y también su par Cintia Duarte, quien recibió una sentencia de cuatro años como coautora del “homicidio en exceso del cumplimiento del deber”.

El 10 de julio de 2020 Lucas Verón cumplía 18 años y lo festejaba con sus amigos en su vivienda. Junto a uno de ellos, Gonzalo, salió en moto a comprar gaseosas en un kiosco del barrio Villa Scasso, pero en el recorrido se cruzaron con un móvil del Comando de Prevención Comunitaria de González Catán que circulaba con las luces y sirenas apagadas. A bodo iban Benítez y Cintia Duarte, quienes sin dar la voz de alto los persiguieron y dispararon.

“Hasta el día de hoy seguimos exigiendo juicio y castigo a todos los responsables involucrados, que son la cúpula policial de González Catán por encubrimiento y secuestro de víctimas dentro de la dependencia policial y por otro lado, el accionar irregular del fiscal Juan Pablo Tahtagian”, señaló la Liga Argentina por los Derechos Humanos en idéntica dirección de lo que plantean familiares, amigos y vecinos de Lucas.

Es que si Benítez y Duarte fueron llevados a juicio donde resultaron condenados, fue por la perseverancia y lucha de la comunidad del barrio Villa Scasso y de toda La Matanza que es la que ahora volvió a movilizarse. Porque este caso de gatillo fácil conmocionó a González Catán, lo que movilizó a un grupo de organizaciones sociales, políticas, sindicales y de Derechos Humanos entre los que está el Partido Comunista y la Liga, que acompañaron en todo momento a su familia para exigir justicia.

Esta movilización fue fundamental para llevar a los asesinos al banquillo de los acusados ya que, en un primer momento, se pretendió encubrir el crimen. Pero asimismo fue clave para volver a poner sobre el tapete que es preciso hundir el cuchillo a hueso si se quiere modificar la conducta de fuerzas policiales que fueron diseñadas para la represión popular y que, desde entonces, eso es lo que reproducen.

Así lo advirtió en su momento desde el PC matancero José Chapu Urreli cuando sostuvo que este caso “es un eslabón más de la cadena de asesinatos y crímenes que viene cometiendo la policía contra chicos y jóvenes”, algo que “tiene que ver también con la descomposición de una sociedad que se degrada día a día” y está vinculado “con la crisis del capitalismo y los poderes fácticos”. De ahí que “la policía juegue un rol lamentable, porque desde su concepción y formación, se la prepara para reprimir al pueblo en lugar de defenderlo y cuidarlo”.